Colombiano, famoso y ateo

Publicado por: admin el Mar, 26/03/2013 - 03:29
Héctor Abad Faciolince “No me hace falta un dios para explicarme por qué hay vida humana, animal o vegetal. Me parece una invención muy rara, tener que atribuirle a un ser supremo la creación de la tierra, del sistema solar o del universo. Me parece una hipótesis innecesaria y creo que la respuesta a las preguntas por la vida, por la existencia de las cosas o del universo las resuelve mejor la ciencia que la teología. Las teorías científicas me parecen mucho más sólidas que apelar a un ser que no vemos, no oímos, no se manifiesta de ninguna manera clara. Suponga que no hay Dios, ¿cambiaría algo? Hasta la primera adolescencia creí en dios, porque eso me enseñaron en la casa (mi madre, hermanas, abuelos), en el ambiente social en que crecí y en el colegio. Sin embargo la semilla de la duda ya desde muy niño me la había sembrado mi padre, y en la adolescencia otras lecturas. Creo que la creencia o no creencia se imprime muy pronto en el cerebro y es muy difícil de modificar”. Florence Thomas “No creo en dios, pero yo creo en un hombre llamado Jesús de Nazaret que trató de construir una religión de amor por medio de sus discípulos (que además eran muchos más de doce), que a mí me gusta mucho a través de los evangelios. Soy católica hasta el siglo IV, o sea, me gustan muchas cosas del cristianismo primitivo, pero lo que hizo después la iglesia con los obispos, los papas, a partir de ahí no puedo compartir esto en absoluto. Cuando se empieza a confundir dios y política, religión y poder, yo ya no comparto eso. No puedo creer en una religión que odia a las mujeres. No puedo creer en un dios que dejó huérfanas a todas las mujeres. No puedo creer en un dios vengador, en una religión tan patriarcal. Evidentemente, sabiendo cuál es mi profesión, mi práctica en la vida, que soy feminista, yo no puedo compartir esa religión que odia a las mujeres. Creo que hay muchas maneras de darle sentido a la vida. Algunos lo hacen agradeciéndole a dios cada cinco minutos. Me gusta el espiritualismo, creo que es muy fuerte. Creo que hay misterios en la vida que en fondo uno no puede entender”. Daniel Samper Ospina “Es imposible saber si Dios existe o no, no lo descarto. Mientras tanto encuentro consuelo en la poesía (ojalá el barroco español o latinoamericana del siglo XX) y el Santa Fe. De niño no dudaba, pero leer te vuelve escéptico. Ahora dudo, eso no significa que no crea”. Margarita Rosa de Francisco “Digamos que yo soy una atea voltiarepas. Porque no creo en Dios como creer en una persona. Porque no creo que sea algo, ni alguien en lo que haya que creer. El credo nuestro es tan arrogante que cree que puede decir: creo en Dios. Como si dios fuera una cosa o una persona parecida a nosotros en la cual se pudiera creer. El solo hecho de nosotros estar existiendo recurre a un principio que es ajeno a nosotros, a nuestra escogencia. Y ese principio es el que yo califico como Dios. No es alguien a quien yo le tenga que pedir un favor, o que me ayude en algo. Yo lo que pido y rezo es por tener esa conciencia y acceder a ese primer principio en la primera conciencia. Por eso no creo en la religión. He ido cambiando, pero desde niña siempre me pareció muy raro todo lo que tiene que ver con el catolicismo y desde luego con las demás religiones. Yo me eduqué en el catolicismo, pero nunca me comí el cuento de toda la payasada que hay alrededor de los rituales y las religiones en general. Siempre me pareció extraño eso. Yo creo que luego, a medida que fui leyendo y yendo mucho a psicoanálisis se me fue desbaratando completamente el concepto mágico de Dios. Alejandra Borrero “Yo creo en un ser superior que está adentro mío y siempre está presente. Creo en un Dios con mayúscula, pero no creo en el Dios católico o de ninguna otra religión”. Humberto Quevedo “Sé que hay un dios pero no el de las religiones. Yo creo en el mío propio y también se llama Humberto. Desde niño, desde siempre me ha producido repulsión el tema. Mis papás, que ya se murieron, eran bastante ateos hacia las payasadas de echarse la bendición pero no mucho más”. Catalina Ruiz-Navarro “A mí me criaron mis abuelas paisas que eran católicas y rezaban el rosario y todo. Yo lo hacía con ellas. Hacia los 14 empecé a cuestionar la religión y definitivamente dejé el catolicismo. Empecé a leer sobre filosofía y después la estudié. No es que yo no crea en dios, yo finalmente me decidí por ser agnóstica, que quiere decir, etimológicamente, que no hay conocimiento. Es decir, que con las herramientas que tengo para conocer (mis sentidos) no puedo comprobar evidencia alguna de un ser sobrenatural y mucho menos dios todopoderoso y creador. De la misma manera no puedo