¡Aquí no pasó nada!

Jue, 15/12/2011 - 06:30
El comunismo internacional, las oenegés y demás sectores filo-terroristas, me van a tratar de negacionista. Pero la verdad histórica tiene un peso específico que tr

El comunismo internacional, las oenegés y demás sectores filo-terroristas, me van a tratar de negacionista. Pero la verdad histórica tiene un peso específico que trasciende las contaminadas balanzas en las cuales el demoniaco marxismo leninismo y el inmundo materialismo histórico-dialectico, han tratado de pesar la realidad, inclinando el fiel hacia la atea, perversa y repugnante izquierda.

Todo lo que han levantado como verdades históricas trascendentes los liberales, los marxistas y los anarquistas hijos del monstruoso Bakunin, todo eso es mentira. Y para reafirmar mi total identidad con seres ultra celestiales como José Obdulio Gaviria y demás portentos del pensamiento pre histórico, me veo en la obligación de remontarme a las sagradas y mercuriales fuentes de la historia colombiana para rebatir con razón y fe, las mentiras y mezquindades del izquierdismo.

Es evidente que matanzas paramilitares con complicidad del ejército como las de Las Pavas y Mapiripán no solo nunca se dieron, sino que jamás las gloriosas Autodefensas Unidas de Colombia asesinaron a colombiano alguno fuera de combate. Las decenas de miles de personas muertas por nuestros hermanos paramilitares en franca lid cayeron como guerrilleros que eran. Aún hoy, todo pobre es sospechoso de ser subversivo y al menor asomo de rebeldía, pues se le da de baja. ¿Campesinos, desarmados? ¿Y la lengua perversa a favor de la revolución no es un arma mortal?

Para rebatir todos los infundios de los terroristas de fusil o de pluma, debo argumentar desde el principio.

1- El 20 de Julio de 1810 fue un sainete en el cual nunca pudieron arrebatarnos el poder a nosotros quienes ejercemos la supremacía racial desde 1492. Los tales hermanos Morales (seguramente ancestros del Morales Riveira ese que además de anarquista es un pecador inveterado) trataron de levantar a la indiada, que hoy vive postergada en sus barriadas inmundas o en sus resguardos, resguardados nosotros de ellos, sucios, pecuecudos y con tufo. No hubo la tal revolución. Ni el pueblo era explotado ni la plata se la quedaba el rey en forma de impuestos. ¡Pura paja! El 20 de julio fue un motín de borrachos y nada más. Una asonada apaciguada a bala, como se ha hecho con otras en estos 201 años.

2- Jamás de los jamases hubo en estos territorios de Dios una guerra revolucionaria de Independencia. El tal Bolívar (mico chavista) y demás secuaces, lo que tenían era una banda terrorista que quería ampararse del comercio y de las minas que los blancos -en buena hora en la armónica Colonia- logramos quitarles a los incompetentes indios enchichados y promiscuos. La tal Batalla de Boyacá fue una guasábara más de indios, que si bien algo lograron militarmente, al fin y al cabo nosotros los descendientes de la espada y la cruz, ganamos las batallas posteriores a lo largo de los siglos XIX y XX, para mantener a la gleba sujeta a nuestra voluntad y a nuestros poderes. Para que el pueblo trabaje, como debe ser, en lugar de estar pensando en pendejadas peligrosas como la libertad, que lo que conduce es a que nos toque formar grupos paralelos para reprimir esos vanos intentos de la llamada democracia popular. La democracia es para la gente decente, carajo. ¿O es que quieren -por ejemplo- a Pambelé en la Presidencia?

3- No es cierto que durante el siglo XIX las clases dominantes se enfrentaron en repetidas guerras civiles. ¡Pura carreta, ala! Se trataba de las normales inconveniencias entre socios que a veces tomaban visos de confrontación. ¡Acá no hubo guerras intestinas! Ni divisiones, ni partidos. Un solo país, una sola bandera, un solo partido y nada más. Y la felicidad campeando en décadas de progreso y dignidad.

