“La locura lúcida”: el virus que invade a Colombia

Publicado por: admin el Lun, 27/01/2020 - 05:44
Los problemas mentales y los trastornos emocionales se extienden de forma alarmante en nuestro país. Ejemplo de esto, es el caso de un matrimonio amigo que se encuentra enfrentando el desafortunado e
Los problemas mentales y los trastornos emocionales se extienden de forma alarmante en nuestro país. Ejemplo de esto, es el caso de un matrimonio amigo que se encuentra enfrentando el desafortunado evento de sostener una depresión profunda de su hijo mayor de 22 años que desembocó en un intento de suicidio, el cual fue atendido en urgencias y cuidados intensivos de una famosa clínica de Bogotá que temporalmente controló la crisis. Posteriormente, el médico psiquiatra recomendó la remisión del joven a una de las clínicas especializadas para el tratamiento de la salud mental, con el fin de empezar un proceso comprometido y consciente de rehabilitación personal, familiar y social. [single-related post_id="1241414"] Sin embargo, y por increíble que parezca, casi todas estas instituciones no tenían cupo disponible para atenderlo, y fue preciso que se quedara unos días más hospitalizado en la clínica que inicialmente lo recibió. Mientras tanto, los angustiados padres gestionaban la orden de internación psiquiátrica por ansiedad, ideación suicida y depresión, la cual fue aprobada y actualmente el paciente es atendido por un equipo médico, psicológico e interdisciplinario. [caption id="attachment_1242281" align="aligncenter" width="436"] Cortesía: “Mujer de dos caras” de Pablo Picasso[/caption] Investigando sobre el tema, encontré un artículo publicado por el médico psiquiatra Dr. José Posada Villa y difundido por el portal razonpublica.com, basado en la Encuesta Nacional de Salud Mental difundida en 2015 por el Ministerio de Salud y Protección Social (la cual no se ha actualizado), en donde se afirma que: “el 40 % de la población colombiana adulta ha sufrido, está sufriendo o sufrirá un trastorno mental diagnosticable en algún momento de la vida. Además de ser muy comunes, los problemas y trastornos mentales que producen gran sufrimiento y tienen graves consecuencias sociales, económicas y laborales. Sin embargo, en Colombia no reciben suficiente atención.” Asimismo, el Dr. Posada agrega: “Los trastornos mentales son más frecuentes en mujeres que en hombres. Por ejemplo, la prevalencia del trastorno depresivo mayor en adultos es del 3,2 % en hombres y 5,4 % en mujeres; y la prevalencia de cualquier trastorno de ansiedad es 4,9 % en mujeres y 2,9 % en hombres. Por otra parte, el 7,4 % de los adultos ha pensado en suicidarse, siendo otra vez mayor la proporción en mujeres (7,6 %) que en hombres. Además, el 2,4 % dice haber tenido planes suicidas, y el 2,6 %, intentos suicidas”.

La sociedad de “la locura lúcida”

[caption id="attachment_1242282" align="aligncenter" width="556"] Cortesía Armando Martí[/caption] Tratando de entender y dimensionar esta grave situación de enfermedad mental en Colombia, recordé que había leído el libro “La locura lúcida” del psiquiatra colombiano Dr. Carlos Climent, quien con sus hipótesis e ideas científicas nos ayuda a tomar conciencia de que convivimos en una sociedad en donde los trastornos emocionales y las enfermedades de la personalidad, se extienden a muchísimas personas bajo el disfraz de la “normalidad”. Sin duda, ellas se relacionan día a día con nosotros e incluso pueden ser amigos, allegados, seres queridos, familiares y hasta la propia pareja, con quienes compartimos por años sin darnos cuenta de que sufren estos desequilibrios emocionales, los cuales intoxican sus vidas y las nuestras. Paralelamente con las enfermedades que están relacionadas en la Encuesta Nacional de Salud Mental, aparecen también otro tipo de desequilibrios en el comportamiento de las personas, no menos graves e igual de nocivos que los anteriores, pero “camuflados” de forma astuta para engañar a su antojo con quienes interactúan. Algunos de los representantes de estas personalidades disfuncionales son: el corrupto, el manipulador y el controlador; el celopático, el avivato, el iracundo y el amenazante; los mentirosos en la política y en el mundo empresarial; los ambiciosos y codiciosos; los expertos en hacer sentir culpable a los demás, utilizando todos los medios necesarios para ganar y tener la razón; los egocéntricos, los autodestructivos y aduladores. Estos son algunos rasgos de los distorsionados cerebros descritos de forma contundente por la pluma del Dr. Carlos Climent, médico psiquiatra de la Universidad de Harvard, profesor del Departamento de Psiquiatría de la Universidad del Valle, y por más de 20 años miembro del panel de expertos en salud mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS).   