¿A quién engañas abuelo? … Muy posiblemente ese debería ser un rótulo adecuado para esta nota editorial. El debate sobre el salario mínimo que comenzó hace pocas horas, no es más que un sainete y otra de las medidas populistas y electoreras de Petro, que oigan bien: solo lo favorece a él en sus propósitos dictatoriales.
En un país donde el 57% de la población vive en la informalidad laboral, proponer el 10 % de incremento del SMLMV, es otro descalabro muy del corte de Petro. Con una inflación del 5.5% y una productividad de menos del 1%, exactamente el 0,9%, esto es perfectamente descabellado, pero es normal y coherente en el esquema de la depravación estatal, propuesta por el dictadorzuelo con ínfulas imperiales. Les pregunto si los independientes no van a verse en calzar prietas para sus cotizaciones o si ese que hace maromas en un semáforo para ganarse la vida, el que cuida motos en las ciudades y el que arregla prendas de vestir para “ganarse unos pesitos”, con un salario eventualmente incrementado en un 10 por ciento vas a ser de fácil contratación por una empresa, o si por el contrario cada vez estará más lejos la posibilidad del saltimbanqui de engrosar las filas de una empresa que garantice sus derechos laborales y prestacionales. No sigan tragando entero. Este no es más que otro episodio de esta novela de terror, que, por la gracia de Dios, ya pronto va a terminar. Paradójicamente, Petro con este tipo de propuestas, que, por supuesto sus aliados en las centrales trabajadoras aplauden, dispara directo al corazón, al bolsillo y a las aspiraciones, así inalcanzables, del “pueblo” que lo eligió. La traición de Petro a sus electores ha sido una constante y con esto su discurso de igualdad y de oportunidades prometidas, se va al traste.
Estoy seguro de que esto terminará, muy posiblemente con otro de los ya conocidos “decretazos” letales del ejecutivo, mucho más cercano al 10% que al 6 o 6.5%, que sería lo sensato, teniendo en cuentas las condiciones económicas del país. Lamentablemente parece que el show populista de Petro, que aún algunos siguen apoyando en contra de sus propios intereses, surtirá efectos. Para ilustrarlo en una palabra ajena pero pedagógica, apoyar y promover esto, es como hacerse el harakiri. Espero que no sea así. Tristemente, todavía algunos están bajo los efectos del brebaje maldito de ese populismo socialista y demente que tiene a este país como lo padecemos hoy. Y para rematar, no podía estar ausente la representación de las facciones fundamentalistas de algunos sindicatos, que propusieron un aumento del 20%.
Será no solo una victoria pírrica para quienes lo apoyen y crean equivocadamente que será de provecho en sus vidas, finanzas y familias. Esto, se erige como una pendiente espada de Damocles, sobre las cabezas de las familias trabajadoras, por las condiciones propias de Colombia y de los empresarios, que cada vez están más magullados por los golpes bajos y casi mortales que le propina Petro al sector, cual si fuera su sparring o mejor: su peor enemigo y contrincante en el ring, debiendo ser tratado como uno de sus mejores aliados en pro del desarrollo económico colombiano. El resto ya lo saben.
Con esto, cada vez le dan más duro al independiente, al tiempo que alejan la posibilidad del que está en la informalidad de ser vinculado mediante contratación laboral. Escuetamente: ¿Dónde está lo bueno acá?
Las consecuencias de llegar a un incremento del 10% o superior, serían nefastas. Crecerá exponencialmente la informalidad y la delincuencia, se disminuirá sensiblemente la contratación de personal por parte de los empresarios y la productividad presentará una considerable baja; elementos estos, que tendrán un impacto sumamente nocivo en las familias trabajadoras, el empresariado y lógicamente, en nuestra ya bastante maltratada economía. Y esas son las políticas de la Colombia Humana. Por favor no sigan tragando entero.
Abrazo cálido. Seguimos trabajando y aguantando. Falta poco.
