Excelente memoria hasta la vejez

Vie, 20/10/2017 - 05:08
A casi todos nos aterra la palabra vejez o mejor, sus consecuencias. Cuando pensamos en alzheimer, demencia senil o simplemente no recordar donde quedaron las llaves de la ca
A casi todos nos aterra la palabra vejez o mejor, sus consecuencias. Cuando pensamos en alzheimer, demencia senil o simplemente no recordar donde quedaron las llaves de la casa nos preocupa estar perdiendo la memoria, ¡nos estamos volviendo viejos! Ganar en años no debería significar perder en calidad de vida. Después de pasar los 40 años se considera normal tener cierta pérdida de memoria. Es el desgaste natural del cuerpo y, desafortunadamente, las neuronas cerebrales no se regeneran.

Tipos de memoria

Cuando hablamos de memoria básicamente nos referimos a la capacidad del ser humano para recordar ya sean datos, situaciones, nombres, etc. Desde el siglo XIX se viene estudiando como graba información nuestro cerebro y el resultado fue tres tipos principales de memoria.
  1. Memoria sensorial: como su nombre lo indica está relacionada a los sentidos; cómo vemos un color o percibimos un olor o sonido. Esta es la memoria más corta, dura aproximadamente 200-300 mili segundos; la información pasa después a la memoria de corto plazo.
  2. Memoria de corto plazo: trata de los acontecimientos recientes. También se le conoce como memoria operacional o memoria de trabajo ya que permite la racionalización, comprensión y solución de problemas. Esta memoria se divide en 4 subcomponentes llamados bucle fonológico, agenda viso espacial, almacén episódico y sistema ejecutivo.
  3. La memoria de corto plazo tiene una capacidad limitada para procesar los estímulos recibidos. Algunos expertos consideran que varía entre 7 y 12 ítems que luego son olvidados a menos que pasen por un proceso de recuperación (es decir, de uso constante).
Memoria de largo plazo: este es el último paso del proceso. Aquí se guarda de manera definitiva la información, lo que llamamos recuerdos. Esta memoria se puede clasificar en dos, implícita y explicita. La memoria implícita o procedimental guarda la información de manera inconsciente, lo que usualmente conocemos como aprendizaje de diferentes habilidades que hacemos casi automático. ¿Recuerdan el dicho: es como montar en bicicleta…? La memoria explicita o declarativa es la que hacemos de forma consiente por así decirlo; el conocimiento, nombres y significado de personas, cosas, lugares, etc. Es el conocimiento histórico, geográfico o científico (como quien dice lo que aprendimos desde el colegio). Aquí también se guardan nuestros más queridos recuerdos o esos momentos que tal vez quisiéramos olvidar.

Cómo prevenir la pérdida de memoria

Tener un olvido es normal, cuando tenemos pérdidas de la memoria seguidas no siempre quiere decir que tenemos algo grave o vamos a terminar con alzhéimer. A veces, en momentos de nuestras vidas cuando estamos bajo mucho estrés, podemos presentar olvidos, falta de claridad en nuestras ideas o dificultad para desarrollar un discurso. Nuestra retentiva también está condicionada por nuestros hábitos (intelectuales), estilo de vida y alimentación. De la misma manera que ejercitamos nuestro cuerpo y fortalecemos los músculos, nuestra mente tiene que ejercitarse para mantenerse “en forma”. Incluir en la dieta abundantes cantidades de pescados ricos en omega 3 ayudará a mantener sanas las células cerebrales. Consumir moras y fresas ayuda a disminuir y prevenir el deterioro de estas células. Además, la ingesta de proteínas libres de grasa como pechuga de pollo o pavo junto con huevo y leche baja en grasa mejoran las habilidades cognitivas por la presencia de vitamina B12. Igualmente comer nueces mejorará nuestra memoria según un diario de la enfermedad de alzhéimer.

Fitness mental   

Ejercitar la mente podría ser más fácil de lo que pensamos si realmente queremos hacerlo. Solo debemos adicionar pequeños hábitos a nuestra rutina diaria y veremos cómo mejora considerablemente. Si tenemos problemas de memoria o queremos prevenir enfermedades más adelante estos son unos ejercicios que podemos hacer.
  • Leer más: lo principal para adquirir un hábito de lectura es encontrar el libro ideal. Muchas veces no es que seamos malos lectores, simplemente no encontramos un tema que nos llame la atención. Está bien buscar y probar varios textos, cuando encuentren el correcto lo sabrán porque no querrán cerrarlo ni para dormir.
  • Aprenderse un poema: Este consejo me lo dio mi tío (el médico de cabecera de la familia), cada noche debía leer una estrofa de un poema. Si a la mañana siguiente podía recordarla, continuaba con la siguiente y así hasta que pudiera recordar el poema completo.
  • Jugar para estimular el cerebro: Participar en crucigramas, juegos de mesa o video juegos que estimulen la mente puede ser una opción muy placentera para ejercitar la memoria y mantener activas nuestras neuronas.
  • Mantener el orden: Tener un espacio ordenado nos ayuda a llevar una cabeza igual. Poner las cosas siempre en el mismo sitio y tener un lugar especial designado para las cosas más importantes. Llevar un calendario, cronograma o una lista de tareas que se deban cumplir ayuda a que recordemos más fácilmente.
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