4- Mucho menos existió en la realidad lo que han inventado como la Guerra de los Mil Días: jamás liberales y conservadores, que en el fondo somos la argamasa misma de la nacionalidad con la que se pegan los ladrillos del negocio, nos hemos confrontado. Quizás un par de riñas de cantina. ¿Pero una guerra de mil días? Eso solo fue un mal chisme.

5- Jamás se produjo la tal Masacre de las Bananeras en los años 20. Eso es un invento del guerrillero ese del Gabriel García Márquez y de sus secuaces, los hampones de la secta conspiradora esa llamada la Nueva Historia de Colombia. Tan solo se le dieron tres culatazos a los bandidos sindicalistas para meter en cintura la rebelión contra nuestros benefactores de la United Fruit Company. Masacre de las bananeras ¡Falacia máxima!

6- No es cierto lo del 9 de abril de 1948. Eso no ocurrió. Todo fue magnificado por los gamines del liberalismo que trataron de armar una guachafita porque algún precursor de nuestras Águilas Negras dio de baja al zambo ese del Gaitán. De haberlo dejado vivo, se nos habría subido al poder y quién sabe dónde estaríamos ahora. En Caracas, carajo. Nos hubiera tocado trabajar y entregar la mitad del país a los albañiles. El 9 de abril unos indios se hartaron de licor e hicieron un par de pendejadas que tocó reprimir. No hubo revuelta popular, ni nada de eso. Un motincito que los terroristas historiadores han hecho pasar como una gran masacre.

7- ¿La violencia de los años 40 a 60? Un infundio más. Nos tocó a los hermanos en Cristo Godo defender la heredad, la herencia y las buenas costumbres, contra unos alpargatudos ignorantes y voraces que querían vainas tan pendejas e imposibles como la libertad, la igualdad y la fraternidad. ¡Maricadas de maricones franceses! Pero una violencia ¿con 500.000 muertos? ¡Paja! A lo sumo en esos tiempos de consolidación de nuestra hegemonía (que en mala hora perdimos pero que últimamente hemos recuperado) se produjeron 14 o 17 muertos. Cualquier derrumbe invernal, que hoy aplasta a unos pobres pendejos menesterosos, arroja más bajas que eso.

8- En este país ¡carajo! desde los 60 no ha habido guerrilla sino bandas de la indiada organizada que quiere robarse los bienes legítimamente habidos de la gente de clase. ¿Que ha tocado andarles duro últimamente? Pues claro. ¿O es que nos íbamos a dejar quitar las fincas sin chistar? Todo seremos menos cobardes cuando se trata de defender nuestras marmajas. Izquierdistas del demonio, pero ahí los tenemos reducidos a su mariguana y a su miedo.

9- ¿Masacres, desplazamiento forzado, miles de muertos por las lindas Autodefensas y ahora por nuestros queridos retoños de las Bacrim? ¡Enormes mentiras de los magistrados, de los hampones de derechos humanos y de los drogadictos académicos de la Universidad Nacional! Como lo decía al principio de esta columna, nuestros asalariados de las AUC solo mataron a un par de docenas de terroristas. Lo demás fueron colaterales necesidades de la estadística, para parar a los violentos y detener en seco las ambiciones de los rateros reformistas que querían nuestras tierras que a sangre y fuego logramos consolidar desde la Conquista.

10- ¿Violaciones a los derechos humanos? No creemos en esa vaina y, de ser así, como lo dijera el filósofo del asunto maestro Turbay Ayala, los terroristas se suicidan, se auto torturan y hasta se escaldan, con tal de joder a la gente de bien. ¿Muertos por las fuerzas del orden en el Palacio de Justicia? ¡Pura basura! Suelten al general Plazas, un querubín incapaz de aplastar una mosca con un tanque Cascabel.

Negamos todo lo que nos endilguen. ¿Es un delito proteger la civilización? Si lo del 20 de Julio -una vaina supuestamente tan seria- fue pura paja, ¿cómo no va a ser mentira lo de Mapiripán? Si no hubo 9 de abril, ¿cuál matanza de Las Pavas? La única verdad la tenemos nosotros por el mango. ¡Viva el Centro de Pensamiento Negacionista Primero Colombia!

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