Existe un pequeño grupo de jugadores que han entendido que el amor por una camiseta está por encima de cualquier título, que han sido capaces de rechazar la fama y el dinero por serles fiel a un club. Este amor pareciera ser más fuerte, incluso, que el de una relación de pareja, ya que a lo largo de la vida uno se llega enamorar de distintas personas, entrar en varios noviazgos o incluso caer en la infidelidad, pero en el fútbol nunca te cambias de equipo, no importa si no ganas títulos, pierdes los clásicos más importantes o incluso desciendes. Francesco Totti, el ejemplo más representativo de amor a la camiseta, lo tenía muy claro, “le he puesto los cuernos a mis novias con otras chicas, pero jamás se los pondría a la Roma con otro equipo”.
La verdad es que Totti fue afortunado, encontró al amor de su vida desde muy pequeño, tenía siete años cuando su padre lo llevo a ver a la Loba en el Estadio Olímpico. Guardando las proporciones, German Ezequiel Cano no corrió con la misma suerte, él nació en un país distinto al de su media naranja. Como suele suceder, consiguió sus primeras amantes en su país natal, Argentina. Después de pasar cuatro años intentando enamorarse de Lanús, Chacarita y Colón, solo logró meterla siete veces. Siete veces en cuatro años es un verano muy grande para un delantero como Cano, con Lanús incluso lo intentó una segunda vez, después de terminar con Chacarita, pero la relación era muy tóxica y no iba a ningún lado.
Por cosas del destino llega a Colombia, el Deportivo Pereira lo pretendía y él se dejó seducir. Un 25 de septiembre de 2011, en el estadio Hernán Ramírez Villegas conoció a su otra mitad en un empate 2-2, no le podía hacer daño así que le dejó a red intacta. Ella, que en esos años era acortejada por Luis Fernando Mosquera, también se fijó en él, un invisible hilo rojo los unía sin importar cuánto se distanciaran y evitaran. German se comprometió con el Deportivo Independiente Medellín en 2012 y se ganó el corazón de la familia roja trayendo los goles a casa todos los días. Cano se convirtió en el Don Juan del Fútbol Colombiano y todas han querido con él, incluso las más hermosas y triunfadoras de todas, como Atlético Nacional y Junior de Barranquilla. El Matador aprendió el lema de su hogar a la perfección, “no necesito que estés arriba para quererte glorioso DIM” y se convirtió en el goleador histórico del equipo de sus amores.
German Ezequiel Cano no solo pasó a la historia del Deportivo Independiente Medellín por convertirse en el goleador histórico de la institución y entrar al podio de los 50 jugadores con mayor cantidad de anotaciones en los 70 años de historia del Fútbol Profesional Colombiano, sino también por demostrarnos que la felicidad no se negocia, “uno es de donde se sienta completo, de donde el himno llegue hasta los huesos, que le llene cada espacio; en el que la sonrisa de los suyos se vea resplandeciente y que todo fluya como por arte de magia”