Ella había estado en la fila por algo más de dos horas. Llegó desde antes que saliera el sol. No la detuvo ni el frío ni la distancia ni tener que madrugar tanto. Ella ya no tiene edad para estas cosas; pero esta vez eso no fue problema. Hizo el esfuerzo. La ocasión lo ameritaba. Quizás ella nunca más vuelva a tener a la Virgen de Chiquinquirá tan cerca.
Las puertas de la Catedral Primada de Colombia se abren a las siete de la mañana. Muy pronto el lugar ya está lleno. Un coro interpretan himnos marianos que los feligreses cantan suavemente. En una de las naves laterales, una mujer, también mayor, se arrodilló en una de las bancas, sacó su rosario y empezó a orar en silencio. Las lágrimas empezaron a bañar su rostro de inmediato.
Los feligreses
Julián es un hombre joven. Se ve humilde, sencillo. “Vine a pedirle a la virgen por la salud de la familia –dijo–”. Tiene mucha fe. Como él, Isabel ha venido a “saludar a la Virgen y a darle gracias a Dios, ya que está acá en Bogotá, porque a veces no es fácil ir a Chiquinquirá".
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La hermana María Cecilia es una monja amable. Observa cómo se desarrolla la peregrinación. Es dominica de Betania. Su congregación queda al lado de la Basílica, allá en Chiquinquirá. Nos contó la historia del cuadro de la Virgen. Era un lienzo que ya no servía. “Lo tenían para secar granos. Una señora, no recuerdo bien el nombre, dijo que quería el lienzo, así que lo sacudió y lo colocó en un lugar donde podía hacer oración”.
La imagen de Nuestra señora–afirmó–, estaba muy deteriorada. “Y un día, se dieron cuenta que el cuadro resplandecía y empezó a renovarse. Una mujer indígena fue quien lo notó. Ese lienzo tiene 400 años”.
Los milagros de la virgen serían incontables como pueden ser los fieles que tiene. La salud, el trabajo. “Una hermanita que trabaja con nosotras allí en la Basílica –contó la hermana María Cecilia–, nos ha dicho que el lienzo sí se renueva. El cuadro tiene unos ‘huequitos’. En cada renovación esos huequitos se van cerrando”. La clave es el amor y la confianza en la Santísima Virgen. “Es la fe”.
“El poder de Dios se manifiesta a través de ella. La virgen no es que haga los milagros. Es El Señor que la escucha a los que piden con mucha fe”.
La llegada a Bogotá
El lienzo de la Virgen de Chiquinquirá llegó a Bogotá el pasado viernes para cumplir un encuentro con el Papa Francisco. Salió de su casa, la Basílica de Chiquinquirá. Desde las tres de la mañana de ese día, las puertas de la bellísima iglesia se abrieron para que la gente se despidiera de ella. La ceremonia fue concurrida, fervorosa. Y no era para menos: la Virgen es la patrona de Colombia y se le debe tratar como tal, dicen los feligreses.
Después de la misa, una procesión acompañó el lienzo hasta el Batallón Sucre, donde la esperaba un helicóptero del Ejército que la trasladó hasta el aeropuerto El Dorado de Bogotá.
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El sábado, desde muy temprano, una gran cantidad de capitalinos recibió el cuadro en la Plaza de Bolívar. Mientras hacía una leve procesión, la banda de músicos del Batallón Guardia presidencial interpretaba ‘María la Blanca paloma’. Desde que entró a la Catedral, miles de personas han ido a verla, saludarla y a orar.
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Foto: Jair Espitia/Kienyke.com[/caption]