Certificaciones y sellos de calidad, “papeleo” necesario

Sáb, 20/01/2018 - 04:32
En entradas anteriores hemos hablado de la importancia de emprender el camino de la excelencia para mantener la competitividad de un negocio y de cómo la sostenibilidad debería convertirse en la est
En entradas anteriores hemos hablado de la importancia de emprender el camino de la excelencia para mantener la competitividad de un negocio y de cómo la sostenibilidad debería convertirse en la estrategia empresarial. Empezamos por medir la huella de carbono de nuestra actividad comercial y por incluir una política de ahorro de recursos, (energía, agua, elementos de oficina etc.). También pusimos en marcha un plan de calidad y en lo posible de innovación permanente para mantenernos en el mercado. Es momento de dar un paso más. Hemos mencionado en estas páginas que la sostenibilidad consigue amigos, pero es muy común que no sepamos dónde ir a buscarlos ni cómo hacerlo. Pues bien, comunicar lo que hemos logrado es una buena forma de lograr conexiones. Y me refiero a conectar a la empresa tanto con sus clientes, como con sus competidores, entidades regulatorias, comunidad y demás. La empresa, (micro, pequeña o mediana), debe decir “presente” y empezar a construir relaciones más sólidas, a lograr una fidelización. Una buena oportunidad para hacer esto es obtener sellos de calidad o certificar sus procesos. Es decir, obtener uno de esos símbolos que ratifican a los productos orgánicos, nacionales, que no hacen testeo, entre tantas otras aptitudes. Vale aclarar, antes de continuar, que las certificaciones son para la gestión de la empresa, para los procesos y aquí entran a colación el terror de muchos pequeños y medianos empresarios: las normas ISO. Esas son las normas certificables, sujetas a la verificación de una entidad independiente, son más costosas en tiempo y dinero, pero a la larga empiezan a marcar la diferencia entre una pequeña y una gran empresa. No hay que afanarse, pero tampoco echarlas en saco roto, son un eslabón obligado, pero dan tiempo. Los sellos, en cambio, son para los productos y tienen que ver con el cumplimiento de estándares de calidad. Son distintos y no son prerrequisitos unos de otros. Tenga en cuenta que no cualquiera puede otorgar un sello de calidad, en Colombia, las entidades que los entregan deben estar avaladas por la Superintendencia de Industria y Comercio y se pueden consultar en su página web. Hay empresas privadas que por su trayectoria y experiencia son líderes en un sector y otorgan sellos de calidad, insisto, debidamente vigilados. Su empresa puede obtener sellos de calidad en infinidad de aspectos: ahorro de agua, de energía, reciclaje, uso de materias primas orgánicas, no uso de fertilizantes, no pruebas con animales etc. Lo importante es identificar cuál o cuáles son pertinentes. Interesante que se tome unos minutos para revisar el sello ambiental colombiano que tiene 24 categorías de producto. Puede consultarlo aquí.Para empezar a obtener esos logos que se mandan a estampar con orgullo en los empaques y entrar al selecto grupo de empresarios sostenibles, también se pueden hacer declaraciones de adhesión a iniciativas o código de conducta. Son pactos que, si bien obligan a la empresa a incluir algunos principios en su gestión, no son costosas y muchas no son verificables ni sancionables. Un buen ejemplo es la Organización Internacional del Trabajo OIT, que ofrece un pacto sobre el respeto a los derechos humanos y las condiciones laborales dignas. Un primer paso deseable para cualquier compañía y que le dará experiencia para cuando busque nuevos sellos o las temidas pero certificadas Normas ISO.  
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