Cuando supe que tendría la oportunidad de dar a conocer mis escritos sentí una gran felicidad, mi momento había llegado, ya no solo tendría un blog personal en el cual podría hablar de lo que se me ocurriera. Las visitas a mis entradas no serían solo de mi madre, mi padre o uno que otro familiar o amigo que con curiosidad haya ojeado algo de lo que escribo, ahora tendría la oportunidad de exponer mis pensamientos a un público más amplio, exigente y en un medio digital reconocido - lo pensé de nuevo -.
De inmediato empecé a crear mi primera publicación, ¿qué digo?, ¿sobre qué hablo?, ¿cuál es la noticia de mayor importancia?, Ya se, hablaré sobre aquello y pareceré interesante, pero ¿sí le gustará a mis nuevos lectores? Me llené de dudas, las palabras no salían, las ideas no fluían, pero en medio de esa ansiedad, de letras que iban y venían, de párrafos enteros escritos para luego ser masacrados por mi inseguridad, descubrí cuál era mi insatisfacción.
El miedo, ese mismo que usted experimenta cuando empieza un nuevo camino y lo hace retroceder sin ni siquiera terminar de dar el siguiente paso; aquel que lo hace renunciar a ese trabajo que cree no puede realizar; el mismo que lo hace sentir estar al borde de un gran abismo cuando en realidad no es tan profundo y además tiene un paracaídas puesto; aquello que nos impulsa a dejar ir a esa persona que nos hace sentir y actuar diferente, antes que decirle lo que sentimos y exponernos al rechazo, aunque exista la hermosa posibilidad de recibir un sí. Una extraña adrenalina que en situaciones de peligro nos alerta y protege, pero aparece cuando menos la solicitamos volviéndonos cobardes. Miedo que nos hace tirar a la basura las mejores oportunidades teniendo todo para merecerlas.
Dostoyevski acertadamente afirmó "Tomar un nuevo paso, decir una nueva palabra, es a lo que la gente más teme" y es que no hay nada más aterrador para el ser humano que eso sobre lo que no tiene ningún control. Eso son ustedes para mi, desconocidos, como esos compañeros que uno ve por primera vez en una clase, en el trabajo, en una nueva ciudad y a los que solo hay una manera de dejar de temerles, presentándose, ¿cómo enfrentarse a un lector y a un nuevo medio sin un reconocimiento previo?, bien me enseñó mi madre que "el que llega saluda".
Así que ésta, más que una entrada, es una temerosa bienvenida para ustedes y para mi; un recordatorio de lo difíciles y a su vez placenteras que son las primeras veces, pero que por más miedo que éstas nos hagan sentir debemos enfrentarlas, relajarnos, disfrutar y confiar en que las que vienen serán mejores, más fáciles y más satisfactorias gracias a la experiencia adquirida.
Deje de temerle al miedo y conviértalo en oportunidad.
¿Cómo enfrentarme a usted, estimado lector?
Jue, 19/09/2013 - 09:09
Cuando supe que tendría la oportunidad de dar a conocer mis escritos sentí una gran felicidad, mi momento había llegado, ya no solo tendría un blog personal en el cual podría hablar de lo que se