comprobar que no existe. No puedo saberlo. Ser agnóstico es un poco vivir en la duda teológica, sin respuestas. Me inclino a pensar que un dios como el católico no existe, pues, creo que no puede ser bueno, omnisapiente y todopoderoso a la vez. Porque hay mal en el mundo y eso sí es un hecho comprobable con mis sentidos. Y entonces, si hay mal y dios es omnisapiente y bueno, ¿por qué no lo detiene? ¿No es todo poderoso? ¿Si es todopoderoso y omnisapiente, no detiene el mal porque no es bueno? O si es bueno y todo poderoso, ¿es que no sabe que el mal existe?” Fernando Solórzano “Para comenzar tengo que aclarar que soy una persona bastante religiosa. Siempre he estado buscando en diferentes disciplinas respuestas a ese tipo de preguntas esenciales como "qué significa la vida", "qué significa todo esto que me rodea", “quién soy yo en verdad". He estado con los sufis, con el zen y con la línea del cuarto camino. Entonces el creer en dios se convierte en un concepto personal. Siempre he pensado que la idea de dios nos la enseñaron mal. Todo por culpa de los judíos y su antiguo testamento. Allí encuentras un dios-papá todo regañón que castiga cada vez que los hombres hacen algo mal o todo caritativo cuando los hombres hacen las cosas bien. Además en esa época le tenían que matar animales para homenajearlo. ¡La tapa! Es un concepto de dios humanizado. Es decir, como si fuera una persona con barba blanca, que está sentado en una nube y que observa a cada uno de los billones de seres del planeta tierra. Él se entera de todo. Aunque la gente no lo quiera reconocer es en ese dios en el que ellos creen. Algunos le dicen hasta papá dios. Es en ese concepto en el que no creo. Me gusta más como lo llamaban los indios Sioux: El gran espíritu. Se acerca más a la idea que tengo de dios. Es más, con todo esto de los extraterrestres sería maravilloso, cuando por fin se dejen ver, preguntarle a un ser de otro planeta lo mismo: ¿Usted cree en Dios? Por último tengo que agregar que a pesar de todo lo erróneo que ha hecho la iglesia católica, la Biblia es un libro sagrado donde se encuentran cantidad de mensajes profundos sobre la vida y el ser humano”.  César Augusto Londoño “Alguna vez creí en Dios porque nací en una familia católica y me formaron dentro de la religión, además dos de mis grandes amigos de infancia fueron muy cercanos a Dios, uno del Opus Dei y otro un cura chicano. No creo en Dios porque en sus Mandamientos es soberbio, porque si todo lo sabe y todo lo puede, no necesita ser amado sobre todas las cosas, porque creó un humano marcado por la inequidad: bonitos y feos, ricos y pobres, inteligentes y brutos, buenos y malos, completos e incompletos, hizo un ser imperfecto y terrible que ni siquiera es capaz de subsistir solo cuando nace y eso que lo hizo a imagen y semejanza. Además creó al hombre sin pensar en mujer, en matrimonio, en reproducción o en familia, que es lo que tenemos. Según el Génesis le sacó una costilla al macho y creo la hembra, la menospreció desde el inicio del mundo. Si Adán y Eva, los primeros seres, tuvieron a Caín y a Abel, ¿de dónde salió el quinto habitante de la tierra? de un incesto entre los hijos y la mamá o entre los hermanos con una posible hermana. La afirmación de que Dios es infinito, sin principio ni fin, es bien difícil de explicar, pues las cosas no se hacen de la nada y menos un dios. Creo en la evolución de la especie humana y en que la vida surgió cuando un primer organismo adquirió la capacidad de auto replicarse a partir de moléculas formadas por complejas cadenas de carbono. Eso sí admiro y envidio a las personas de fe, a los que guían sus vidas por un ser superior porque siempre tendrán un norte, un tema resuelto y una esperanza ante la desgracia de la razón y seguramente podrán morir tranquilos, pues el que muere engañado muere feliz”. Adolfo Zableh “No creo en Dios porque no lo siento. A mis 17 años, cuando salí del colegio de curas donde estudié, comencé a leer otras cosas que en el colegio los profesores no me motivaban a leer. Comencé a ver otras formas de pensamiento y a entender que no debía tragar entero todo lo que había leído en el colegio. Leí filosofía, quizá Espinoza, Hegel o Kant. Recuerdo que en esas lecturas había cuenta de que existían otras corrientes de pensamiento y que lo que me habían dicho en el colegio podía ser o no ser cierto. Mis papás fueron católicos pero nunca fervorosos practicantes, nunca intentaron convertirme, ni yo a ellos. La idea de Dios me parece muy arcaica  y me llama la atención que en pleno siglo 21 haya alguien que crea en algo que para mí no está ahí. Me parece incoherente”. Lea también Un encuentro íntimo con Margarita Rosa de Francisco "Cuando uno no tiene hijos no tiene que madurar"