Quizá muy pocos sepan que en Colombia, cada 8 de junio, se conmemora el ‘día del estudiante caído’. Quizá tampoco lo “celebren” muchos. O nadie, en realidad. O lo deben recordar en un lugar: la Universidad Nacional.
Esta es la fecha elegida porque hace 63 años, un grupo de estudiantes de la Nacional –más de una decena– fueron asesinados por el Régimen del General Gustavo Rojas Pinilla.
El planeta estaba partido en dos: de un lado estaban los comunistas y de otro los capitalistas. Eso se llamaba Guerra Fría. Los miedos que se engendraban en el seno de esa sociedad bipolar, hacían que todo lo que medio oliera a diferente, a revolución, a protesta, debía ser contenido y erradicado. Y cuando los estudiantes se levantaron contra el dictador, a él no le quedó más salida que mandar un batallón de mercenarios para que los acribillaran.
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El poder político no siempre tiene la razón. Ellos también se equivocan –y lo hacen mucho, una tras otra vez–. Los estudiantes han sido la voz de la conciencia que recuerda esos errores y lucha para que se corrijan y no se repitan. Y así ha sido en Colombia y en todo el mundo. No estaría de más tener presente que muchos de los movimientos sociales más exitosos han nacido en las aulas.
Si hubiera que poner a alguien el rótulo de ‘enemigo de los poderosos’, serían los estudiantes sobre quienes resaltaría esa etiqueta. En Colombia, ese movimiento estudiantil, ha estado presente en las reivindicaciones sociales más relevantes del último siglo. Si bien forman un grupo compacto, que a veces no diferencia una universidad concreta, la Nacional ha sido el foco sobre el que todas esas resistencias han confluido. Sin decir que no haya otras instituciones también.
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Puede que por eso, por ser la piedra en el zapato de los poderosos, desde ‘arriba’ siempre se ha intentado, con una constancia preocupante, someter a la 'Nacho' para que se calle y no acose tanto. La han desfinanciado. La han olvidado. La han dejado a su suerte. La han intentado privatizar. Y no han podido: la ‘Nacho’ se levanta una y otra vez, no importa la contundencia del golpe. Pero ya está cansada: “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”.
No estaría de más tener presente que muchos de los movimientos sociales más exitosos han nacido en las aulas.A pesar de la terrible crisis que ha enfrentado la Nacional, del peligro constante, ha sido, y puede que siga siendo, la institución de educación superior más prestigiosa de Colombia y una de las mejores de Latinoamérica. Lo es a pesar de todo. Los problemas de la ‘Nacho’ no son pocos. Desde 1992, con la Ley 30, las universidades públicas han tenido que mantener su cobertura. Se ha pasado de 120 mil a 556 mil, se han creado más cursos de posgrado, se ha intentado diseñar programas de bienestar más ambiciosos, se ha gastado mucho en investigación. Sin embargo, el aporte que el Estado hace a las universidades no es proporcional al gasto que ellas tienen, por lo que han tenido que intentar tapar ese déficit con recursos propios. Ignacio Mantilla, rector de la Nacional, explicó que “los anteriores aspectos, entre otros, han producido unos costos de funcionamiento que crecen anualmente a una tasa real de 4 puntos por encima de los aportes que establece la Ley 30 de 1992 para tal fin”. [single-related post_id="361719"] El desamparo presupuestal a hundido a la Nacho en una crisis terrible. 21 de los edificios del campus de la sede Bogotá están en riesgo. Ya incluso han tenido que derrumbar uno de los más importantes: el de arquitectura. Y muchos de esos edificios son patrimonio de la nación ¿qué tal no lo fueran? Sumado a eso, la Universidad necesita cerca de 3.8 billones de pesos para subsanar su pasivo pensional. Por donde sea que se mire, la cosa es de plata: la Nacional necesita plata. No es posible brindar educación de calidad, sin que haya una inversión directamente proporcional. “Los esfuerzos adelantados por las universidades públicas por ofrecer educación y realizar investigación de alta calidad, mayor cobertura, alta cualificación docente y mejores condiciones de bienestar para sus estudiantes, así como el cumplimiento responsable de la ley y decretos reglamentarios atendidos con recursos propios, son las verdaderas causas de su desfinanciación”, escribió el profesor Mantilla. [single-related post_id="351517"] No obstante, y hay que insistir en que a pesar de todo, la Nacho se mantiene en pie, y con los recursos que tiene, sigue siendo la mejor. Así lo demostró un nuevo Ranquin de QS en el que la universidad quedó primera, seguida por su más digna y fuerte competidora, Los Andes. Ambas instituciones tuvieron el 254 y 256 figuran también entre las 10 mejores de Latinoamérica. La competidora más cercana es El Externado.
Si bien forman un grupo compacto, que a veces no diferencia una universidad concreta, la Nacional ha sido el foco sobre el que todas esas resistencias han confluido.Además del mérito académico que se les debe reconocer a los profesores y estudiantes de la Nacional, también es necesario rescatar que, a pesar de la estrechez, haciendo muchos esfuerzos, la comunidad en su conjunto a logrado dar a la institución un lugar de prestigio y reconocimiento que, sin importar las condiciones, ha sabido mantener con dignidad y valentía. La Nacho, sin duda, es la mejor, no tanto por la inversión, sino por su gente.