Cómo hacer de nuestra piel y el sol “buenos amigos”

Mié, 10/05/2017 - 03:57
Siempre debemos tener mucho cuidado, hay muchos efectos negativos para la salud derivados del sol. El sol es imprescindible para la vida y tiene efectos beneficiosos sobre el organismo al estimular la
Siempre debemos tener mucho cuidado, hay muchos efectos negativos para la salud derivados del sol. El sol es imprescindible para la vida y tiene efectos beneficiosos sobre el organismo al estimular la formación de vitamina A y D, que contribuye a la formación y consolidación de los huesos y dientes, pero si lo tomamos con exceso y abuso puede ser nuestro enemigo más cruel. La exposición a la luz solar natural o artificial, voluntaria o involuntaria, puede llegar a ser muy dañina para la piel humana. Veamos los efectos negativos de la exposición solar, los inmediatos son las quemaduras, bien de primer grado o enrojecimiento, o de segundo grado con ampollas, las alteraciones del sistema inmunitario y las insolaciones. Luego existen otros tardíos, entre los que podemos citar:
  • Foto envejecimiento cutáneo (envejecimiento prematuro de la piel que implica dilatación vascular perdida de hidratación, colágeno, arrugas y manchas)
  • Foto carcinogénesis (aparición de tumores cutáneos)
  • Alteraciones oculares (catarata)
La quemadura solar produce un eritema o enrojecimiento que comienza a aparecer a las pocas horas de iniciar la exposición y alcanza su máxima intensidad a las 12-24 horas. Cuando la exposición es muy prolongada puede ser muy intensa e incluso se puede producir una quemadura más profunda con formación de inflamación, edema y ampollas. Este enrojecimiento de la piel se debe a la acción directa de los rayos ultravioleta tipo B. Estos rayos penetran poco en la piel, afectan a la epidermis y sólo un 10% llegan a la zona de la unión epidermis-dermis. Los rayos ultravioleta de tipo A también pueden producir eritema pero se necesitan 1.000 veces más de radiación. La melanina nos protege de los rayos ultravioleta B, pero no de los A, de manera que la radiación llega a las capas más internas de la piel y produce sus efectos irreversibles: cambios profundos en la vascularización de la dermis, degeneración del colágeno y carcinogénesis cutánea. A dicha radiación se deben los procesos degenerativos cutáneos que aparecen con la edad y que se aceleran en las personas expuestas excesivamente al sol. Lo grave es que debido a los efectos acumulativos de los rayos ultravioleta A y su acción interna, las lesiones se demuestran a lo largo del tiempo, cuando la prevención ya no es posible. Los efectos más negativos a largo plazo son el cáncer cutáneo y el envejecimiento de la piel. Los rayos UV, sobre todo de tipo A, así como otros factores externos (polución ambiental, humo, tabaco...) provocan la formación de radicales libres con gran capacidad oxidante, que dañan las células y provocan un envejecimiento de la piel. Desde el punto de vista clínico, el foto envejecimiento es indudablemente responsable de la mayor parte de los cambios no deseados del aspecto de la piel. Se manifiesta particularmente en las zonas del cuerpo que están más expuestas al sol (cara, cuello y manos). En estas zonas la piel pierde elasticidad, se hace áspera, se arruga, toma un color amarillo y aparece una pigmentación irregular con diversas pequeñas manchas oscuras (manchas de envejecimiento), salpicada de talangiectasias y arañas vasculares. Hay dos modos de prevención del foto envejecimiento: uno pasivo utilizando filtros solares adecuados, acompañados de los cosméticos hidratantes necesarios para reponer el agua perdida por efecto de las radiaciones solares. Aspectos a tener en cuenta La exposición de los ojos a los rayos ultravioleta depende de numerosos factores: de la radiación reflejada por el suelo, del grado de intensidad de la luz del cielo que obliga a nuestros párpados a cerrarse y de la cantidad de luz reflejada por la atmósfera. Es bueno saber que la necesidad de proteger la piel frente a la exposición solar es un problema importante de salud, no de estética. El sol se acumula y tiene memoria, la piel "recuerda" toda la radiación que ha recibido desde la infancia. Los efectos negativos que van apareciendo paulatinamente en la piel son consecuencia de la suma de la radiación solar recibida a lo largo de los años. Por eso, se ha demostrado que uno de los principales factores de riesgo de padecer cáncer de piel en la etapa adulta es el haber presentado insolaciones o quemaduras solares repetidas en la infancia y adolescencia. La exposición a la radiación solar de forma