“Mi nombre es Legión, porque somos muchos”.
Marcos 5:9.
El miércoles 20 de julio, fecha en que se conmemora la Independencia de Colombia, lo
Marcos 5:9.
El miércoles 20 de julio, fecha en que se conmemora la Independencia de Colombia, lo
“Mi nombre es Legión, porque somos muchos”. Marcos 5:9.
El miércoles 20 de julio, fecha en que se conmemora la Independencia de Colombia, los cibernautas se encontraron con una situación inédita. En la página oficial de Facebook del presidente Juan Manuel Santos aparecía un mensaje que decía:“We are Anonymous, somos legión, no olvidamos, no perdonamos, aquí estamos”. Al tiempo, en la red social Twitter, en la cuenta del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, aparecía un trino con el siguiente mensaje “We are Anonymous #20dejulio #RevolucionColombia #VivoIndependencia”; las cuentas de los dos políticos más importantes del país habían sido hackeadas. Semanas antes, importantes sitios web como las páginas del Senado de la República, el Ministerio de Defensa, Ministerio del Interior y la Policía Nacional, entre otras, también habían sido colapsadas en una acción que las autoridades determinan como ataques cibernéticos. Las identidades de los responsables aún son una incógnita. Lo que sí está claro es que los Anonymous no descansarán hasta que su objetivo se cumpla: tumbar la denominada “Ley Lleras”. Geraldkurt, colaborador de Kien&Ke, realiza el siguiente artículo para dar un panorama del poder que tienen estos nuevos personajes que han puesto a pedir auxilio hasta aquel hombre de mano dura y corazón grande. http://www.youtube.com/watch?v=zpyzvnjzLwQ Anonymous puede ser cualquiera. Esa es una de las premisas que se deben tener en cuenta para tratar de comprender uno de los fenómenos sociales más complejos de los últimos tiempos. Desde que la vida se ha ido trasladando cada vez más a escenarios virtuales, han aparecido con mayor frecuencia comunidades y redes sociales que tienen una sede física y que sirven, entre otras cosas, para comercializar ciertos productos: un ejemplo claro de ello es Facebook. Estas redes sociales dependen de la identificación del usuario para poder hacer una catalogación de las personas que la están usando; Anonymous, por el contrario, no es una red social y se basa en el anonimato para poder funcionar. Pero ¿funcionar para qué? es lo que muchos se han venido preguntando desde que ganaran la atención de los medios de comunicación por sus acciones, que para varios sectores de la población fueron y son tildadas de actos criminales y hasta tipificadas como delitos informáticos. A Kienyke le explicaron cuatro Anonymous de varios lugares del mundo que las acciones llevadas a cabo son protestas virtuales. Bloqueos al acceso de un sitio web. Uno de los más famosos ocurrió en diciembre del año pasado, cuando lograron denegar el acceso al website de Master Card durante dos días seguidos. La manera de hacerlo es saturar las peticiones que se le hacen al sitio para poder acceder. Por ejemplo: si el servidor en el que se encuentra alojada esta revista puede gestionar cierta cantidad de accesos por segundo, un programa conocido como LOIC (Low Orbital Canyon) podría hacer que la petición hecha por un solo internauta se multiplique de manera exponencial y, si ese programa es usado por miles de internautas, eso llevará a que el servidor se sature y no pueda garantizar el acceso al sitio en Internet. Esto es lo que se conoce como un ataque DDoS (Distributed Denial of Service), y es el tipo de ataques que Anonymous ha cometido desde que se empezó a articular esta red de cyber-activistas, como ellos mismos se definen. Es por esta razón, por el tipo de ataques que no buscan robar información sino bloquear el acceso a un sitio virtual –como si manifestantes bloquearan una calle o plaza de una ciudad– por lo que los miembros de esta legión no se pueden considerar como hackers, aún cuando cabe la posibilidad de que muchos lo sean en otros ámbitos de su vida, como también podrían ser estudiantes, cajeros de banco, amas de casa, etc. Para los miembros de Anonymous, su más grande motivación es la lucha por la libertad, algo que defienden a capa y espada. Consideran que las grandes corporaciones han ido restándole importancia al papel regulador que tienen los estados. Los anima una resistencia a todo lo que pueda significar caer en formas modernas de “esclavitud”. Una muestra de ello es el ataque que hicieron a Master Card y a Paypal a finales del año pasado en respuesta a la decisión de esas dos grandes compañías de evitar las donaciones a Wikileaks luego de que el escándalo del Cablegate se hiciera sentir con todo su peso a lo largo y ancho del mundo.