Mañana 9 de abril, en Bogotá como en muchas otras ciudades del país, la ciudadanía se movilizará por la paz, la democracia y la defensa de lo público. Una propuesta que surgió de la Alcaldía Mayor de Bogotá el año pasado, cuando marcharon cientos de personas para honrar la memoria de las víctimas.
Algunos representantes gremiales, líderes políticos y columnistas han estigmatizado la movilización, confundiendo a la opinión pública al sostener que quienes respaldan los diálogos de paz en La La Habana, apoyan la reelección de Santos. Es urgente que entiendan lo equivocados que están.
En tanto, el Polo Democrático continúa lanzando dardos ponzoñosos contra el Alcalde Petro: "Así mismo, el apoyo del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, al presidente Santos más allá de los temas de la paz y que apunta a una convergencia política que estimula la confusión entre el apoyo a la paz y el respaldo a las demás políticas del Presidente Santos, ahora reforzada con la propuesta de prolongación del actual mandato presidencial, que rechazamos”.
Esta polémica pero predecible declaración, es irresponsable con la sociedad política, que exige a gritos la Paz. Ningún movimiento político debería oponerse a los diálogos entre el Gobierno y las Farc, al contrario, la paz es un deber constitucional. Y catalogar la movilización del 9 de abril como una acción que pretende, soterradamente, apoyar la permanencia en el poder de Juan Manuel Santos, una afrenta.
La movilización de mañana 9 de abril no tiene dueño, ni color político. En las calles se reunirán todos los que esperamos conocer un país sin hambre, con educación de calidad, con una sistema de salud justo y digno, con elecciones transparentes. Y lo más importante: una ciudadanía capaz de dirimir sus diferencias mediante el diálogo.
Una jornada por el futuro, por la construcción de ciudadanía en diálogo con sus clases políticas y exigir de ellas y de los actores del conflicto, el fin de la guerra. Que no es otro que el comienzo de la paz.
@gabobenavidesb