
Este martes 13 de mayo, América Latina pierde a uno de sus líderes más emblemáticos. José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay y referente moral y político del continente, falleció a los 89 años.
La noticia fue confirmada por el presidente uruguayo Yamandú Orsi, quien expresó: “Te vamos a extrañar mucho, Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo”.
Entre las muchas voces que se alzaron para rendir homenaje a Mujica, destacó la del presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien utilizó su cuenta oficial en la red social X para despedirse con palabras cargadas de sentimiento y visión política:
Ha muerto Pepe Mujica, el gran revolucionario, el presidente de Uruguay.
Adiós amigo. Ojalá América Latina, algún día, tenga himno, ojalá América del Sur se llame, algún día: Amazonía.
Hoy creo firmemente que el proyecto de integración de América Latina pasa por construir, como la Unión Europea, una Unión Grancolombiana, que en el corazón de la América Latina y el Caribe, dé el paso decisivo a la integración.
Las palabras de Petro no solo rinden homenaje a Mujica, sino que también reflejan una aspiración compartida por muchos líderes progresistas: la unidad e integración del continente. En un momento de pérdida, el mandatario colombiano apeló a los ideales que ambos compartieron durante décadas: justicia social, soberanía regional y un modelo político más humano y solidario.
Un legado imborrable
Mujica nació en 1935 y dedicó su vida a la lucha por los derechos de los más vulnerables. Fue guerrillero tupamaro, pasó más de una década en prisión durante la dictadura militar uruguaya, y emergió como figura política clave tras el retorno de la democracia. Ministro de Ganadería y presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, se ganó el respeto global no solo por sus reformas, sino también por su coherencia y estilo de vida austero. Vivía en una casa modesta, donaba la mayor parte de su salario y viajaba en su viejo Volkswagen Fusca.
Durante su mandato, Uruguay aprobó leyes progresistas que marcaron historia en la región, como la legalización del matrimonio igualitario, la regulación del cannabis y la despenalización del aborto. Mujica gobernó desde la cercanía con el pueblo y se mantuvo fiel a sus principios hasta el final.
La despedida que conmovió al continente
En enero de este año, Mujica anunció públicamente que padecía un cáncer terminal y que había decidido no continuar con tratamientos médicos. Sus últimas palabras en público reflejaban su deseo de despedirse sin alardes: “Me estoy muriendo. Déjenme tranquilo”. Murió acompañado de su esposa, Lucía Topolansky, en su hogar de siempre.
Uruguay decretó tres días de duelo nacional, y miles de ciudadanos se congregaron espontáneamente en la Plaza Independencia de Montevideo para rendir homenaje al líder que hizo de la política un ejercicio de humildad y compromiso.
Petro y Mujica: afinidades políticas y personales
La relación entre Petro y Mujica fue más que protocolaria. Ambos compartieron escenarios internacionales, foros de izquierda y una visión común de una América Latina más integrada y soberana. En sus discursos, Petro ha citado frecuentemente a Mujica como un ejemplo de lo que debe ser un líder: cercano, honesto y coherente.
Con su mensaje en redes, Petro buscó no solo despedirse de un amigo, sino reavivar un proyecto que Mujica también impulsó en vida: una América Latina unida, no solo en lo económico, sino también en lo cultural y espiritual.
Hoy, mientras América Latina llora a Pepe Mujica, líderes como Gustavo Petro nos recuerdan que su legado vive en cada gesto de lucha por la justicia, la unidad y la dignidad.