Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el último año, la mitad de los niños en el mundo ha sufrido alguna forma de violencia psicológica, física o sexual, un problema que en América Latina alcanza niveles dramáticos y plantea el reto de crear leyes que prohíban todas las formas de agresión hacia la niñez.
Según Medicina Legal, el 87 por ciento de casos de violencia contra los niños ocurre en la casa, donde los victimarios son los mismos familiares o personas cercanas. De cada 10 casos que se presentan solo tres son denunciados. Es decir, las cifras podrían ser escandalosamente superiores.
Entre enero y marzo del año en curso se registraron 5.870 casos. En un comparativo Medicina Legal encontró que hay un aumento en los casos de violencia sexual contra menores del 23% respecto al año anterior.
Las cifras son escalofriantes y nos muestran una terrible realidad: miles de niños se enfrentan permanentemente a dolorosas situaciones que marcarán su vida para siempre.
La pobreza, la guerra y el difícil acceso a la educación son algunos factores que influyen directamente en la salud mental de los colombianos. Tristemente somos una sociedad enferma o de qué otra manera puede entenderse el hecho de que los niños donde más peligro corren sea en sus propias casas.
Además de estos factores, el abandono también juega un papel importante. Muchos padres son negligentes en el cuidado de sus hijos. En 2017 el ICBF registró 1.398 niños abandonados que se enfrentan a múltiples peligros, y esto se debe principalmente a que sus progenitores no están preparados para la paternidad o porque deben cumplir con largas jornadas laborales para subsistir: 5 de cada 10 mujeres en Colombia son madres cabeza de hogar, según cifras del DANE del año pasado.
Según expertos existen algunos signos de alarma en el comportamiento de los niños que pueden indicar que está siendo maltratado de alguna manera:
- Actúan de forma extremadamente retraída, temerosa, deprimida, tienen baja autoestima y pueden intentar suicidarse.
- Por lo general tienen dificultades para tener relaciones con los demás, en especial con los adultos. Un signo revelador de que algo no va bien es cuando un niño no quiere estar cerca de alguno de sus padres u otro cuidador.
- Pueden actuar de forma agresiva y disfuncional en sus ámbitos habituales: casa o colegio. También pueden perder el interés por actividades que antes les gustaban.
- Conforme se van haciendo más mayores pueden presentar conductas de abuso de drogas y alcohol, así como promiscuidad sexual.
