Poseedor de una curiosidad precoz dada su afición a la literatura y especialmente, por la poesía, Jhonathan Sánchez desde muy joven buscó vincularse a una bohemia anacrónica para alguien de su edad, pero a través de su trabajo logró abrirse espacio en las reuniones de algunos de los más connotados maestros dedicados al arte de la palabra que le brindaron, junto a ellos, un lugar en el mundo de la poesía.
Todo comenzó en el año 2004, cuando tenía apenas 15 años de edad y decidió enviar algunos poemas para participar en una convocatoria abierta que había hecho la Fundación Cultural Jetón Ferro, organizadora habitual del Encuentro Internacional de Escritores en Chiquinquirá, Boyacá. Jhonathan recibió respuesta afirmativa y fue invitado en calidad de escritor, convirtiéndose así en el más joven de todos, junto a escritores consagrados de la literatura, pues el siguiente, en orden de edad, le llevaba por lo menos 40 años
[caption id="attachment_1088024" align="alignnone" width="1024"] (Izq.) El ilustrador Alejandro Valencia y los escritores Jhonathan Sánchez, (Der.) Pedro Manuel Rincón (Pemán-R) y José Luis Díaz-Granados.[/caption]
A pesar de los años de experiencia y sabiduría que le llevaban a él escritores como Germán Castro Caycedo, Fernando Soto Aparicio, Jairo Aníbal Niño, Pedro Manuel Rincón, José Luis Díaz Granados o Meira del Mar u otros, Jhonathan no se amilanó, estaba convencido desde su corta edad que lo que escribía tenía calidad y algo que decir al mundo.
“Uno en la adolescencia es impetuoso, se cree un superhéroe, ese es un defecto, pero a la vez, la mayor virtud de los jóvenes, siempre me he sentido capaz y en ese momento tuve el convencimiento de que la poesía que escribía era valiosa”, afirma.
Una adolescencia peculiar
Jhonathan Leonel Sánchez Becerra nació en Tunja, capital del departamento de Boyacá, el 19 de abril de 1988. Su padre, un profesor de colegio y su madre, una ama de casa dedicada que se encargó de conducirlo por el camino de la educación y la superación personal, lo llevaba a la biblioteca de la Academia Boyacense de Historia a consultar y hacer las tareas. Fue allí donde Jhonathan empezó a descubrir su gusto por la literatura y la historia que aún hoy custodia esa institución. [single-related post_id="1086166"] Fue finalmente un libro clásico de la filosofía mundial, el que terminó por llevarlo a la literatura. Recuerda que cuando estaba en cuarto o quinto de primaria, fue a la casa de su abuela paterna, también profesora, y se interesó en uno de los libros: Así habló Zaratustra de Frederick Nietzsche. Tal fue su curiosidad por el texto que su abuela decidió regalárselo. Esa lectura lo motivó a escribir. “Yo creo que sí lo comprendí, no sé si como el autor habría pretendido, pero recuerdo que me hizo pensar mucho, pues lo contrastaba con el mito muisca de Bochica que enseñaban en la escuela”, afirma Jhonathan en diálogo con KienyKe.com. Así empezó un viaje sin retorno sumergido de lleno en la lectura, las bibliotecas, la poesía y la escritura. A veces practicaba algunos deportes en el colegio, pero siempre prefirió, y aún o hace, la lectura y la investigación. “Mientras mis compañeros estaban en recreo, jugando, yo aprovechaba el tiempo para preguntarle a mis maestras sobre diversos temas o leyendo libros de ciencias sociales. Siempre he sido diferente y me siento orgulloso de ello”, afirma convencido. [caption id="attachment_1088025" align="alignnone" width="1024"] El presidente de la Academia Boyacense de Historia Dr. Javier Ocampo López y los escritores Jhonathan Sánchez, Fernando Soto Aparicio (QEPD) y José Luís Díaz-Granados.