¿Cuál es la solución para erradicar las "barras bravas"?

Mié, 02/10/2013 - 01:45
Tras los acontecimientos que vienen sorprendiéndonos, como baldados de agua fría, con la violencia entre supuestos hinchas de los equipos del torneo de fútbol colombi

Tras los acontecimientos que vienen sorprendiéndonos, como baldados de agua fría, con la violencia entre supuestos hinchas de los equipos del torneo de fútbol colombiano, llego el momento de tomar acciones que le pongan “un tate quieto” a estos jóvenes que van auto-proclamándose los dueños de las vidas de sus contrincantes, otros jóvenes que ostentan como trofeos unas camisetas que no representan nada.

Uno se pregunta si el fútbol es o no provocador de la violencia en las calles, violencia entre unos fanáticos que matan por una camiseta que representan unos equipos que en la mayoría de las veces se hacen los de los oídos sordos y ojos ciegos, ante los amores y odios de unos jóvenes que sin rumbo, sin norte y sin perspectiva de vida, se la pasan defendiendo algo que no vale la pena.

Los jóvenes nunca han tenido un escenario donde les sea permitido hablar, discutir y proponer alternativas de vida; siempre se les ha tomado como menores de edad que son incapaces de tomar sus propias decisiones; y la violencia juvenil causada por una camiseta, un concierto o una cuadra, es el resultado de la falta de una política pública sería que mire de frente el futuro y que sea capaz de construir comunidad, un proyecto donde la diferencia nos permita ampliar los afectos con mecanismos de convivencia y autor-regulación.

En Bogotá existen varias dependencias, pero nunca han tenido mayor relevancia, incluso en la administración pasada de Samuel Moreno, tan solo se convirtieron en fortines políticos de charangueros que convirtieron estos espacios en bolsas de empleos y feria de contratos, impidiendo el crecimiento político y cognitivo de una juventud, que exigía a gritos unos derechos y libertades; y donde como Estado debe exigirles deberes y compromisos.

barras bravas AFP, kienyke

 Pero volviendo al tema que nos acongoja: el fútbol; es hora de asumir posiciones un tanto más radicales. Tras muchas conversaciones con hinchas y personas cercanas a estos escenarios, me han informado que el programa “Goles en Paz”, liderado por el padre Alirio, no representaba realmente un proceso de socialización de los barristas entre si, sencillamente se garantizó que los equipos dieran boletas, les daban plata para los viajes a otras ciudades y les hacían proyectos de deportes extremos por unas cuantías gigantescas desde el Fondo de Vigilancia del Distrito y en palabras de muchos barristas que prefieren guardar su anonimato “nos pagaban para no agredirnos”.

Y entonces tras las muertes violentas causadas por barristas, que se han presentado en los últimos días saltaron a los medios de comunicación diversas voces que desde su postura e ideología han manifestado toda seria de soluciones. Algunas desde las intervenciones sociales, pasando por atención integral y claro las posturas que exigen acciones legales contra un puñado de jóvenes que se han tomado la violencia como forma de vida.

Pero creo que la responsabilidad debe ser asumida en su orden de importancia, así: los directivos del fútbol colombiano, los equipos, los jugadores, el Estado, la sociedad, la escuela y por supuesto los hinchas. Y esto me atrevo a manifestarlo ya que no podemos desconocer que los directivos son los que ganan miles de millones con este deporte y su responsabilidad es general, es decir lo que pasa por fuera y por dentro de los estadios debe ser asumido por estos señores, no me cabe en la cabeza, que mientras un directivo de fútbol dice que le va a dar en la cara a otra persona no tenga responsabilidad en la violencia que llevan a las calles los hinchas; de igual forma los equipos y sus jugadores que deben garantizar que los estadios sean Territorios de Paz, donde la violencia sea erradicada de este deporte; por parte del Estado es importante tener la capacidad de tomar las decisiones necesarias, sin temor a perder su popularidad, recordemos que la Dama de Hierro canceló el torneo por la violencia en la cuna del fútbol, pero a la par debe generar política pública que permita a los jóvenes acceder a otros espacios de esparcimiento; la sociedad y la escuela debe garantizar la formación integral del individuo con esto se permitirá la convivencia y la autor-regulación; y los hinchas deben entender que la vida no es una camiseta y que el respeto por el individuo debe primar sobre los instintos básicos que pueden llevarlos a convertirse en seres humanos irresponsables.

Creo que tras las acciones y comentarios insensatos de unos cuantos, lo primero que debemos definir es si la pasión del fútbol es el gol o esa es una excusa simple y miserable para permitir que un puñado de jóvenes sigan matándose por culpa de un odio que nos han querido infundir desde los Gobiernos, las Iglesias, las Escuelas y la sociedad en general. Si encontramos que el gol no es la pasión pues debemos pensar seriamente en acabar con esa farsa que representa que 22 pelotudos corran tras una pelota y cientos de idiotas se sigan matando en las calles por el color de una camiseta de un equipo que solo es un negocio.

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