Actualmente está dedicado al ejercicio de su profesión en Cali y Bogotá, difundiendo además, temas del comportamiento humano al ser autor de medio centenar de publicaciones científicas y libros como: “Lo esencial en psiquiatría”, “¿Cómo proteger a su hijo de las drogas?”, “Los tiranos del alma” y su más reciente obra “Asuma la gerencia de su vida” (Panamericana Editorial). [single-related post_id="1240940"] Hoy quiero compartir con ustedes, amables lectores, la entrevista que le realicé hace unos años al Dr. Climent, con el fin de profundizar en sus importantes apreciaciones y conceptos sobre su obra “La locura lúcida”. [caption id="attachment_1242284" align="aligncenter" width="558"] Cortesía Bernardo Peña, Periódico Diario El País.[/caption] Armando Martí: Dr. Carlos Climent ¿cuál fue la motivación principal que lo llevó a escribir su libro “La locura lúcida”? Dr. Carlos Climent: Armando, la razón fundamental para escribir "La locura lúcida" fue el de brindarles herramientas a las víctimas de tantos antisociales y narcisistas que hay sueltos por el mundo, permitiéndoles defenderse de enemigos aparentemente inofensivos, con fachadas impecables, socialmente normales, tenebrosamente disimulados y maestros en la manipulación. Estos eximios calculadores y estrategas dignos de mejores causas eligen víctimas potenciales a personas que ellos de antemano saben que podrán manipular a su antojo. Las víctimas, ingenuas por naturaleza, no sospechan nada y suelen acomodarse a lo que, al principio son actitudes seductoras que pasan a ser tenues exigencias y con el tiempo se van convirtiendo en yugos invivibles. Esta manipulación afecta de manera grave la estabilidad emocional de las personas a través de un proceso que ocurre sutilmente. A.M: ¿Quiénes son las víctimas de estos personajes simuladores de la verdad? Dr. C.C: La víctima puede ser cualquiera. No importa ni los vínculos de sangre, ni los compromisos sagrados, ni la lealtad. Estos personajes no conocen el agradecimiento, ni se conmueven con nada ni por nadie. Son seres sin sentimientos y generalmente escogen a las personas más cercanas, como el hijo, el cónyuge, el padre o el pariente más generoso; también puede ser el socio, el amigo y el conocido.  La víctima siempre cándida suele refugiarse en su comodidad, pero no deja de percibir que en su relación con estos personajes algo extraño siempre está presente. Cuando no son las recriminaciones injustas, son los conflictos nacidos de la nada o las agresiones absurdas.  Su gran habilidad reside en hacerle pensar a su víctima que ellos jamás tienen la culpa, por eso nadie piensa mal del victimario, y como la gran mayoría ignora lo que ocurre al interior de la relación o de la familia, la destrucción sigue en silencio. A.M: ¿Cómo se dan cuenta las víctimas de este astuto juego del manipulador? Dr. C.C: Para que la víctima se dé cuenta que el problema no es de ella sino de un interlocutor perverso que la ha mantenido sometida, tiene que pasar mucho tiempo. Para entonces, está desmoralizada, debilitada y aislada pues el “loco lúcido” (narciso o sociópata) se ha encargado de desmoronar la autoestima de su víctima y de demostrar ante el mundo exterior, gracias a una fachada perfectamente maquillada, que él es quien tiene la razón. Según estos seres trastornados, los que requieren un castigo son las víctimas. Este “mundo al revés” tan absurdo como suena, es en el que viven todos los días millones de víctimas porque no se han podido sacudir de encima a estos tiranos, pues no tienen la fuerza ni la independencia emocional o económica para liberarse a través de la ayuda de un profesional de la salud mental. La razón fundamental de su silencio es el miedo al ignorar que ella es la víctima de un ser despreciable que la lleva tiranizando por mucho tiempo. [caption id="attachment_1242287" align="aligncenter" width="552"] Cortesía “Los amantes” de René Magritte[/caption] A.M: Dr. Climent, ¿somos conscientes los colombianos de estos