[/caption] No solo porque le gustara leer, sino porque sus lecturas, a esa edad no resultaban, y aún hoy, comunes para los niños entre los siete y los diez años de edad, por esa época conoció también las obras de los poetas “malditos” franceses del siglo XIX como Paul Verlaine y Arthur Rimbaud, de los colombianos José Asunción Silva y Julio Flórez, así como la obra del portugués Fernando Pessoa., quienes continuaron alimentando su interés por la poesía. [single-related post_id="1085219"] “A la mayoría de las personas no les gusta leer, eso hace que sean proclives a ser manipulados por los profesionales de la opinión pública. Yo creo que uno de los grandes factores, causales de la violencia, de la no reconciliación y de la falta de interés por la paz en Colombia, es la ignorancia. La solución a todos los problemas del ser humano en el mundo, es la educación. Pero no se necesita que alguien venga y nos lo diga, sino que esa resolución de querer vivir mejor debe surgir de manera individual, consecuente con una posición crítica de la realidad”. Así Jhonathan Sánchez llegó a formar parte de un selecto grupo de escritores de renombre como Fernando Soto Aparicio, Pedro Manuel Rincón (Pemán-R) y José Luis Díaz-Granados, entre otros, que fueron quienes le “enseñaron a leer y escribir”. Ellos, más allá de las tertulias acompañadas de la bohemia y los acordes de guitarra declamando sus versos hasta altas horas de la noche, durante los numerosos encuentros, lo acogieron como a un hijo.La poesía como forma de decir algo
A partir de allí Jhonathan Sánchez cuenta entre sus obras más destacadas, con libros como: Letras del Alma, publicación a dos manos con el físico y poeta Javier Cuervo en el año 2004 y Memorias para la Esfinge, poemario realizado en compañía del también escritor tunjano Pedro Manuel Rincón (Pemán-R). También ha publicado algunos poemas en revistas y otros medios de comunicación, como la Joven Parca, esta última presentada en la 32a Feria Internacional del Libro de Bogotá, ayer 30 de abril, incluye dos poemas de su autoría como un abrebocas de su próximo libro titulado: Poesía para Alejandro. Jhonathan estudió Historia como carrera profesional, porque piensa que la literatura y con mayor razón la poesía no se aprende en la academia sino en la vida, la poesía como cualquier otra rama del arte debe ser un pasatiempo que se hace por amor y una herramienta para comunicar. Ahora se dedica a la investigación y curaduría de exposiciones de arte e historia, la asesoría a museos y se desempeña como catedrático universitario."Hay dos tipos de escritores, los de oficio, que se dedican a eso por que viven de eso y llegan a hacerse profesionales; y los otros, los empíricos como yo, que escribimos cuando existe el deseo o la necesidad de transmitir algo", asegura.Con el tiempo ha creído avergonzarse de sus primeros escritos y también, se ha permitido, despedirse de algunos de esos escritores que conoció mientras pasaba su adolescencia y que ha tenido que ver partir con los años por razones biológicas. Por eso recuerda la dedicatoria que Fernando Soto Aparicio le escribió en uno de sus libros que dice: “Jhonathan, para que no nos alcance el olvido…”. Por eso, cuatro años antes de la muerte del prolífico autor, consignó en una entrevista realizada en el año 2012, parte de la esencia humanista del escritor boyacense de Santa Rosa de Viterbo. “Al terminar la entrevista, el maestro Soto me dijo: Y por favor un mensaje final, a la persona que más ame regálele un libro, métala dentro del cuento de la lectura y sálvela”, relata Jhonathan. [single-related post_id="1086299"] Él se ha convencido de esa premisa hasta el punto de ser enfático al afirmar “la educación es la solución a todos los problemas de la humanidad”. Por eso se ha esforzado, en desarrollar su profesión como un compromiso ético con la sociedad, tanto en el tiempo que estuvo vinculado al área de investigación y curaduría del Museo de la Independencia, Casa del Florero del Ministerio de Cultura de Colombia en Bogotá, como ahora que la Alcaldía de Tunja, le ha encomendado ejercer la Secretaría Técnica del Congreso Internacional Bicentenario de la Independencia de Colombia 1819-2019. Evento que tendrá lugar en la ciudad de Tunja del 31 de julio al 5 de agosto y que se perfila como uno de los más importantes de América Latina este año, al reunir y convocar a algunas de las más eminentes figuras del mundo académico y cultural a nivel nacional e internacional. Finalmente, Jhonathan Sánchez considera como un deber hacia la juventud “motivar la curiosidad por el conocimiento. La lectura es una de las formas más eficaces que tenemos los seres humanos para actualizar nuestra base de datos”.