Uno de los temores más profundos que tienen los hombres es que su pareja les sea infiel. Paradójicamente en muchos casos, es la inseguridad del hombre y su necesidad de afirmación masculina, la que
Uno de los temores más profundos que tienen los hombres es que su pareja les sea infiel. Paradójicamente en muchos casos, es la inseguridad del hombre y su necesidad de afirmación masculina, la que induce a la mujer a caer en los brazos de otra persona. La infidelidad es el factor de más inestabilidad en la relación de pareja, ya que, nunca es esperada por ambos miembros. Se hacen promesas “de amor eterno y fidelidad perpetua” con la mejor de las intenciones pero en cualquier momento, pueden incumplir este acuerdo que se afecta por la mentira, la traición y el engaño. Cuando esto sucede, los integrantes de este triángulo pasional son arrastrados a desbordes emocionales inesperados, con consecuencias que pueden ir desde la obsesión hasta la misma violencia física, la manipulación y la venganza. Aunque la infidelidad va mucho más allá de un simple engaño, en su fondo más inconsciente estas acciones quieren manifestar algo sobre nosotros mismos que no queremos o no hemos podido ver.
Recordemos que lo contrario del amor es el miedo y en esta paranoica sociedad, le damos más prelación al temor que a la seguridad del amor. Cuando nos abrimos al afecto, nos sentimos vulnerables y confundidos. Preferimos entonces, usar nuestro “traje de Neopreno” para defendernos del dolor, del abandono y de una posible separación de pareja. Por increíble que parezca, algunas personas se debaten entre la desconfianza y los celos, entre la imaginación y la verdad, teniendo como base el temor a descubrirla o confrontarla. El amor inteligente está compuesto por pasión, amistad, intimidad, espontaneidad, aceptación y desapego. Por el contrario, el amor condicional lo sustenta e intoxica el control, la ira, la crítica desmedida, la imaginación obsesiva, la competencia, los celos y el ego en su exigencia de “exclusividad” física y mental hacia la pareja, intentando convertirla además en su esclava emocional.
Biológicamente es imposible que la especie humana sea fiel a una sola pareja. Existe la posibilidad de que a través de la inteligencia y el desarrollo psicológico, la persona llegue a tomar consciencia de su temperamento natural (sanguíneo, colérico, melancólico y flemático) y desde esta aceptación de su esencia decida ser fiel, de lo contrario al no saber quién es ni tampoco lo que quiere, está deshabilitada para cumplir promesas de fidelidad y estabilidad afectiva.
https://www.youtube.com/watch?v=3twDd0wIjjA&feature=youtu.be
Alicia Walker, socióloga de la Universidad Estatal de Missouri y autora del libro La vida secreta de la esposa infiel: poder, pragmatismo y placer, publicado en noviembre del 2018 afirma: “Todos vamos por el mundo asumiendo que existe un concepto universal de lo que es engañar, pero la realidad es que dos personas pueden estar en la misma pareja y tener diferentes definiciones de lo que significa ser infiel, por ejemplo, para algunas personas la infidelidad implica relaciones sexuales, mientras que para otras la intimidad emocional ya constituye una traición y qué pensar en los que pagan por sexo, miran pornografía, envían mensajes con contenido erótico o están en contacto con una ex pareja. La línea no siempre se traza en el mismo lugar”.
Foto cortesía Armando Martí.[/caption]
Como consultor, terapeuta y Coach de Vida he encontrado similitud en los signos y señales de alarma descritos por muchos de mis asesorados, quienes han sido afectados de una u otra manera por la infidelidad femenina, los cuales podrían ser resumidos de la siguiente manera, haciendo la debida salvedad de que cada caso es diferente a otros, por lo tanto, no se pueden generalizar estas señales de infidelidad, solamente relacionarlas según la forma en que me fueron relatadas: la mujer rechaza o evade las relaciones sexuales por cansancio, jaquecas, insomnio y dolores generalizados; asimismo, se ha vuelto distante, pensativa, ausente o por el contrario, se puede mostrar agresiva, desatenta, fría, malhumorada y conflictiva; le reclama a su pareja más atención, afecto y consideración, sin embargo, cuando la pareja cumple estas demandas, aparecen “otras exigencias”; en las discusiones que se suelen presentar especialmente durante los fines de semana, ella empieza a tratar el tema sobre alguna infidelidad del pasado que se suponía perdonada volviendo hacer el reclamo por esta traición, señalando a su pareja de mentiroso e inmaduro y amenazando con abandonar la relación. En otros casos, el vínculo se volvió rutinario y monótono, prefiriendo ella estar con su familia, allegados y amigos, más no con su esposo; prefiere dormir en cuartos separados y pide insistentemente que se le de “su espacio” para tomar decisiones, reflexionar y encontrarse a sí misma, pues se siente intranquila, ansiosa, confundida y casi todo el tiempo está evadiendo los problemas o enfrentándolos con peleas y discusiones.
Otras señales exteriores de una posible infidelidad femenina son: aumento exagerado en consumo de llamadas, esconder los recibos de su celular, cambiar a nuevos gustos y hobbies como su guardarropas, bajar de peso y obsesión por las cirugías estéticas. Cambios notorios después de ingresar a la universidad, a un trabajo o a cargos nuevos, llegando más tarde de la hora normal y oliendo a alcohol, ocultando el celular y sus redes sociales con nuevas claves secretas. Además empieza a hablar en forma libre y espontánea de la posibilidad de tener relaciones abiertas e insinuar que ella estaría tranquila si su pareja se consiguiera una novia o amante, pues ella está encontrando una esencia espiritual por encima de estas superficialidades del instinto del hombre. (Muchas de las nuevas actividades realizadas por fuera del hogar tales como ir al gimnasio, al Spa, ir a paseos grupales, tomar cursos y talleres de Autoayuda lo realizan sin la compañía de su esposo pero con la asistencia, en algunos casos de su amigo secreto).
Finalmente, algunos de mis consultantes me relatan que a veces se han sentido tratados con intolerancia y desprecio, que su mujer quiere ser deseada y reconocida. pero que ya es un poco tarde para remediar el problema. Es de anotar que esta situación no se ha causado únicamente por fallas de la mujer, sino de ambas partes. Tanto la infidelidad masculina como femenina, es generada por muchos núcleos emocionalmente traumáticos no resueltos o negados desde la infancia de ambos integrantes. En el caso del hombre, si es machista y abusa de su autoridad, es desconfiado y controlador, ha olvidado los detalles haciendo caso omiso de los reclamos emocionales e íntimos irrespetando y no valorando a su pareja, no es de extrañar que ella opte por la decisión de serle infiel.
Foto cortesía Armando Martí[/caption]
4. Las mujeres involucradas en asuntos de deslices amorosos e infidelidades hablan de sentimientos diferentes a los que habían experimentado antes, sintiéndose vivas nuevamente. Sin embargo, esta euforia se combina con dolor, mentira, culpa y vergüenza, pues es el resultado de un comportamiento adictivo relacionado con la química cerebral del apego erótico.