Hace 19 años el Papa Juan Pablo II invitó al mundo entero a dejar una obra que fuera el sello de la caridad jubilar. El Sumo Pontífice pedía en su momento que todos fueran caritativos y que para ello, fueran imaginativos. También pedía que las ayudas no solo fueran eficaces sino que estas lograran la cercanía y la solidaridad con el prójimo que padece sufrimientos con el fin de que la ayuda no sea una limosna humillante sino un compartir fraterno.
Esta invitación, que se dio a través de la Carta Apostólica “Novo Millenio Ineunte”, fue una orden para cientos de fieles, quien al escuchar al hoy santo, empezaron a buscar esos caminos para ayudar a los más necesitados.
En Colombia y en los demás países que están en etapa de desarrollo aún hay bastantes problemas de orden económico y social. La pobreza, por diferentes factores, es uno de ellos y esta pobreza desencadena otros problemas sociales como la falta de educación, de oportunidades y el hambre.
Al escuchar las palabras de Karol Wojtyła, el entonces Arzobispo de Bogotá, Cardenal Pedro Rubiano Sáenz y su equipo de trabajo, después de conocer varias experiencias solidarias a nivel nacional e internacional y darse cuenta que la falta de alimentación era un problema grande que merecía atención prioritaria, buscó el apoyo empresarial. Y así llegaron los empresarios Arturo Calle y Gonzalo Restrepo (presidente del grupo Éxito), quienes después de reunirsen con Rubiano Sáenz, y estructurar empresarialmente la idea, se crea en 2011, un 8 de mayo, el Banco de Alimentos de Bogotá.
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Esta unión entre la empresa privada, algunas ONG´s, y la iglesia católica, quien se ha encargado de la administración del proyecto, ha logrado poco a poco, con la ayuda de muchos hombres y mujeres de corazón grande, calmar el hambre de millones de bogotanos, quienes a través de diferentes entidades se han beneficiado de esta noble y desinteresada causa.
En este mes de mayo el banco cumple 18 años y sigue desde sus oficinas, golpeando las puertas de todos los bogotanos para sumar más granitos de arena con el fin de llegar a mas beneficiados en todos los rincones de la ciudad y sus alrededores.
La sede del Banco de Alimentos de Bogotá está ubicada en el corazón de la ciudad, en el centro. Gracias a la ayuda de cientos de personas naturales y empresarios esta iniciativa crece día a día, pero infortunadamente las bocas carentes de alimento también crecen a la par y por esta razón siempre se necesitan más esfuerzos para lograr las metas, que no son más que calmar el hambre de quien lo necesite.
[caption id="attachment_1089754" align="alignnone" width="1024"] Cortesía: Banco de Alimentos de Bogotá.[/caption]
El padre Daniel Saldarriaga, actual director ejecutivo del banco, quien ha estado desde siempre vinculado al proyecto, aun cuando este no era más que una idea, le confirmó a KienyKe.com que aunque las ayudas llegan a la puerta de la entidad, faltan más impulsos para lograr la meta cercana de atención a 500 mil personas carentes de alimentos.
-Hoy día- dice el padre, -atendemos a más de 300 mil personas, a través de un poco más de mil organizaciones. Anualmente entregamos 14 mil toneladas de alimentos y seguimos trabajando. Seguimos buscando héroes-.
Así se llama la campaña del Banco de Alimentos con la que buscan sumar apoyos. 'Únete a los héroes, únete al Banco de Alimentos', una campaña publicitaria que también les fue donada por una agencia con personal de corazón.
"En el mundo hay 825 millones de personas con hambre", dice Saldarriaga, quien, con las cifras en la cabeza, confirma que según el más reciente informe Ensin (la encuesta nacional de la situación nutricional), en Bogotá hay una necesidad alimentaria de 1.940.000 personas, y ellos, con todo lo que hacen, le llegan a 307 mil.
El banco no solo recibe y entrega donaciones de comida. Además de los alimentos, también los bienes de consumo son de gran importancia para esta entidad, así como lo son las donaciones en efectivo, que aunque no son tan altas como se desearía, con este dinero se complementan las ayudas a las entidades beneficiadas, esto con la idea de entregar mercados balanceados, porque al banco no le llegan, por ejemplo, donaciones de granos, azucar, sal. El banco compra muchos artículos de la canasta familiar, para complementar unos buenos mercados.
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El padre Saldarriaga dice que para seguir en el buen camino de este proyecto necesitan llegar a más bogotanos que a veces, muchas veces, se acuestan sin probar un plato de comida, entre ellos miles de niños, víctimas de este flagelo social.
¿Cómo se puede ayudar?
"Donando", responde el sacerdote que dirige este proyecto, en el que trabajan 126 personas, que desde sus diferentes tareas, hacen la realidad de poner el plato de comida en una mesa que no tenía algo de comer.
¿Y qué se puede donar?
Comida. El banco recibe alimentos que evidencian fallas en su presentación, estado de maduración avanzada, excedentes, baja rotación o fecha cercana de vencimiento pero que sean aptos para el consumo humano.
No alimentos. También reciben productos de aseo, de higiene personal, y de protección femenina, los cuales le son entregados a familias vulnerables que no cuentan con los ingresos para adquirirlos, todo esto a través de las entidades afiliadas al Banco de Alimentos.
[caption id="attachment_1089753" align="alignnone" width="1024"] Cortesía: Banco de Alimentos de Bogotá.[/caption]
Dinero. El cual va a las organizaciones inscritas al banco que deben acreditar su acción a una población vulnerable, describir puntualmente los beneficios alimentarios que prestan y estar legalmente constituidas. El Banco de Alimentos, según sus políticas, verifica la información entregada por estas y les realiza seguimiento constante.
Bienes de consumo. El banco recibe bienes que permiten optimizar la calidad de vida de los beneficiarios de las organizaciones inscritas. Estos bienes incluyen, entre otros, materiales para el mejoramiento de infraestructura, dotaciones de cocina y menaje, como electrodomésticos, hogar, ferretería, muebles, papelería, juguetes, ropa.
Y también esta entidad recibe y distribuye servicios que de una u otra manera propicien la sostenibilidad de la organizaciones beneficiarias, con los cuales se les ayuda a fortalecer sus capacidades de emprendimiento, gestión de líderes y beneficiarios por medio de consultorías, asesorías y capacitaciones que los voluntarios ofrecen según conocimiento. "Si quiere ser un héroe más y ayudar a quien verdaderamente lo necesita, dice el padre Daniel, es muy fácil hacerlo. Solo hay que tener voluntad". También dice que los colombianos sí ayudan, pero infortunadamente el banco no es muy conocido por las personas ni por las empresas. También puede ser un héroe, donando su tiempo y siendo un voluntario en esta entidad, que siempre necesita una mano extra para llevar a cabo todas sus labores. Este banco es el único donde invertir genera intereses de amor y solidaridad, y es el único banco que literalmente le calma el hambre a todos sus afiliados y cada uno de sus afiliados, sin importar su edad, su raza, ni sus filiaciones políticas, ni donde tienen puesta su fe, porque aunque es una entidad de la iglesia católica, ayuda de igual manera a organizaciones que practican diferentes credos, porque como lo dice constantemente el padre Daniel Saldarriaga, "el hambre no tiene religión".