comportamientos enmascarados? Dr. C.C: Muy pocas de estas víctimas logran liberarse sin ayuda. Las consultas de mis pacientes durante muchos años, la impotencia frente a enemigos tan poderosos, los comentarios de mis lectores sobre mi columna dominical en el periódico “El  País” de Cali y del libro anterior "Los tiranos del alma", en donde se trata brevemente este mismo tema, me dieron la motivación para poner en blanco y negro una situación lamentablemente desconocida por las grandes mayorías, ya que estos seres enfermos y malignos plagan desde los círculos más íntimos de la familia hasta las instituciones más respetables de la sociedad. A.M: ¿Cuál fue el método empleado para la elaboración de las hipótesis planteadas en su obra?  Dr. C.C: Me base en las consultas de mis pacientes, los cuales realmente no pedían asesoría sobre sus vidas miserables, sino asistían por unos síntomas, como por ejemplo, una depresión que ignoraban causada por unos interlocutores narcisistas, borderline y antisociales tan poderosos como enfermos, que en el fondo afectaban profundamente sus vidas. A.M: Dr. Climent, por favor explíquenos la diferencia entre una patología, un rasgo de carácter y un trastorno de la personalidad. Dr. C.C: Con gusto, es una cuestión de número de ítems indicativos de una patología determinada, es decir, a mayor número, mayor es la posibilidad de ser considerado un trastorno, y a menor número, menor es la posibilidad de serlo. En este último caso, se habla de alguien que tiene algunos rasgos, pero no tiene el trastorno. Los trastornos de personalidad requieren un mínimo de criterios (ítems) para incluir una persona dentro de ese rubro y los rasgos de la personalidad requieren muchos menos ítems. [caption id="attachment_1242290" align="aligncenter" width="555"] Cortesía “Composición 8” de Kandinsky[/caption] A.M: ¿Cómo descubrimos al antisocial encubierto en “un ser normal” en nuestra sociedad colombiana? Dr. C.C: Se lo reconoce utilizando el cuestionario correspondiente que aparece en mi libro. Si hay muchas respuestas positivas, seguramente se configura el diagnóstico de antisocial. Ejemplos de preguntas para identificar un antisocial son: - No respeta normas ni leyes. - Con gran facilidad pasa por encima de los derechos de los demás. - Es un maestro en el fingimiento y disimulo. - Se comporta muy bien cuando está bajo vigilancia, pero si nadie lo está observando comete indelicadezas, engaña, miente o manipula. - Si lo llegan a confrontar es capaz de negarlo todo con gran frescura, tranquilidad y desfatachez. - Utiliza la seducción con la cual es un maestro para lograr la aceptación de los demás. - Emocionalmente es indiferente, frío e incapaz de amar o sufrir por los demás. - En especial es muy hábil para hacer sentir culpable a los demás. - Usa y abusa de todos los allegados que le dan la oportunidad. - Ha actuado de manera irresponsable en muchas circunstancias familiares, románticas, sexuales, sociales, laborales o comerciales. - Como consecuencia de su irresponsabilidad a su alrededor, proliferan, entre otros, los problemas, las relaciones destruidas, los embarazos no deseados y el incumplimiento de obligaciones incluso con sus propios hijos. - Sus allegados siempre sufren y se la pasan haciendo esfuerzos para que él cambie, algo que nunca ocurre. - No acepta críticas de ninguna clase, a pesar del daño causado por él. Nunca se arrepiente de nada. - Es impulsivo. Por esta razón toma decisiones, realiza actos o se involucra con personas en negocios o en sociedades, que a la postre resultan verdaderos fracasos. - Es irritable y agresivo. - No aprende de la experiencia. - Nunca tiene la culpa de nada. - Es un parásito que siempre está explotando a alguien. Al terminar una relación, rápidamente se consigue a otra en su reemplazo, porque ya no le puede sacar más provecho. [caption id="attachment_1242291" align="aligncenter" width="555"] Cortesía “Abstracto” del Maestro German Tessarolo[/caption] A.M: ¿Algunos de los estamentos de poder de nuestra nación están en manos de hábiles manipuladores? Dr. C.C: Es preciso reconocer que el poder es un lugar privilegiado para la mentira, y, por lo tanto, es el lugar más apropiado para la manipulación. Por ello es tan difícil encontrar políticos transparentes, cuya misión sea el servicio desinteresado a los demás. En la gran mayoría de ellos lo que predomina es un afán de poder, lucro personal y ambiciones personalistas. Todas condiciones esencialmente narcisísticas, es decir, aquellas personas que quieren resaltar su propia importancia.  