Diana Osorio cuenta su historia de resiliencia

Publicado por: david.palencia el Vie, 18/06/2021 - 14:12
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David Palencia
Diana Osorio vivió los años más críticos de Medellín y se atrevió a soñar en grande. Le llegó por sorpresa el honor de ser la esposa del alcalde, pero ha aprovechado la visibilidad para ser agente de cambio en su ciudad.

Diana Osorio jamás imaginó ser la esposa de un alcalde. Siempre tuvo la idea de trabajar en pro de la comunidad desde diferentes frentes, pero nunca pensó en hacerlo desde la posición en la que se encuentra: como la gestora social de la ciudad de Medellín.

El 27 de octubre de 2019 fue un día que cambió su vida, y por supuesto, la de Daniel Quintero. Para sorpresa de muchos, su esposo fue elegido como alcalde de la capital antioqueña y derrotó a Alfredo Ramos con la máxima votación en la historia de la ciudad. Sus 303.137 votos superaron los 272.900 que Alonso Salazar había obtenido en la elección de 2007 (datos tomados de El Tiempo).

Así, Diana se convirtió en la nueva gestora social de Medellín y asumió la misión de acompañar a su esposo durante los cuatro años en los que gobernará una ciudad compleja, con grandes retos a cuestas y para la cual se planteó la misión de transformarla con planes ambiciosos de ejecución.

Las y los gestores sociales son una figura creada para promover la inclusión de la comunidad e impulsar proyectos sociales a la par del plan de gobierno de sus cónyuges. Es un cargo no remunerado, sin obligaciones oficiales y, en muchos casos, opacados por el trabajo de sus parejas. Diana, sin embargo, no quiso estar en una sombra: ella brilla con luz propia y es una voz de liderazgo que acompaña la administración de Daniel Quintero.

KienyKe.com conversó con Diana Osorio, gestora social de la ciudad de Medellín, sobre su vida, la misión de ser coequipera del alcalde Daniel Quintero y sus sueños por la capital antioqueña.

Diana

Diana Marcela Osorio es una mujer nacida en las entrañas de la capital antioqueña, hija de una madre soltera que le brindó el apoyo, amor y el carácter para la vida. Sus primeros años transcurrieron entre los barrios Santa Fe, Belén y Calasanz; allí forjó el espíritu que hoy en día se refleja en su gestión.

Estudió finanzas y relaciones internacionales, hizo una pasantía en la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington (Estados Unidos), vivió en Bogotá y cumplió uno de sus sueños: vivir y estudiar una maestría en posconflicto en Inglaterra. Estas experiencias y caminos han definido su personalidad: disciplina, vocación y liderazgo.

Es una mujer agradecida por todas las oportunidades que ha tenido y, sobre todo, por servirle a su ciudad y desde esta posición inesperada. “Todos los días le doy gracias a Dios por darme la oportunidad de poder servirle a Medellín, sobre todo en algo que no esperaba, ya que no me casé ni con un político de tradición ni con un empresario que me hiciera pensar que alguna vez podía llegar a esta posición; nunca en la vida se me había pasado por la cabeza”, afirma.

Paranoia y coraje

Diana Osorio creció en los convulsionados y tormentosos años ochenta en Medellín. En ese entonces, la capital de Antioquia era una ciudad permeada por la violencia, el narcotráfico y la oscura sombra de Pablo Escobar. Toda una generación se forjó con una paranoia provocada por la turbulencia del personaje y sus acciones. Muchos fueron atrapados por sus garras y otros sobrevivientes recuerdan, aún con miedo, aquellos momentos que no quieren revivir.

Escuchaba a su mamá hablar sobre el cuidado que debía tener al transitar por las calles de Medellín; la ola violenta era muy fuerte, aquellas palabras y situaciones le marcaban con miedo el alma. Vivió y creció con su primo, Jorge Andrés, que era casi su hermano y fue asesinado; un tío paterno también corrió con la misma suerte y la pequeña Diana veía cómo la violencia hacía de las suyas y dejaba sus crudas huellas en sus seres queridos.

“Obviamente uno ama su tierra, pero creo que mi generación quedó marcada con esos años tan difíciles. Yo vivía en Santa Fe y escuchaba estruendos, balaceras, mi mamá hablaba de las bombas de Pablo Escobar y se sabía muchas veces que, si uno salía de la casa, no se sabía si iba a volver. Yo era una niña y eso me marcaba”, recuerda.

