Así era llamado Yamid Amat, el monstruo, por haber transformado la radio, por haber creado el espacio de mayor audiencia nacional, 6AM-AM, que reunió en su momento a los mejores periodistas y analistas de la época: Julio Nieto Bernal, Alfonso Castellanos, Antonio Pardo García, Javier Ayala, Antonio Panesso, Bernardo Hoyos, Hernán Peláez.
El propio Yamid le dio la oportunidad a Julio Sánchez Cristo, que por su voz prodigiosa y por hablar inglés, se convirtió en el entrevistador de grandes figuras del cine mundial y personajes de la política mundial.
Con la llegada de Dario Arizmendi a Caracol, Julio se concentró en la entonces conocida Caracol Stereo, que combinaba música y algo de noticias, porque la ley colombiana –de manera insólita- no permitía noticieros en FM.
Cuando esa barrera se levantó (lo hizo el ministro Alberto Casas), Julio comenzó a crecer en las noticias y a impactar con entrevistas a personajes de la talla de Mijaíl Gorbachov. Después vinieron todos los triunfos y premios nacionales y globales. Sánchez Cristo es el periodista radial más internacional de todos los colombianos.
Pero no le basta ser un buen periodista, con una voz impactante y un sentido casi musical sobre los tiempos de la radio, sino que se mueve indistintamente entre las más fuertes controversias y noticias del momento, y los personajes y notas triviales o light de la farándula.
Julio Sánchez Cristo no es ajeno a los movimientos comerciales y radiales del mundo, a las grandes movidas internacionales, al ajedrez político del país. Y aunque suele poner contra la pared a sus entrevistados, tiene buenas relaciones sociales con todos.
En el más reciente ECAR, (Estudio Continuo de Audiencia Radial) Sánchez Cristo se consolida -con La W- como el nuevo monstruo de la radio colombiana, por encima de Caracol básica (Darío Arizmendi). Casi duplica a Blu (Néstor Morales) y triplica a RCN (Yolanda Ruiz), superada incluso por La FM (que dirigía Vicky Dávila y ahora Hassan Nassar).
Entre La W y Caracol básica tienen casi dos millones de oyentes, mientras “los demás” llegan al millón.
Los cuadros comparativos son los siguientes:
