EL TROMPO: Popeye el Marino

Mié, 03/09/2014 - 10:37
Verdadera conmoción causó en la comunidad, la  noticia en que se informaba que John Jairo Velásquez Vásquez, más conocido como Popeye, sería liberado. Y no es para menos, se trata de uno de los
Verdadera conmoción causó en la comunidad, la  noticia en que se informaba que John Jairo Velásquez Vásquez, más conocido como Popeye, sería liberado. Y no es para menos, se trata de uno de los más peligrosos y controvertidos criminales de que se tenga noticia en el país y de uno de los prisioneros más famosos, toda vez que se dio sus mañas para mantenerse vigente y ser motivo de noticias, comentarios y escándalos de forma casi permanente. Enemigos, víctimas, contradictores, medios de comunicación y hasta ciudadanos comunes y corrientes, pusieron el grito en el cielo y como quien no quiere la cosa, comenzaron  a revisar códigos, investigar jurisprudencias y hacer consultas a ver si de pronto - carajos ¿no será que el Procurador revoca esa resolución, destituye e inhabilita al juez y devuelve al tal Popeye para la guandoca otros diez añitos? - Muy seguramente, no faltará el “menso calvilustrado” que arranque  una nueva recolección de firmas, para modificar el artículo 34 de la Constitución e incluir un inciso que permita, una vez cumplida la pena impuesta por el juez, una nueva revisión para ver si es posible devolver  al condenado de por vida  a la sórdida prisión. Pero es importante que la gente se escandalice y pregunte. Este país tiene un gran déficit de cultura jurídica y estas oportunidades son brillantes para hacer un buen repaso. Cuando Popeye fue condenado por el juez Florentino Serrano en Oct de 1997, al menos unos 12 millones de colombianos o no habían nacido o no tenían ni idea de lo que era un proceso penal de ese calibre.  Así que no es de extrañar que la gente cuestione y se interese en el tema. Velásquez Vásquez o Popeye, quien debe su apodo a que en sus días mozos estuvo estudiando para marinero, fue condenado por el juez Florentino a 20 años de prisión, por un concurso de delitos entre los que se incluían: secuestros, homicidios, hurtos, porte ilegal y otras linduras. Posteriormente, en otros dos procesitos, se le dio otra condena por otros tres años y medio, con lo que redondeó casi 24 años. Hay que anotar que el código penal de época – código de 1980, o Decreto 100 de 1980 – contenía una pena máxima de 30 años. Así las cosas, se puede considerar que Popeye se fue bien despachado, y la verdad nadie se quejó en ese momento. En agosto de 2004 Popeye fue nuevamente procesado. Esta vez por tráfico de estupefacientes y el Juez 3º especializado de Bogotá, que fue el único que aceptó el proceso, lidiando con un expediente de más de 600 mil folios y en una oficina blindada, donde los reos no podían verlo,  le impuso una pena de cerca de 13 años adicionales. Con esta nueva pena Velásquez Vázquez completó un total de 37 años, que tampoco era una “pichurria”, si se tiene en cuenta que el nuevo Código Penal imperante, Ley 599 de 2000, traía una pena máxima de 40 años. Posteriormente la Ley 890 de 2004, llevaría este máximo a 60 años, pero ya para qué? Popeye, que es un hombre contradictorio, no admite que su apodo se deba a haber sido estudiante de marinería. El sostiene que se debe a su parecido físico con el héroe de las espinacas. La semana pasada cumplió cerca de 22 años encerrado y su abogado, haciendo uso de sus facultades, le informó al juez de ejecución de penas del caso, que su apadrinado había cumplido las 3/5 partes de la pena impuesta y como tal, según el artículo 72 del decreto 100 de 1980, que era el código vigente al ser condenado, era candidato al beneficio de la libertad condicional, previo cumplimiento de algunos requisitos, como la firma de compromisos personales y de control de la libertad y una caución prendaria, la cual fue efectivamente cancelada. Esa es la razón por la cual Popeye es hombre libre. La misma por la cual salen en libertad condicional todos los prisioneros colombianos, incluyendo: senadores, representantes, gobernadores, funcionarios y en general todos los ciudadanos. “Dura lex sed lex”. La función de la pena dentro de nuestro ordenamiento penal es preventiva y de resocialización y cuando se concede la libertad condicional a un condenado es porque en opinión de sus guardianes, el recluso cumple con requisitos personales y legales para ser candidato. Los medios amarillistas han tratado de convertir en un show, un proceso judicial serio y legal y con entrevistas han pretendido mostrar a un Popeye acelerado y disperso. Por lo pronto, después de 22 años preso, se ha mostrado cumplidor de la ley, algo bien difícil en estos días. @rododiazw
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