Aquella paranoia que sintió en esos primeros años pareciera ser un proceso cíclico. Sensaciones similares revivieron cuando empezaron la campaña por la alcaldía de su esposo: recibían amenazas, incitación al odio y violencia en el lenguaje por parte de enemigos político. Diana, quien estaba embarazada, sintió miedo. Sin embargo, es una mujer con valores y carácter que ha superado dificultades y se ha blindado con fortaleza ante aquellos que han intentado atacarla.

“Si yo no tuviera a Dios todos los días en mi cabeza y en mi corazón, yo no sería capaz de aguantar todos estos embates tan difíciles, teniendo dos hijas tan pequeñas y un esposo que constantemente también está siendo agredido y objeto de discursos de odio. Entonces, creo que mi fortaleza y mi roca es Dios”, sentencia.

El reto

Diana Osorio ha sido una mujer inquieta y activa, defensora de las causas justas y convencida de que los propósitos se pueden cumplir y más por el bien común. Sin duda, su vida ha estado llena de retos y desafíos que ha conquistado con tenacidad.

Medellín, una ciudad retadora, siempre ha estado en el corazón de Diana y uno de sus propósitos de vida es trabajar por ella. Así fue como, junto a su esposo, empezó a trabajar por defender los acuerdos de paz en la campaña por el sí en el plebiscito por la paz de 2016. Nadie más en la ciudad se atrevía a impulsar esta causa de forma pública en la región, pero ellos tenían la convicción ética de que era lo correcto independientemente del resultado que se diera.

Luego de esa campaña por el sí y de defender la Consulta Anticorrupción, ambos emprenden una carrera por la Alcaldía de Medellín, un camino contra viento y marea por el que muchos no apostaban. Sin embargo, con la piel curtida de experiencias, como gran escudera de Daniel Quintero y pese a las dificultades y amenazas, lograron esa conquista.

“Creo que hay causas y luchas que se deben dar sin pensar cuál es el camino final. Entonces, desde muchas acciones, hemos acumulado experiencias para defender las causas en las que creemos y saber que ese camino no es fácil. ¡El camino del cambio nunca será fácil!”, sentencia.

Amor

Diana Osorio y Daniel Quintero cruzaron miradas y sus vidas por primera vez en el barrio Tricentenario. En aquel lugar, como uno de sus inesperados caprichos, Cupido contempló flechar sus corazones y pactó con el destino que deberían juntarse y compartir el camino de la vida. No ha sido fácil, pero con amor y respeto han estado el uno para el otro para alcanzar objetivos y sueños.

Llevan seis años de casados y otros tantos juntos, tiempo suficiente para conocer cada detalle de sus esencias y almas. Con admiración, Diana define a su esposo como un hombre amoroso, afectuoso y paciente, una pareja que ha sido un soporte fundamental en su vida en la construcción de proyectos y cómplice de sus sueños. Ella considera que sin su apoyo no hubiera logrado sus objetivos.

“Yo tenía un poco de susto cuando Daniel me propuso matrimonio, porque le dije que yo quería cumplir un sueño antes de casarme y era estudiar una maestría en Inglaterra; él me dijo que me ayudaba porque quería tener a su lado una mujer feliz y no a una mujer frustrada”, recuerda.

Maia y Aleia

Sus dos hijas lo son todo para Diana Osorio. Ellas son el fruto del amor de esta familia y el motor para seguir adelante con sus misiones. Como madre hace su mejor esfuerzo por ellas y trabaja en pro de sus convicciones para poder entregarles un mundo mejor. En ocasiones, lleva a las pequeñas hacia su trabajo y al de su esposo para revelarles su accionar y reforzar su vínculo.

Diana y su familia vivieron un momento muy complicado: la pequeña Aleia, con tan solo cinco meses de edad, fue diagnosticada con una enfermedad hepática. Fue una difícil prueba en un momento muy álgido, porque estaban en el comienzo de su periodo de gobierno en Medellín y el mundo apenas estaba asimilando la coyuntura por cuenta de la pandemia.

Sin embargo, la fe en Dios y el amor fueron claves en este proceso. Aleia fue sometida a un trasplante de hígado y ha evolucionado muy bien respecto al tratamiento. Para Diana es emocionante cada paso favorable en la salud de su hija, dada la complejidad de la enfermedad y la cirugía.

“Ha sido la época más difícil de nuestras vidas, porque empezábamos gobierno y teníamos toda la ilusión por trabajar y por aportar a la ciudad. Somos muy creyentes y vivimos 'pegados' a Dios y eso ha sido fundamental para salir adelante. Le doy gracias a Dios porque me ha ayudado a estar tranquila y enfocada en las niñas, mi trabajo y el apoyo a Daniel”, afirmó.

