La Guajira, 50 años de sed y desesperanza

Mié, 01/07/2015 - 14:06
Llegar a La Guajira es enfrentarse al misterio, a la belleza, a la riqueza de recursos naturales. Pero también a la desolación, al derroche, a la ilegalidad, a la corrupción de los políticos local
Llegar a La Guajira es enfrentarse al misterio, a la belleza, a la riqueza de recursos naturales. Pero también a la desolación, al derroche, a la ilegalidad, a la corrupción de los políticos locales y al olvido del gobierno nacional, a pesar de que la península, por su situación geográfica, tiene un gran potencial turístico, con un ilimitado patrimonio natural, un territorio indígena sagrado que debía ser intocable. Lea también: Los indígenas que dejaron de comerse las tortugas marinas para conservarlas No se merece el presente que vive. Tuve la oportunidad de llegar por vía terrestre desde Valledupar y al pasar por San Juan del Cesar, un pueblo que ha sido eje del sur del Cesar por su clase emprendedora, especialmente en el ámbito científico, pero no ha sido ajena al despilfarro, recordé a un gran hombre que le aportó mucho a La Guajira desde la intelectualidad, el Dr. Yin Daza, guajiros como él hacen mucha falta en esta crisis de liderazgo que vive el departamento. Vas descubriendo una región de ensueño, un paisaje maravilloso. En Distracción está la Represa del Ranchería, abandonada por el gobierno Santos, 198 millones de metros cúbicos de agua que pueden llevar el preciado líquido a nueve municipios: Distracción, Fonseca, Manaure, Uribía, Maicao, Hato Nuevo, Barrancas, Albania y San Juan del Cesar y dar solución complementada con un distrito de riego que dinamizaría el campo. Vea también: La Guajira: Rostros y paisajes de un pueblo que vive en el desierto  La-Guajira-1 La Procuraduría dictaminó en un informe que de los cuatro objetivos que tiene la obra solo se cumple uno y cuestionó a Corpoguajira por la falta de vigilancia. Asoranchería sostiene que la represa le genera un detrimento anual al Estado de $20 mil millones año, mientras la gente sigue esperando que algún día llegue la solución. A cinco minutos de distancia se encuentra Fonseca, sin lugar a dudas el pueblo más conocido del departamento por su gran aporte al folclor vallenato y el clásico de Carlos Huertas “El Cantor de Fonseca”, con un notorio movimiento comercial y un silencio sepulcral, al mencionar a “Marquitos” Figueroa. En Barrancas me encontré con dos perlas, un puente peatonal en la vía, con una estructura descomunal, que no utiliza nadie y, a la salida, un megacolegio, terminado hace varios meses pero que no se usa por cuestiones técnicas y burocráticas, prueba irrefutable del despilfarro que vivió el departamento en épocas de bonanza y que con la nueva Ley de Regalías parece haber dejado añoranzas de lo que se pudo hacer y no se hizo, contexto que puede agravarse con las expectativas del carbón, a futuro no son muy halagadoras según lo expreso Jeffrey Sachs, profesor de la Universidad de Columbia a Portafolio: “Existe consenso en que hay muy poco futuro para el carbón. No es algo inmediato pero pasará. Es una gran preocupación, y solo se mantendrá si se crean tecnologías para utilizarlo en forma limpia. Creo que abrir nuevas áreas para la explotación de carbón será riesgoso para el país, incluso desde el punto de vista netamente financiero. Colombia debe estar alerta de que el mundo se moverá lejos del carbón”. En la vía, en un punto llamado Chivo Feliz, nos tropezamos con un retén de la policía y migración Colombia. Mario, el conductor, con locuacidad  aseguró: “No se preocupen que ellos paran es a las Triton cargadas de combustible, cobran un millón de pesos para dejarlas pasar”. ¿Será que el problema del combustible venezolano tendrá solución algún día? Llegamos al Cerrejón, una de las minas a cielo abierto más grandes del mundo, una empresa que he cuestionado por su aporte a la región, sobre todo en materia