[caption id="attachment_263611" align="alignright" width="300" caption="Tomada de Semana.com"][/caption]
Hace ya mucho tiempo en que vengo siguiendo con detenimiento cada una de sus columnas dominicales para la revista semana, siempre me he divertido con la lectura de cada una de ellas, he encontrado ese alto nivel de aprovechamiento de la lengua castellana en sus escritos, he podido entender muchas cosas de la política y farándula colombiana y sobre todo le he dado algo de diversión a mi abuela que cada domingo me llama sólo para que le lea su columna.
Quiero contarle como es la historia con mi abuela: siendo ella una habitual oyente del programa de caracol radio hoy por hoy –cosa que le perdono–, empezó a escuchar sus famosos y excelentes sonetos, siempre teniendo la intriga sobre quien era ese inteligente y gran compositor. En alguna ocasión, cuando la vi nuevamente intrigada, le conté quien era ese al cual ella tanto admiraba, le dije que se trataba del hijo de aquel gran columnista y escritor Daniel Samper Pizano, sobrino de aquel payaso expresidente que tenía problemas de espalda por sus senos de elefante, y que además, todos los domingos publicaba para la revista semana una polémica columna de opinión en donde criticaba a muchos políticos colombianos, empezando por Uribe, lo cual le gustó aun más. Desde que le conté quien era usted, cada domingo que pasa me llama para que le lea sus columnas, se ríe, se burla y cuando termino de leerle, siempre me dice lo acertada que ha sido su opinión.
Desde hace unas tres semanas, y cumpliendo con mi labor dominical de leerle a mi abuela, me he dado cuenta de que usted salió de vacaciones, usted no volvió a escribir y eso me preocupa, no sólo por mi diversión sino por la de mi abuela. Todos los que lo hemos leído en algún momento, somos conscientes de que usted escribe es sobre la realidad de la política colombiana y que como ésta no varía mucho, lógicamente su opinión tampoco: que en twitter dijeron esto, que pillaron a aquel con una puta, que tal puta se emputo con su cliente, que después la emputada no fue la puta sino un expresidente, que quien lo calmo fue un lagarto, que unos políticos no tuvieron problemas con prostitutas sino con sus próstatas, etc.
Habiéndome dado cuenta que en estas últimas tres semanas el problema de sus columnas no era ya sobre repetición de temas –que en ocasiones se vuelven tan monótonos, qué no divierten sino que aburren–, me preocupé. Ahí fue cuando me di cuenta que usted salió de vacaciones, y según mis fuentes, dejó encargado de su columna al portero de su edificio, lo cual me parece algo grave. Y no es que cualquiera no pueda escribir –si hasta yo escribo–, el problema radica en que su portero está escribiendo de manera desordenada e improvisada, de manera harta, parece que no quiere dar una opinión sino que quiere vender, me atrevo a decir, que él –su portero– ha convertido su columna en un desagradable intento por duplicar el número de lectores de la revista.
Escuchando a mi abuela aburrida por sus vacaciones, me he visto en la necesidad de escribirle esta carta –perdóneme la redacción, lo digo en serio–, para solicitarle su regreso, esa estrategia de su portero no me gustó, si quería vender era más fácil pedir prestada una modelo a la revista SOHO o decirle a su tío que mostrara sus senos en la revista, que hacer pésimos comentarios sobre Chávez o tratar de imitarlo a usted con repetitivas y absurdas opiniones. Por favor Daniel regrese, mi abuela se lo agradecerá y de paso también muchos colombianos dentro de los cuales me incluyo.
Twitter: @davidleogo
Carta abierta a Daniel Samper Ospina
Dom, 20/01/2013 - 07:09
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