Los han visto por ahí
Los han visto en los tejados
Dando vueltas en París
Condenando en los juzgados
La primera estrofa de la canción de Shakira resume en cuatro líneas lo que a muchos nos ha pasado por azares del destino, porque hemos sido seguidos por inescrupulosos o porque hemos dado papaya.
Con la inseguridad que se vive en Bogotá y en Colombia, me atrevo a hacer la siguiente pregunta: ¿a quién no lo han robado o atracado?
Pues me tocó el turno. Hábiles malhechores utilizaron lo que llaman una “pata e’ cabra”, destrozaron la puerta del apartamento en el que vivo y se llevaron el computador personal de mi esposa, con un montón de información (adentro). Fueron precavidos y echaron mano del cable de corriente del aparato.
Mientras que ella estudiaba en la universidad y yo pagaba las culebras mensuales de rigor, recibimos la fatídica llamada de la administradora del conjunto residencial. Nuestra preocupación, tras la narración del robo, se centró en Horacio: un gato brasilero que hace las veces de consentido de la casa y que, según mi criterio, es el verdadero consentido de la casa.
El animalito se asustó tanto con la situación que se escondió debajo de una cama y no asomó la cabeza, hasta que llegamos a mirar qué había pasado. Es más: creo que ladró del susto.
Como si esto fuera poco, las diligencias que hay que hacer para recuperar lo perdido fueron la gota que rebosó la copa. Colocar el denuncio por Internet; cargar los videos de seguridad en la página de la Policía; llevar la denuncia a la Fiscalía y reportarla; y sacarle una copia a ese papel y entregarla a la administración del conjunto para poder reclamar lo perdido, a la empresa de vigilancia, hacen parte del viacrucis.
Pero no ha sido la única vez que me he enfrentado a ese aburrimiento que aparece cuando a uno le quitan algo. Mi primera experiencia con maleantes, o mejor, con la sensación, la viví a los 4 años. Después de llegar de un paseo con mis papás, el destino nos sorprendió con un apartamento vacío, sin equipo de sonido, sin licuadora, sin plancha. No se llevaron la lavadora porque vivía en otra casa y dejaron el televisor de tubos y patas de madera porque pesaba mucho. Sentado al frente de la caja mágica, viendo dibujitos en blanco y negro, calmé los nervios.
Al pasar de los años, los raponazos en las busetas de servicio público fueron apareciendo, al igual que los atracos a mano armada en las calles. La sensación de impotencia es, verdaderamente, desagradable.
Según expertos en seguridad, en Colombia 92 casas son asaltadas a diario. En lo que va corrido de 2018, en Bogotá, cerca de 1500 hurtos a residencias han sido reportados por personas víctimas de estos hechos. Las localidades en las que más roban son Usaquén, Suba, Bosa Y Kennedy.
Dónde están los ladrones
Vie, 04/05/2018 - 10:17
Los han visto por ahí
Los han visto en los tejados
Dando vueltas en París
Condenando en los juzgados
La primera estrofa de la canción de Shakira resume en
Los han visto en los tejados
Dando vueltas en París
Condenando en los juzgados
La primera estrofa de la canción de Shakira resume en