No es sorpresa encontrar a Leila Guerriero en Colombia: en una conversación literaria en Medellín, dictando un taller en Cartagena de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) o, como en esta ocasión, en la edición 32 de la Feria del Libro de Bogotá (FILBo) 2019, que celebra los 200 años de Colombia como nación.
La célebre escritora y periodista argentina aprovecha para dejarse contagiar del ambiente literario de la capital colombiana.
“La verdad es que a mí me encanta participar de lo que podríamos llamar la 'conversación literaria' en las ferias: venir a hablar de lo que más nos interesa, del libro, de literatura, de chismes también”, cuenta Guerriero en una entrevista con la Agencia Anadolu en la que expuso sus ideas frente a la situación en su país, las nuevas formas de la literatura y las historias que todavía le quedan por contar.
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Autora de relatos tan impactantes como 'El rastro en los huesos', sobre la investigación forense de los restos de desaparecidos en la última dictadura argentina, que ganó el Premio Cemex FNPI 2010, y libros de crónicas como 'Cuba en la encrucijada'; 'Una historia sencilla'; 'Plano americano' y el más reciente, donde fue editora, 'Un mundo lleno de futuro', entre otros. Guerriero se declara optimista respecto al periodismo narrativo que se está produciendo en el continente, aunque cada vez haya menos espacio para publicar.
El rumbo de la crónica periodística
Al contrario de lo que muchos opinan o creen, para Guerriero el periodismo narrativo está más vivo que nunca en América Latina.“Me parece que mucha más gente hace más periodismo narrativo ahora que hace 10 o 15 años. En general lo que hay es cada vez más producción, me parece que los medios que publican crónicas ya no son tantos, pero la crónica está buscando cauces por otros lados”.Uno de estos cauces, que “llegó para quedarse”, es el libro: “Es un lugar que siento que es irrenunciable. Me parece que ha llegado ahí para quedarse, lo cual está muy bien. Lo que no me gusta tanto es que esté retrocediendo mucho y que las revistas que conocemos tengan tantos problemas para subsistir, que haya problemas para pagar los colaboradores. Eso me apena mucho”. A pesar de ese refugio que todavía le queda a la crónica en las editoriales, “es una pena que quede solo en el lugar del libro, porque si bien no es una cosa masiva, la crónica sí tiene un lugar natural en los medios de comunicación. Allí es donde tiene el chance de visibilizar, de desnaturalizar situaciones que hemos naturalizado”, opina Guerriero. Ha sido precisamente en afamadas publicaciones latinoamericanas como Gatopardo, Rolling Stone, Página 30 y Etiqueta Negra (y en Colombia, en SoHo, El Malpensante o Don Juan) donde nacieron nombres de cronistas tan importantes como Alberto Salcedo Ramos, Juan Villoro, Julio Villanueva Chang y la propia Guerriero, entre otras reconocidas firmas. [single-related post_id="1086749"] “Claro -responde la escritora-. Ha sido nuestro lugar donde nos han conocido, nos han leído. No empezamos escribiendo libros. Ahí se cancela toda una posibilidad de acceso, porque vos no vas a publicar un libro de un periodista al que nunca le leíste ninguna nota en ningún lado. ¿El tipo dónde va a hacer sus primeras armas?”. Y sigue siendo un género necesario de difundir porque “justamente la crónica es un tipo de género que no es reduccionista, que intenta contar la realidad con matices, sin reducirla a blancos y negros, buenos y malos”.