Final del torneo colombiano para encender reflectores y llenar las tribunas.
Partidos emocionantes se avecinan, para elevar la temperatura, que durante gran parte del torneo estuvo en horas bajas.
El llamado grupo de la muerte, -definición promocional del mercadeo- reúne a cuatro grandes e históricos campeones: Junior, América, Medellín y Nacional.
Protagonistas estos últimos de los mejores partidos de la temporada con clásicos cargados de goles y emociones, para acrecentar su condición de favoritos.
Un sorteo que, sin serlo, pareció dirigido, porque, les dio, a los otros cuatro: Santa Fe, Bucaramanga, Tolima y Fortaleza, la posibilidad de confrontar, en plano de igualdad e ilusionarse con un título.
Fortaleza, osado e insolente si se quiere, se plantó sin complejos, con menos recursos pero bien administrados, con nómina sin lujos ni vedetismos, con jugadores que nada esconden.
Un equipo que irrespeta jerarquías e historias y pide pista con buen futbol y resultados halagadores. Para ver, Ricaurte.
El futbol que por etapas abre espacio a las desgracias, las miserias y los escándalos, prepara su final, excitante e impredecible. Sin opcionados indiscutidos, sin futbolistas excluyentes, con emoción a tope y rivalidades provocadoras.
Difícil resulta teorizar sobre el señalado para ganar la corona. En el futbol no siempre triunfan los favoritos, lo que juega en contra de Nacional, favorecido en las predicciones, por nómina, por estructura y por los empujones anímicos de sus triunfos. Para ver, Morelos.
Medellín muestra carácter y calidad competitiva, a pesar de algunos resbalones. Tiene idea y estilo definidos y futbolistas distintos. Para ver Bryan León.
Junior es protagonista activo y siempre asegura su protagonismo, a pesar de su futbol simplón, que adoctrina su técnico a los gritos y los insultos. Para ver Enamorado.
En la otra orilla, la fuerza interior de Bucaramanga y Santa fe, es su virtud. Para ver Sambueza y Santiago Mosquera.
Como el trabajo colectivo, rápido y técnico del Tolima. América, en los últimos años, se aferra a los milagros y se consuela con esporádicos triunfos. Para ver, González y Barrios.
Empezando todos se ven campeones. Al final solo es uno.
