Zhang Xinyu estaba de compras en las tiendas de la provincia oriental de Shangong en China. Cuando salió quedó sorprendida al ver medio centenar de zanahorias gigantes bailando alrededor suyo. La zanahoria líder se arrodilló frente a la mujer y le hizo la propuesta de matrimonio. La mujer, cuyo color favorito es el naranja, accedió ante tal declaración.
Como Kun Pang, el novio disfrazado de vegetal, hay muchos hombres en el mundo que recurren a ideas no convencionales para llevar a su amada al altar.
En Estados Unidos, un joven jardinero llamado Tommy Dafoe recurrió a todas sus artes jardineras para hacer crecer el pasto de tal forma que se formaran las letras en las que se leía la propuesta matrimonial.
Otro caso en Estados Unidos se hizo público a través de un crucigrama matutino. Aric Egmont, un enamorado de 29 años, convenció a los editores de crucigramas del diario Boston Globe, para que incluyeran la propuesta matrimonial en el juego. Los editores no solo aceptaron, también incluyeron palabras que detallaban el nombre de la novia, los amigos y la familia.
Hay otros enamorados que son capaces de convertirse en actores y productores de cine para convencer a sus parejas. Un peruano sorprendió a su novia colombiana cuando la invitó a ver un cortometraje. La joven se sentó en primera fila, sola, porque su pareja se había ausentado. Cuando empezó la proyección, quedó sorprendida al verse en fotos y al escuchar la voz de su novio. Después de varios minutos apareció en la pantalla “¿te casarías conmigo?”.
En Estados Unidos, un hombre convenció a los editores de un periódico para poner la propuesta matrimonial en un crucigrama. Hay hombres que son capaces de actuar para convenecer a sus prometidas.
En Pereira un hombre colgó una valla tipo campaña política con la foto de su enamorada, pidiéndole la mano. Hay otros hombres que han convencido a sus parejas con mensajes en las pantallas grandes de los estadios, con juegos de luces en la calles o en la Torre Eiffel. Pero hay algunas declaraciones que no tienen un final feliz, como el de un hombre, que acompañado de una guitarra, se declaró a una jovencita en una plazoleta de comidas. La aludida se tapó el rostro y salió corriendo dejando al hombre plantado frente a centenares de comensales.
Caballeros: Si quieren disfrazarse de zanahorias danzantes, hacer crecer el pasto en forma de letras, convencer a editores de crucigramas o ser actores o productores por un día para pedir la mano de la mujer amada, se garantiza la originalidad, pero no se garantiza un feliz desenlace.