continuada de personas que trabajan al aire libre o deportistas es tan nociva como una exposición intermitente pero intensa como la de las vacaciones. Tomar el sol no es solo estar tumbado en la playa, sino también caminar por ella, acudir a una piscina, caminar por la montaña, tomar el sol en la terraza o estar muchas horas en la calle. El sol que nos da cuando salimos 5 minutos a la calle ya es suficiente para la correcta mineralización de los huesos. Es importante consultar inmediatamente al médico si se detecta cambio de la forma, color o contorno de las manchas oscuras de la piel. Prevención Evitar la exposición al sol, particularmente durante las horas de 10 de la mañana a 4 de la tarde, cuando los rayos UV son más fuertes. Cuanto mayor sea la altitud, más rápido se quema su piel. Además, al comienzo del verano es cuando los rayos UV pueden causar el mayor daño de la piel. Usar protección contra el sol, incluso en los días nublados. Las nubes y la niebla no lo protegen del sol y pueden incluso intensificar los rayos UVB. Evitar las superficies que reflejen la luz, tales como el agua, la arena, el concreto, la nieve y las áreas pintadas de blanco. No utilizar lámparas de sol ni camas para broncearse. Pasar de 15 a 20 minutos en un salón de bronceado es tan peligroso como pasar un día al sol. Los adultos y los niños deben usar ropa para proteger la piel contra el sol, además de aplicarse bloqueador o filtro solar. Usar camisas de manga larga y pantalones largos, telas sueltas, sin blanquear, de tejido bien tupido., cuanto más tupido sea el tejido, mayor protección ofrecerá la prenda de vestir; un sombrero de ala ancha que pueda darle sombra del sol a toda la cara; ropa especial que proteja la piel absorbiendo los rayos UV; gafas de sol que bloqueen los rayos UVA y UVB, para cualquier persona de más de un año. Para el tema de los bloqueadores solares, es importante saber que no se debe confiar en el bloqueador solar solamente para protegerse del sol. Usar un bloqueador solar tampoco es una razón para pasar más tiempo al sol. Usar bloqueadores o protectores solares que bloqueen tanto los rayos UVA como UVB. Estos productos están etiquetados como de amplio espectro. Bloqueador solar con etiqueta de FPS de 30 o más. FPS es la sigla de factor de protección solar (SPF en inglés). Este número indica qué tan bien protege el producto la piel contra el daño de la radiación ultravioleta. Usar aquellos que son resistentes al agua, incluso si sus actividades no incluyen la natación. Este tipo de bloqueador solar permanece en su piel por más tiempo cuando la pie está mojada. Se debe usar todos los días cuando esté al aire libre, incluso por un corto tiempo. Aplíquelo 30 minutos antes de salir al aire libre para obtener mejores resultados. Esto le da tiempo al bloqueador para que la piel lo absorba. Aplique una cantidad grande en todas las áreas expuestas. Esto abarca su cara, nariz, orejas y hombros. No olvide sus pies. Bloqueadores desde factor 30 a 100 FPS son los de mejor rango. Use cada hora FPS 30, y cada 3 o 4 horas FPS 100. Siempre vuelva a aplicarlo después de nadar o sudar. Utilice un bálsamo labial con bloqueador solar. Los niños deben estar bien cubiertos con ropa, gafas de sol y sombreros. Deben mantenerse alejados del sol durante las horas de máxima luz solar. No podemos descuidarnos y debemos hacer uso de las recomendaciones y de los productos que van a prevenir las complicaciones de la exposición crónica al sol. Si ha sufrido una quemadura solar tome un baño o una ducha fría o coloque trapos frescos y húmedos sobre la quemadura. No utilice productos que contengan benzocaína o lidocaína. Estos pueden causar alergias en algunas personas y empeorar la quemadura. Si se presentan ampollas, los vendajes secos pueden ayudar a prevenir la infección. Si la piel no presenta ampollas, se puede aplicar una crema humectante para aliviar la molestia. No use mantequilla, vaselina ni otros productos a base de aceite, pueden bloquear los poros de manera que el calor y el sudor no pueden escapar, lo cual puede provocar una infección. No toque ni arranque la capa superior de las ampollas. Las cremas con vitamina C y E pueden ayudar a limitar el daño a las células de la piel. Los medicamentos de venta libre, como el ibuprofeno o paracetamol, ayudan a aliviar el dolor causado por la quemadura. No les dé ácido acetilsalicílico (aspirina) a los niños. Las cremas de cortisona pueden ayudar a reducir la inflamación. Se debe usar ropa holgada y de algodón y consulte con su médico.  
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