El nombramiento de Rafael Pardo como ministro de la recién creada cartera de Trabajo ha caído bien en algunos sectores. La decisión sobre esa designación la tomó el presidente Juan Manuel Santos después de los resultados de las elecciones del domingo pasado, en las que cambió el mapa político. El Partido Liberal logró un buen número de alcaldías y gobernaciones propias y en coaliciones. Con esto consiguió el boleto de entrada para formar parte del gabinete y consolidar así la denominada Unidad Nacional.
Con este nombramiento, quien quedó sin la oportunidad de llegar a un ministerio fue el presidente de la Central General de Trabajadores (CGT), Julio Roberto Gómez, quien en los últimos meses era el firme candidato para asumir esa cartera. Gómez tuvo varias reuniones privadas con el presidente Juan Manuel Santos en las que habrían hablado sobre el asunto.
Es la segunda vez que suena el nombre del sindicalista para un ministerio. Gómez, considerado uno de los hombres más cercanos al vicepresidente Angelino Garzón, habló hace varias semanas con Santos sobre la posibilidad de ocupar la cartera de Medio Ambiente. Pero al final el gobierno nombró al ex comisionado de Paz Frank Pearl.
Pardo entró pisando duro. Exigió que el tema de las pensiones pasara del Ministerio de Protección al de Trabajo, donde ya se creó el vice ministerio de empleo y pensiones.
Julio Roberto Gómez continuará al frente de la CGT y del consejo administrativo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), desde donde piensa vigilar con celo las reestructuraciones de entidades como el DAS y la DNE, entre otras.