@JulianCaperaB
La violencia en los estadios se nos salió de las manos. Somos un país incapaz de controlar a aquellos delincuentes que utilizan el fútbol como una excusa para matar a otro. Nos quedó grande.
Las imágenes del partido de esta semana entre Cali y América demuestran que estamos en el mismo punto (o incluso más atrás) que hace algunos años, cuando aún las rejas dibujaban la frontera entre el show y unos espectadores incapaces de comportarse, a los cuales había que enjaular.
Y nos quedó grande porque así lo quisimos. Apenas unas horas antes de la batalla campal en el estadio Pascual Guerrero, los presidentes de los clubes de Dimayor tuvieron en sus manos una oportunidad histórica de aportar a la lucha contra la violencia en los estadios, y salieron con un chorro de babas.
No aprobaron la iniciativa del presidente de la Dimayor, Jorge Perdomo, que buscaba castigar con pérdida de puntos, e incluso el descenso, a aquellos clubes que apoyaran las barras bravas, y a los equipos cuyos hinchas protagonizaran actos violentos en los estadios.
Una medida correctiva, que está lejísimos de ser una solución de fondo a esta problemática, pero que seguramente le haría pensar dos veces a aquel que quiera ‘defender a muerte sus colores’. Si sus colores se van a la B por su culpa, quizá no sea tan buena idea.
Pero en Colombia no pasa nada. Aquel que empuña un cuchillo y se mete a una cancha de fútbol con la firme intención de agredir a un paisano suyo que tiene una camiseta de otro color, sabe bien que la probabilidad de que eso traiga consecuencias reales es muy mínima.
Aquí las consecuencias son de otro tipo. La fórmula es complicada: el que debería pagar, paga poco o no paga. Y el que nada tiene que ver, paga.
En una muestra clara de confusión y desespero, el presidente de la Dimayor, Jorge Perdomo, decidió vetar el ingreso de los medios de comunicación a los partidos Bucaramanga-América y Cali-Millonarios. Solicitando que no se transmitan por televisión (lo cual es grave), y prohibiendo el ingreso a los demás periodistas de radio y prensa (gravísimo e ilegal).
En otras palabras, la decisión de la Dimayor es que Cali-Millonarios, un partido que define cuál de los dos será cabeza de serie, no tenga ningún espectador. No habrá hinchas (lo cual está bien), no habrá transmisión de televisión, ni de radio, ni cronistas de prensa.
Aquí el tema no es solo que paguen justos por pecadores, como dijo el mismo Perdomo. Es un ataque frontal a la libertad de prensa, a quienes pagan una millonada para transmitir los partidos por televisión y a aquellos que ya habían vendido publicidad en sus emisoras para esos juegos.
Una bofetada a los hinchas que pagan una suscripción por cable para ver los partidos de sus equipos, y que sin haber cometido ninguna falta terminan castigados.
Es, además, gasolina para la sospecha. En la última fecha, donde suele haber tanto fuego, no tener testigos en un partido que define cosas, es un riesgo que el fútbol colombiano no debería correr.
Es cierto, Perdomo fue valiente para proponer castigos serios a todo club que alcahuetee a los violentos. Pero, luego se le fueron las luces. Palos de ciego son sus propuestas. Pretende ver mejor, apagando la luz.
Fútbol a ciegas: la sombría decisión de la Dimayor
Vie, 26/05/2017 - 11:00
@JulianCaperaB
La violencia en los estadios se nos salió de las manos. Somos un país incapaz de controlar a aquellos delincuentes que utilizan el fútbol como una excusa para matar a otro. Nos qu
La violencia en los estadios se nos salió de las manos. Somos un país incapaz de controlar a aquellos delincuentes que utilizan el fútbol como una excusa para matar a otro. Nos qu