Como lo expreso en mi libro: “en el mundo del poder muchos factores estimulan al narcisista a pulir su imagen inflada. Con frecuencia recurren a la manipulación de personas, circunstancias y publicidad para asegurar la supervivencia de su figura ante los ojos de los demás. Razón por la cual, muchas veces los gobernantes se quedan tan solos. Los asesores, cortesanos, patrocinadores, lambones de turno y la sociedad misma, contribuyen a mantener la soledad y los sueños de poder. Finalmente, el narcisista político no está enamorado de sí mismo, sino del reflejo que los demás ven de él. En su vida pública crea una dependencia de la admiración y del aplauso de las masas para sentirse mejor. En el fondo tienen dudas de su impacto en los demás y al desvanecerse la certeza de su verdadero valor se genera una desagradable sensación de inseguridad”.  A.M: ¿Qué tipo de tratamiento aconsejaría a las familias que conviven con un antisocial, un narcisista o un borderline?  Dr. C.C: A los familiares de los dos primeros les recomendaría documentarse sobre estos trastornos y no pretender cambiarlos. Simplemente alejarse de ellos. Con relación a los familiares del borderline también les recomiendo revisar “La locura lúcida”, que al final del correspondiente capítulo tiene un listado de 30 preguntas de muy fácil utilización, que cada persona puede auto aplicarse o aplicárselo a un allegado para determinar si tiene pocos o muchos rasgos de los indagados en la lista. Si tiene muchos rasgos seguramente es un borderline. Ejemplos de preguntas que permiten hacer el diagnóstico de borderline: - Sus emociones son muy variables. - Las variaciones del ánimo son impredecibles, irracionales o intimidantes. - Provoca crisis que contribuyen a una vida familiar inestable. - Es extremista. No tiene términos medios.  Una vez confirmado el diagnóstico se procede a confrontar a la persona y a consultar con un especialista, pues el tratamiento debe hacerlo un profesional de la salud o un terapeuta con mucha experiencia. [caption id="attachment_1242296" align="aligncenter" width="558"] Cortesía “Los relojes blandos” de Salvador Dalí[/caption] A.M: De los perfiles sociopáticos descritos en su libro “La locura lúcida”, ¿cuál es el más peligroso? Dr. C.C: Todos hacen daño a sus allegados, su entorno social y al país en general, pero aquel que pretende posar de víctima sufrida y despertar lástima y compasión por los demás para poder manipularlos, es el peor porque contra ese que juega a la “victima”, no hay manera de defenderse. A.M: Cree usted Dr. Climent ¿qué actualmente la psiquiatría cumple la misión profesional de rehabilitar las enfermedades mentales?  Dr. C.C: La psiquiatría es la cenicienta de la salud pública. No existen presupuestos adecuados en Colombia para tratar los problemas mentales más básicos, y mucho menos, para hacer prevención y rehabilitación de estas enfermedades.  A.M: ¿Por qué nuestra sociedad no reacciona ante los constantes atropellos de los perfiles sociopáticos antisociales, narcisistas y borderline? Dr. C.C: Porque el país está abrumado con la corrupción más grande de toda su historia y las conductas antisociales palidecen frente a los robos, los asesinatos y la violación de los derechos fundamentales de las personas. Estas terribles circunstancias ocurren en todas partes y diariamente. La sociedad no se sorprende con nada, se acartonó frente al crimen que pasó a ser parte del paisaje colombiano. A.M: ¿Qué diagnóstico le daría a nuestro país Colombia? Dr. C.C: Colombia son muchos países en uno. No se puede generalizar, además hay gente muy buena y bien intencionada. Este grupo constituye la inmensa mayoría de los colombianos. Pero hay una minoría de ventajistas-sociópatas que hacen más ruido y por los que se suele sentenciar a todo un país. Lo que sí se puede decir es que Colombia es un país de gente extraordinariamente aguantadora, capaz de tolerar pasivamente abusos sin chistar, pero conociendo y desenmascarando al agresor es más fácil defenderse de él. A.M: Por último ¿cuál sería el mensaje que le daría a los lectores? Dr. C.C: Documentarse, estudiar y entender que tienen derecho a vivir libres de las tiranías, muchas veces creadas por las mismas personas.