Por tres años, Mosul, capital de Irak estuvo bajo el estricto control del Estado Islámico’. Esa ciudad era su fortín; esa ciudad era su capital; esa ciudad era el centro desde el que organizaban todas sus actividades. Era, porque luego de durísimos combates contra el Ejército Iraquí, el EI ha perdido el control que tenía sobre Mosul. Y es una pérdida muy grande, que, para algunos podría significar la caída definitiva del grupo terrorista más peligroso del planeta.
Haidar al Adabi, primer ministro iraquí, dijo el 9 de julio que “Desde el Mosul libre y liberado anunciamos la victoria para todos los iraquíes. Con nuestras filas unidas luchamos contra el Dáesh (acrónimo en árabe del Estado Islámico) a lo largo de los años e hicimos fracasar todos sus planes. Ahora, Irak, está más unido que nunca”.
La batalla fue larga y difícil, pero se ha terminado el “estadito islámico, depravado y asesino, gracias al sacrificio de miles de iraquíes”.
El Mosul: el ‘paraíso’ medieval del Estado Islámico
Los habitantes, con orgullo, solían llamar a Mosul la ‘Perla del norte’; o al menos así era antes de que el Estado Islámico se adueñara de ella. Luego se convirtió en una especie de ciudad sombría, regida por “el código de terror, “primitivo y fanático que impuso el EI”.
[single-related post_id="697805"]
“He visto con mis propios ojos cómo cortaban las manos de unos ladrones y arrojaban a unos homosexuales desde la azotea de los edificios más altos”, comentó Farras al Hamadani, periodista radicado en Mosul.
La toma empezó el 14 de julio de 2014. Miles de hombres del EI entraron a la ciudad, que entonces era custodiada por 30 mil efectivos de la policía y el ejército, entrenados por los Estados Unidos, y que fueron reducidos en cuestión de horas. La imparable avanzada de los yihadistas dio como resultado una éxodo de refugiados que buscaban huir de la barbarie.
Los castigos
“Lo recuerdo a diario porque fui uno de los vecinos que escapó con lo puesto. Crecí en Mosul y echo de menos las charlas con los colegas; las caminatas por la orilla del Tigris o las visitas a los cafés”, le contó un testigo al diario El Mundo.
Nada escapaba al ojo inquisidor de los miembros del EI. “Toda la ciudad está bajo su control. Toda, sin excepción. Si fueran capaces de controlar el aire que respiramos encontrarían la manera de medirlo y cobrárselo. Crearon una oficina para cada aspecto de la vida. Estamos bajo una autoridad sangrienta”.
[single-related post_id="677552"]
La interpretación estricta de las enseñanzas de Mahoma, y que el EI llevó en Mosul al extremo, se convirtieron en una excusa para cometer muchas atrocidades. Y entre lo menos espantoso, por ejemplo, no se podía leer, no se podía beber alcohol, no se podía fumar, no se podía ver televisión. El que intentara faltar a alguna de esas reglas sería azotado.
También se azotaba a los hombres que se afeitaban, o a quienes no frecuentaran las mezquitas. Las mujeres no quedaban escapaban a la dureza de las reglas: quienes fueran sorprendidas sin la Niqab –prenda que cubría todo el cuerpo, salvo los ojos– serían condenadas a 40 latigazos.
¿El fin del Estado Islámico?
En Mosul viven más de un millón de personas. Los yihadistas solían ser un poco más de 2000. Aun así habían logrado mantener el control de la ciudad por casi 3 años. Así, con cerca de 50 mil efectivos, entre hombres de las fuerzas armadas iraquíes, y miembros de la coalición internacional, se logró la recuperación de Mosul. Sin embargo, hubo un precio muy alto que pagar: además de la muerte de civiles e inocentes, la ciudad quedó casi que completamente destruida. Funcionario de los Estados Unidos han comparado aquella devastación con la que dejó la Segunda Guerra Mundial.
"Crearon una oficina para cada aspecto de la vida. Estamos bajo una autoridad sangrienta”.Que EI perdiera Mosul es una derrota importante. Pero es muy pronto cantar victoria y decir que el grupo terrorista está acabado. Efectivamente, y en esto convergen medios y expertos internacionales, el EI sale de Mosul derrotado y débil, pero para nada erradicado. [single-related post_id="551998"] Todavía quedan reductos que ocupan importantes territorios de Medio Oriente. En Siria, por ejemplo, Raqqa sigue en manos del califato. No va a ser fácil desarticular la compleja red que formaba el Estado Islámico. Los combatientes que han sobrevivido a las ofensivas actuales se han replegado y se cree que empezaran a actuar aisladamente, desde las sombras, por lo que los ataques suicidas podrían aumentar. Los miembros del Estado islámico “buscaran un conducto alternativo de violencia”, explicó un artículo del New York Times. "A medida que el ISIS pierda su base física en Mosul y Raqqa, veremos que muchos de sus combatientes, especialmente en el liderazgo, volverán a Al Qaeda. Y creo que aún tendremos el problema de los combatientes extranjeros que vuelvan a casa. En muchos casos las agencias de inteligencia no saben quiénes son y francamente no saben qué hacer con ellos”, Le dijo Paul Rogers, profesor de la Universidad de Bradford a la BBC.
