El hombre que se arrepintió de cazar tortugas

Lun, 17/08/2015 - 04:25
Isla Grande está en el archipiélago de las islas del Rosario, cerca de Cartagena, el mar es diferente de día y de noche, la razón el color que se produce. Son las 6.30 de la mañana, la lancha atr
Isla Grande está en el archipiélago de las islas del Rosario, cerca de Cartagena, el mar es diferente de día y de noche, la razón el color que se produce. Son las 6.30 de la mañana, la lancha atraca en el muelle improvisado, de ella lentamente se baja con un sombrero volteado, Bernardo Gonzáles, un hombre de 70 años, padre de nueve hijos y por muchos años cazador de tortugas. “ Yo  tengo casi 54 años de estar andando con las tortugas, vivo arrepentido”. Hoy se dedica a cuidar enseñar  y subsanar esos años en los que las  tortugas eran la presa para cazar. Lea también: Los indígenas que dejaron de comerse las tortugas marinas para conservarlas El sol empieza a levantar en la isla. Bernardo se encuentra con más de 80 niños entre los 9 y los 13 años, habitantes de 14 comunidades de la zona insular que durante tres  días estuvieron capacitándose y aprendiendo. La misión es muy clara, liberar 65 tortugas que vuelven al mar, muchas de ellas a tratar de vivir  más de 100 años , otras infortunadamente serán presa de algunos que las cazan y usan su carne y  caparazón. Lea también: El leopardo nublado no está extinto Las especies liberadas son  Carey (Eretmochelys Imbricata) y Verde (Chelonia Mydas), una jornada anual liderada por  Parques Nacionales Naturales, la Armada Nacional, la Comisión Colombiana del Océano y el Centro de Investigación, Educación y Recreación entre otras organizaciones. El Capitán de Corbeta Carlos Andrés Martínez Ledezma es el Jefe del área protegida del Parque Nacional Natural Los Corales del Rosario de San Bernardo, más de 120.00 hectáreas en el mar Caribe, en una de sus playas los niños, junto con Bernardo, dejaron a las tortugas en el mar. “Realmente la historia comienza aquí porque esos niños van a ser multiplicadores de lo que aprendieron acá, van a ser los guardianes de esas tortugas. Esos niños son los pescadores del mañana que las van a proteger, incluso van a usar artes de pesca adecuados, que no pongan en riesgo estás especies en peligro”. H-Tortugas-1 Bernardo es un hombre de mirada fija, que conoce los secretos del mar, le cuenta a los pescadores y los niños lo aprendido, incluyendo sus pecados de pesca. Ya en el sitio de la liberación sus manos fuertes cogen muy sutilmente las tortugas, es como si les hablara, les diera consejos y luego las entrega a los niños y algunos voluntarios que las llevan a la playa, formando una línea donde luego de la lectura de un poema las tortugas salen al encuentro con su nueva vida. Este final de la historia comienza de tres maneras, algunas  tortugas liberadas han sido llevadas al oceanario por algunos pescadores conscientes de la importancia de preservarlas, otras recuperadas por las autoridades marítimas y ambientales y otras protegidas desde su nacimiento, en las tres historias Bernardo es protagonista. “Yo llego a la playa, veo las huellas y sé dónde ponen los huevos, porque ella hace un círculo. Ese círculo lo tengo yo como experiencia, que yo miro, veo el círculo y digo ahí están los huevos". Hay un gran aliado de Bernardo, “Pogo”, un perro que aprendió a encontrar dónde esté el nido con los huevos, es su compañero, su cómplice, dice que sabe más que él , lleva los mismos nueve años de cambio de vida del cazador. “Hoy vivo arrepentido porque todo lo que pasa con las tortugas me duele,  siempre llegan a contarme porque muchos saben lo que estoy haciendo y me están ayudando”. Como cazador arrepentido se queda observando la libertad de quienes ayudó a cuidar junto con un gran equipo especializado de Parques naturales y el Oceanario. El mar se lleva las tortugas, las de Carey, de la familia de los quelonios que habitan en el océano Atlántico, y las tortugas verdes  de gran tamaño que se encuentran en los mares tropicales y subtropicales. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza – UICN, ambas especies se encuentran en peligro crítico de extinción. Los niños regresaron a sus hogares, las tortugas a navegar y el cazador camina a su lancha de regreso, repitiendo que si no llueve es porque las tortugas se mueren.
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