Tarde de Cali Viejo

Mié, 29/12/2010 - 08:40
Los artistas locales contaron la historia tradicional de la ciudad a través de bellos actos simbólicos. Se plasmaron doscientos años de mitos y leyendas en un desfile que duró cinco horas, bajo u
Los artistas locales contaron la historia tradicional de la ciudad a través de bellos actos simbólicos. Se plasmaron doscientos años de mitos y leyendas en un desfile que duró cinco horas, bajo una tarde de 38 grados de temperatura, frente a  más de cien mil personas. Familias enteras alegraron con sus aplausos la autopista sur occidental de la capital del Valle del Cauca. Las comparsas más aplaudidas fueron: Cali Primer Grito de la Independencia, La resistencia Local de los Negros y Corruptos-inenterruptos. La organización la realizó la Secretaría de Cultura y Gobierno de la alcaldía,  por medio de una convocatoria publica que tuvo lugar a principios de este año. Siete meses ensayaron los diferentes grupos, todos unidos en un gran concepto: “Una historia, muchas historias por contar”. Un homenaje en honor al bicentenario de la independencia y de la misma Santiago de Cali que comenzó con la comparsa “Grito de la independencia”, representación que contaba cómo los nacidos en suelo vallecaucano se unieron en un grito de libertad frente a la opresión del yugo español. Trajes de la época, canciones y música de otrora hacía mover a los espectadores que se devolvieron en un túnel del tiempo. Seguido de los trajes de la colonia desfilaron grupos que le añadían humor y alegría a este carnaval de los recuerdos. “Historias endiabladas de principio a fin”, “El sabor de la independencia banquete para la libertad”, y “Ay mamá me estoy casando” hacían que con sus cantos, sus mímicas y sus arengas, fueran un verdadero deleite para el variadísimo público que se divertía en las graderías. Desde el alcalde Jorge Iván Ospina, hasta los vendedores de bebidas, de sombreros, de ponchos, familias, policías y hasta habitantes de la calle percibían atónitos este gran show de las mil y una noches caleñas. La representación afro también tuvo un gran espacio dentro de este festival de historias y colores. Los negros le daban el sabor musical que siempre han traído insertado en su piel y en su propio ADN. No es casualidad que los mayores representantes de la salsa caleña, Jairo Varela y Alexis Lozano, se inscriban dentro de está historia. Por ello muchas de las canciones que hacían compañía en estas comparsas fueran de la autoría de estos dos grandes de la cultura musical vallecaucana. Por su lado, también se revivieron las historias de las familias de clase media que con su trabajo han sostenido, en cierta medida, la economía de la ciudad. Los paseos de olla al rio Pance, los vestidos de baño sesenteros, las bellas mujeres de los setentas con sus sombreros de alas anchas y gafas de marcos grandes, los hombres que iban a trabajar en bicicleta, los vendedores de algodón de azúcar, los melómanos vendiendo discos, las vendedoras de mecato, las infaltables parejas de salsa como Amparo Arrebato con Juan Pachanga y hasta los “traquetos” de los ochentas, todos ellos desfilaron por la autopista de la capital de la fiesta. Recordando en una sola escena toda las épocas que han hecho de esta ciudad: la sucursal del cielo.
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