de responsabilidad social, me interesaba conocer de primera mano su visión. El equipo de comunicaciones mostró el impacto positivo general de la empresa en 30 años, en el aspecto ambiental, económico y social aportan el 55% del PIB del departamento, en regalías e impuestos $994.000 millones solo en 2014, en compras y contratos con La Guajira $108.000 millones, empleados 12.957 en total, guajiros el 64%, hay que mirar en qué tipo de cargos. Cifras y más cifras que pueden ser interesantes, pero obligan otra pregunta: ¿es suficiente? Cerrejón puede dar más, principalmente en responsabilidad social, enfocada a los niños, dada la crisis humanitaria, con programas específicos para adoptarlos; si analizamos las ganancias, sin pretender que la empresa supla la acción del Estado, pueden crear un programa que beneficie directamente a los niños wayuú, que siguen muriendo. Iniciamos un recorrido por las diferentes áreas, con especial atención en un proyecto, que es la desviación en 700 metros del arroyo Bruno para extender el tajo La Puente que es de los que más produce carbón, tiene debajo 35.000 millones de toneladas, un desvío que tiene sus costos, aunque la mayor parte del año esté seco, solo el tiempo dirá el impacto real que tendrá. La gran noticia es que está descartado el desvío del río Ranchería, que pudo ser una gran catástrofe para La Guajira. La responsabilidad ambiental debe ser asumida con integridad porque los efectos del cambio climático siguen su paso por nuestro planeta y hasta el mismo Papa Francisco, en su última encíclica, pone el dedo en la llaga y cuestiona de forma severa los procedimientos de multinacionales que han llevado al planeta que tenemos hoy. La-Guajira-2 En la entrevista con el gerente de gestión ambiental, Gabriel Bustos, me explicó el manejo de aguas que toman de la misma tierra, aguas no aptas para el consumo humano por el alto contenido de sulfuros y cómo la utilizan para el control del polvillo y riego de carreteras, también cómo aprovechan al máximo las aguas lluvias. “Jacobo te cuento algo, este es el primer mes de mayo de mis 30 años que llevo en la mina que no ha llovido”. Le respondí: “Ustedes mismos comienzan a sufrir los efectos del cambio climático”, sonrió. Continuó hablando de las tierras rehabilitadas, de 13.000 intervenidas han rehabilitado 3.500; me habló sobre el plan de cierre y que se hará con los cinco tajos abiertos, si se tiene en cuenta que no habrá material suficiente para el relleno, quedaran hondonadas, lagos y un terreno discontinuo pero en su totalidad rehabilitado, me genera dudas, pero a la gente hay que creerle. En cuanto a las aguas tomadas del el río, solo requieren el 17% de lo autorizado por Corpoguajira para consumo del complejo y en cuanto a la represa El Cercado fue enfático: “Nosotros no tenemos nada que ver con eso, eso es del Estado y lo maneja Incoder, y lo digo porque un periodista nos quiere achacar que nosotros nos robamos el río, qué falsedad tan grande, sería bueno que viniera y mirara.” No obstante, algo que me conmovió fue saber que la Titanoboa regresa a Colombia, y regresa a su tierra, La Guajira, mediante un convenio de Cerrejón con Maloka. Se hará un museo arqueológico donde el gran atractivo será la culebra más grande del mundo, con muchas más, hallazgos que se han logrado en las excavaciones, sin lugar a dudas un gran aporte al conocimiento. Lea también: El caricaturista Alberto Montt llegó a La Guajira a decir que Dios no existe Por la noche estuve en el Hotel Waya, un sitio muy bien logrado que le da un valor agregado y muestra que sí se puede crecer en una zona con pocas expectativas turísticas. Tomé un taxi y salí a dar una vuelta por Albania, tierra colmada de carbón y vecina del proyecto carbonífero, para indagar un poco más sobre la dos veces alcaldesa Oneida Pinto, de quien más se habla hoy en el departamento, candidata a la gobernación por Cambio Radical y