La creciente ola de movilizaciones sociales ha imprimido una dinámica distinta a las tradicionalmente aburridas elecciones en Colombia. Fruto del inconformismo reflejado en las masivas y disímiles jornadas de protesta, tenemos a un presidente/candidato que no levanta cabeza en las encuestas, compartiendo votos con otros representantes de la derecha como Oscar I. Zuluaga, Enrique Peñaloza y Martha L. Ramírez; también un rechazo latente a los partidos tradicionales y sus representantes, muchos de ellos delfines y reencauchados dinosaurios políticos; por último, grandes expectativas sobre los movimientos alternativos y candidatos refrescados por las jornadas de movilización que acontecieron en los últimos meses esperando a dar sorpresas.
En la ola de indignación también surgen confusiones, generalizaciones extremas en frases escuchadas frecuentemente como “todos los políticos son iguales” y “No hay por quien votar”. Estas generalidades conllevan a salidas fáciles y contraproducentes como el voto en blanco, calculado tramposamente desde su legislación para perpetuar a las maquinarias y lleno de intrigas y sospechas como la vinculación de uno de sus promotores con el centro de espionaje Andromeda.
¿Por quién votar? Bueno, si la apuesta es por un voto de opinión, un voto inteligente, un análisis retrospectivo sobre lo que sucedió el año pasado arroja algunas pistas para resolver el interrogante.Porque en unescenarios de movilizaciones y protestas es más fácil para la ciudadanía, confundida por tantos nombres y colores, distinguir entre los buenos y malos parlamentarios, reconocer que no todos son lo mismo, que hay gente diferente, que hay gente que los defiende, como es, en mi conclusión, el caso de Germán Navas Talero.
Por allá en el 2009, cuando el Uribismo era el mayor riesgo para la democracia y amenazaba con su tercer periodo, fue Navas Talero quien denunció la corruptela de la coalición oficial que aspiraba a reelegir a Uribe por segunda vez. Las denuncias de Navas Talero, “el coco de la reelección”, fueron la primera piedra para que meses más tarde la Corte Constitucional tumbara la iniciativa.
La coherencia, el rigor y la firmeza de Navas Talero se ratificaron cuando declaró su oposición a Santos, el continuismo encarnado: Ministro de Comercio de César Gaviria en la apertura económica; Ministro de Hacienda de Pastrana y Ministro de Defensa de Uribe. Esta claridad lo destacó como el primer y principal opositor en el Congreso de la fallida reforma a la justicia, oposición que respaldó la lucha de decenas de trabajadores de la rama judicial y ciudadanos del común que alegaban privatización en la iniciativa del gobierno.
En el auge de la movilización de “las batas blancas” contra la reforma a la Salud de la Unidad Nacional, Navas Talero alertó y acompañó los reclamos ciudadanos que advertían como la ley de Incidente de Impacto Fiscal mutilaba la capacidad de la tutela, restringiendo la capacidad de los ciudadanos para reclamar el derecho negado por el sistema y las EPS. Junto a organizaciones sociales y destacados juristas como Rodolfo Arango ya demandaron ante la Corte Constitucional semejante esperpento.
La “democracia” santista, inconforme con tanto rechazo ciudadano en las calles optó como respuesta la ley de “seguridad ciudadana” para criminalizar la protesta social. En este caso el gobierno también encontró a Navas Talero como su más ferviente opositor, quien denunció como la ley buscaba encajar a los manifestantes en diferentes tipos de delitos, solo por “incitar” una movilización o bloquear temporalmente una vía: Ley calculada para criminalizar a por ejemplo, los campesinos de Boyacá, los estudiantes de la Mane, los pequeños mineros o cualquier ciudadano que, amparado por la Constitución decida protestar o manifestar pacíficamente su desacuerdo con las medidas del ejecutivo. Ley que por supuesto viola los principios del debido proceso, el derecho a la defensa e inclusive el derecho a la propiedad privada (Ver: elespectador.com/noticias/politica/se-busca-encajar-los-manifestantes-varios-delitos-articulo-450635 …).
Sus denuncias contra los desafueros del fuero militar y sus debates por la pérdida de los 75.000 kilometros con Nicaragua suman entre muchos otros, grandes méritos para volver a la Cámara. Su labor en el control político es envidiable, tanto, que fue considerado por sus propios contradictores en el Congreso como el mejor Representante dos veces consecutivas. Y como las cosas buenas vienen por dos, lo acompaña en fórmula para el Senado, quien de lejos, es el mejor Senador del país, Jorge Enrique Robledo. Claro que hay por quien votar.
Julio César Peluffo J.
@juliocpj88
Cámara por Bogotá ¿No hay por quién votar?
Vie, 07/03/2014 - 09:50
La creciente ola de movilizaciones sociales ha imprimido una dinámica distinta a las tradicionalmente aburridas elecciones en Colombia. Fruto del inconformismo reflejado en las masivas y disímiles j