Los proyectos

Desde el primer momento de la posesión de su esposo como alcalde de Medellín, Diana Osorio mostró su liderazgo. Pronunció un discurso para probar que no solo estaría allí como la esposa del mandatario, sino que su voz se haría sentir para impulsar proyectos y trabajar por la ciudad.

Diana Osorio y Daniel Quintero siempre han estado muy unidos y han sabido llevar su matrimonio también desde el plano político.

Sin duda, la pandemia por cuenta del covid-19 cambió el plan de gobierno y de desarrollo que un principio tenía planteado su equipo. Era una situación que llegó sin avisar, pero no había vuelta de hoja y hubo que afrontar esta coyuntura.

“Se están haciendo esfuerzos enormes para poder cumplir a cabalidad un plan de desarrollo que es muy ambicioso en medio de otro plan de desarrollo que hay que hacer por cuenta de la situación social y económica que deja la pandemia. Es difícil, pero siempre digo que es un camino que nosotros elegimos y que no tendríamos nuestra conciencia tranquila de otra forma”, afirma.

Diana siempre se ha preocupado por las causas sociales: es defensora de los derechos de las mujeres y del ambiente, está en una posición ideal para impulsar proyectos y con ello ha desarrollado iniciativas de alto impacto como la nueva Secretaría de la No Violencia y las gerencias de etnias y LGBTI. También duplicó el presupuesto del programa de infancia Buen Comienzo en el Plan de Desarrollo e implementó el Programa Integral de Musicoterapia para aportar a la recuperación de pacientes.

Ha ideado campañas basadas en la mitigación de los efectos generados por la pandemia, como:

  • 'Compra hecho en Medellín', en la que se promueve los emprendimientos locales.
  • 'Todo va a estar bien', consigna para la reactivación económica.
  • 'Medellín me cuida', campaña de promoción y autocuidado sobre el covid-19.
  • 'Música por la vida', que busca espacios para la reactivación económica del sector cultural y con la que se alegra la vida de la primera línea de la pandemia: el personal de salud. También se ha trasladado a las comunas y barrios de Medellín para llevar un mensaje de conciencia sobre el autocuidado y prevención del covid-19 con  velatones realizadas junto con las comunidades.

Diana y su equipo han trabajado en estas campañas con las premisas de impulsar el diálogo y el trámite de conflictos en la ciudad, llevar la cultura y el arte a los barrios, disminuir las cifras de embarazo adolescente, mejorar la calidad de vida de los niños, visibilizar a las etnias y defender los derechos de la población LGBTI.

“He contado con un gran equipo ejecutor y, sobre todo, el respaldo de Daniel. Ese apoyo ha sido fundamental porque el despacho de la gestora social no cuenta con presupuesto y aquí tenemos que apoyar esas campañas y proyectos que generen un impacto positivo para la ciudad”, resalta.

Los sueños por Medellín

Diana Osorio trabaja día a día por lograr los objetivos y ser un agente de cambio para la capital antioqueña. Ella sueña con una Medellín incluyente, en la que se resuelvan los conflictos de manera pacífica, con un futuro verde y abierta a Colombia y al mundo, en la que todos tengan la oportunidad de ampliar una visión y un horizonte.

“Quiero una Medellín unida, una ciudad que tenga esa solidaridad con aquel que no tiene mucho, pero sobre todo que tenga un reconocimiento. A veces digo que somos una sociedad que nos cuesta mirarnos al espejo sin maquillaje y tenemos que aprender a reconocer nuestras fortalezas, pero también nuestras debilidades, no asumiendo desde la no existencia, sino asumiendo desde el cambio propositivo que todos tenemos que hacer como ciudadanos activos del cambio y el desarrollo de la ciudad”, expresó.

Mujer, hija, madre, esposa y gestora

Diana no es una mujer con unos planes personales definidos. Prefiere no hacerlo; está siempre abierta a los cambios porque considera que, cuando planea mucho, las cosas no suceden. Sin embargo, quiere dejarle un buen legado y ejemplo a sus hijas, contar con la fortaleza para apoyar a su esposo y luchar por sus ideales.

“No planeo más de seis meses de mi vida. Solo quiero tener mi familia unida y tener la oportunidad de vivir donde Dios me quiera poner y cumplir la misión que Él me quiera mandar”, dijo.

Ella es Diana Osorio, mujer, hija, madre, esposa y profesional, que con amor propio dedica sus esfuerzos a ser el puente de los sueños y el bienestar de los demás con base en el amor propio, el amor de su mamá, el de sus pequeñas hijas y el de su esposo, para así transitar todos juntos el camino de la vida.

Por: David Palencia