respaldada por el gobernador Chemita Ballestreros y la familia Char de Barranquilla. El taxista me dijo: “Ella ahora se la pasa mucho por aquí, porque vienen las elecciones, pero ella vive en Riohacha”. En la entrada una plaza pequeña, en una meseta sobresale el palacio municipal que es relativamente nuevo, luego fui a una plaza renovada con una escultura de una indígena, la princesa negra, que se gestó en una de sus administraciones, no sé, casi podría ser un monumento en su honor, al fin y al cabo a ella también la llaman “Princesa negra”, un pequeño estadio de futbol, un coliseo y algunas calles pavimentadas, mucho cemento, pero no mitiga las necesidades básicas como el agua, la salud y la educación, Albania sigue padeciendo los rigores del derroche, es indiscutible la falta de inversión social. Ojalá Oneida, como virtual gobernadora, entienda que es necesario un salto social, no seguir apostándole a lo mismo; la corrupción. Por la mañana la cita fue en el aeropuerto Jorge Isaac, de la mina, para salir a Puerto Bolívar, en la Alta Guajira, un trayecto de 25 minutos, bordeando la península hasta llegar al puerto carbonífero; al aterrizar, se siente el calor sofocante y el viento arenoso de la tierra amarilla que inspiró mi primera novela. Este puerto recibe buques con capacidad para 180.000 toneladas de carbón, un complejo que impresiona porque articula varios procesos; trenes, barcos, remolques, bandas trasportadoras, en fin. En el recorrido pude apreciar que el puerto está en buenas condiciones ambientales, a excepción de un par de focos de contaminación, cerca a la playa, que deberían ser mejor tratados. Hicimos una serie de visitas a las comunidades en las rancherías, quería ver de primera mano lo que ocurre con los niños wayuu, constatar de primera mano la situación, salimos del puerto por carretera hasta algunas rancherías, es palpable en intenso verano, no llueve desde agosto y los indígenas están desesperados. En la última visita del presidente Santos a La Guajira lo ví con un chorro de agua en las manos, pero en algunas rancherías como Aruatachon, de Carmen Palmar, la situación es crítica y de ese chorro no se ve nada. De los niños muertos no se dice nada, hay un desconfiado silencio y solo un indígena se atrevió a declarar: “Vea señor periodista, a pesar de que por aquí no llueve desde agosto, nosotros nos la inventamos con algunos pozos y somos solidarios, váyase mejor para la alta en la zona de la Flor de La Guajira, Taroa, Parajimaru, Puerto López, por allá las comunidades sí están mal, no hay agua y los niños se están muriendo”. La-Guajira-3 Ya es hora de que a La Guajira se le trate de una forma diferencial desde el orden Nacional porque en lo departamental la gestión es poca. En Uribía me dio coraje, no es difícil anticipar que la desmedida construcción del terminal será otro elefante blanco, por la zona no se mueven buses, solo camionetas y carritos, como llaman a los vehículos que transportan pasajeros por puestos; no sé cuántos millones se fueron en esa obra, ni cuál será el real beneficio; con una situación de orden público complicada, por sus trochas circula todo el combustible venezolano de contrabando; el actual Secretario de gobierno del municipio, Rubén Almazo, está secuestrado y nadie dice nada, especialmente la policía que se olvidó del tema. Sin embargo, en esta zona me causó mucha satisfacción encontrar un Megacolegio casi terminado en la Ranchería Orroko, jurisdicción de Maicao, será inaugurado por la ministra Gina Parodi. Esta es La Guajira de hoy, de la que mucho se habla, la que han saqueado políticos a través de la historia y la que pocos la recorren para hacer informes que le generen impacto mediático, esta es La Guajira que clama ayuda y que requiere más conciencia del país para poder salir de un mal momento y mirar con optimismo el futuro. @JACOBOSOLANOC
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