No se trata solo de dar las gracias al terminar una compra. Eso no es ser un "consumidor educado". Este es un momento clave para definirlo: trabajamos de forma permanente para que cuando llegue diciembre entremos en una especie de paréntesis que nos concede privilegios como abusar de la comida o la bebida, porque es “una vez al año…”.
Y como muchos reciben primas y bonificaciones, también abusan de los gastos y si no les alcanzan los ingresos adicionales, los bancos venden la idea de usar los créditos rotativos y las tarjetas. En realidad, sin querer sonar como enemigo de la Navidad, es una época difícil para el bolsillo y para la salud.
Es contradictorio que celebramos con pompa y boato el nacimiento de Dios que llegó al mundo en medio de la humildad extrema, en un pesebre. Pero las presiones que la sociedad impone para consumir (comida, bebida, viajes, y compras en general), nos hacen sentir que si no entramos en esa onda, estamos siendo menos.
El problema es que luego de tomar las medidas extremas para no quedar mal con nuestra familia (la primera que presiona) y con los amigos, el embriagante final de cada año termina con una especie de resaca o de guayabo que se prolonga hasta bien entrado el nuevo año, tanto que muchos dicen que el primero de febrero es como el día 63 de diciembre.
Por cosas del destino, precisamente en esta temporada empezamos estas líneas que buscan reflexionar sobre la cotidianidad de los gastos, sobre los derechos del consumidor y sobre la importancia de hacer valer el dinero con todos los gustos y las utilidades que nos podemos dar.
Pasó Navidad, y con ella las carreras para comprar la simpatía de los demás. En forma de agradecimiento o de homenaje, a la larga ese es el verdadero motivo. Pero, ¿sabe qué hacer si las tallas de las camisas no fueron las adecuadas? ¿Si a ese electrodoméstico le falta una pieza y solo se dio cuenta pasada la medianoche del 24? ¿Qué va a pasar con ese juguete que compró en la calle, pero con una pieza rota? ¿Tiene claro cómo exigir el cumplimiento de una garantía? ¿Qué pasa si la finca que alquiló fuera de la capital resulta que está fuera de todo mapa porque cuando llegó a buscarla había dos familias más en la misma situación y el teléfono de quien le cobró ya no funciona?
Las respuestas a esas preguntas y a otras más que van surgiendo en la cotidianidad serán parte de estas publicaciones, basadas en la norma que todos debiéramos tener muy presente porque todos los días compramos algo, es decir, todos los días actuamos como consumidores.
Hablo del estatuto del consumidor, la Ley 1480 de 2011. Son 84 artículos que definen el marco en el cual pueden moverse comerciantes y clientes y definen los derechos de los consumidores y las sanciones para quienes no los respeten. En el artículo 3 aparece la lista de 12 derechos y el artículo 5 tiene 17 definiciones de las distintas modalidades de transacciones comerciales.
Los siguientes artículos se encargan de la idoneidad y calidad de los productos, de las garantías y de cómo hacerlas efectivas, de la forma de determinar la responsabilidad sobre un producto defectuoso, de la importancia de entregar información clara, de la publicidad engañosa, de las cláusulas o condiciones abusivas, de los servicios financieros, de los servicios a distancia, de la protección en el comercio electrónico, de la usura y el acaparamiento de bienes o servicios, de las acciones legales, sus procedimientos y responsables de ellas. Leer esas 33 páginas que cobraron vigencia en abril de 2012 debiera ser un acto de responsabilidad de los colombianos que en cada segundo del día resultan expuestos a los abusos, pero que solo los pueden identificar por el conocimiento de la norma.El mismo estatuto del consumidor considera que la educación es importante. Y si estas líneas pueden ayudar a ahorrar unos cuantos pesos, pues habrán cumplido su cometido y habrán contribuido a la idea de educación que plantea la norma. Ahí quedan las primeras inquietudes. De la mano de los interesados en profundizar estaremos construyendo un verdadero consumo responsable. ¿Me acompañan?