La historia del 'cacique', el hombre detrás de Colchones El Dorado

Publicado por: lesly.paez el Jue, 25/04/2024 - 09:00
El deseo de superación y el amor por su madre, lo llevaron a construir una de las más grandes fábricas de colchones en el país.

La historia de vida de Gumercindo Gómez no es diferente a la de muchos en este país. Desde temprana edad, se enfrentó a la adversidad de perder a su padre incluso antes de su nacimiento, y dependió del coraje y la berraquera de su madre para superar la pobreza, a pesar de la falta de recursos que tuvo para acceder a la educación.

Desde su infancia en Ciénega, Boyacá y con la firme convicción de ayudar a su madre y mejorar su situación económica, buscó constantemente formas de ganar dinero, por lo que desarrolló una serie de habilidades trabajando como panadero, carpintero y en otros oficios.

 

A pesar de abandonar la escuela a una edad temprana, Gumercindo demostró su capacidad para aprender y resolver problemas. Su primer negocio, sin quererlo, lo desarrolló en la escuela. En su pueblo casi todos eran analfabetas y cuando alguna carta llegaba tenían que acudir a un letrado, que les cobraba por el servicio. Pero este niño de apenas ocho años había desarrollado la habilidad de leer y escribir en tan solo seis meses.

“Mi mamá me echó la policía cuando le dije que me iba a trabajar y dejaba de estudiar. Me cogieron y me llevaron a la alcaldía y me dijeron que no podía dejar de estudiar porque la ley me lo prohibía. Yo les dije que lo sentía mucho, pero que no iba a estudiar más y que me iba (…) Sabía que no me podían meter a la cárcel", Así comenzó su trasegar.

Desarrolló su propio negocio de lectura y escritura, cobrando a sus vecinos por sus servicios. Esta mentalidad emprendedora lo llevó a buscar oportunidades de trabajo en ciudades más grandes como Tunja y finalmente en Bogotá.

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Trabajó arduamente en varios oficios, desde la fabricación de azadones hasta la carpintería, antes de descubrir su verdadera pasión: la fabricación de colchones.

 

Años más tardes este empírico emprendedor, construyó su propia empresa, Colchones El Dorado, que eventualmente se convertiría en una de las compañías más importantes del país.

Gómez se introdujo en el negocio de los colchones de una manera bastante inusual, en su búsqueda por el éxito, encontró oportunidades laborales cercanas a donde trabajaba anteriormente.

Después de renunciar a su cuarto trabajo, decidió acercarse a una fábrica de muebles en busca de empleo como ayudante de tapicería. A pesar de que su especialidad inicial no era la fabricación de colchones, su jefe anterior le sugirió explorar esa área de negocio.

 

Con el tiempo, Gumercindo se hizo amigo de los trabajadores de la fábrica de colchones, aprendiendo de ellos durante sus almuerzos y tiempos libres. Después de treinta días, construyó su primer colchón, el cual consideró incluso mejor que los que hacían sus compañeros. 

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Más adelante comenzó a fabricar colchones por su cuenta y, a medida que su habilidad y experiencia crecían, también lo hacía su negocio.

 

A pesar de los desafíos financieros y la deuda acumulada, Gumercindo logró pagar su lote con colchones, demostrando su talento para negociar y administrar situaciones difíciles.

Con el tiempo, su empresa, Colchones El Dorado, empezó a crecer de manera exponencial, lo que le permitió expandirse a otras ciudades y convertirse en una marca reconocida a nivel nacional.

Hoy en día, su empresa es próspera, empleando a cientos de personas y produciendo miles de colchones al mes.

A lo largo de los años, Gumercindo superó numerosos obstáculos, desde la falta de capital hasta la burocracia y los errores empresariales.

Sin embargo, su dedicación y visión lo llevaron al éxito, transformando un pequeño negocio en una empresa importante con decenas de empleados y puntos de venta en todo el país.

Finalmente, para marzo de 2022, este empresario falleció, dejando tras de sí un legado de 18 años en una compañía que aún hoy continúa siendo una marca impactante en el mercado.