La terquedad de Santos frente al uso del glifosato

Lun, 19/06/2017 - 07:41
El problema de las drogas ilícitas no es ajeno de ninguno de nosotros, ni colombianos ni extranjeros, la verdad es que es un fenómeno que tiene más de 100 años y que se ha convertido en una pesadi
El problema de las drogas ilícitas no es ajeno de ninguno de nosotros, ni colombianos ni extranjeros, la verdad es que es un fenómeno que tiene más de 100 años y que se ha convertido en una pesadilla para algunos más que otros, y más aún con la diversificación del narcotráfico y hoy del microtráfico. Uno de los asuntos más complejos es que al ser un fenómeno histórico se han llegado a tener consensos internacionales en torno al tema, uno de ellos tiene que ver con la realidad de la criminalización, es decir, perseguir toda la cadena del narcotráfico desde el cultivo de la droga, pasando por la producción, comercialización, tráfico y hasta el consumo. La realidad es que bien o mal los países han considerado que la mejor opción es combatir la droga desde la normatividad nacional e internacional y hasta que eso no cambie los países deben responder a ello. Por esta razón, llama la atención que los gobiernos colombianos que por más de 50 años han combatido la droga desde el 2010 con el gobierno Santos al impulsar el proceso de paz con las FARC se hayan abandonado todas las estrategias de criminalización y como consecuencia se aumenten de manera desmedida las hectáreas de coca y el consumo de droga en el mundo. La semana pasada se volvió a hablar del problema de la droga a través de los informes de crecimiento de los cultivos de coca, el primero el de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) que señala 96.000 hectáreas (has) y el segundo, del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América con crecimiento de 188 mil hectáreas, con mediciones e indicadores diferentes ambos demostraron el crecimiento elevado y el descontrol obvio de los cultivos de coca en Colombia. No importa cuál es el estudio al cual hay que creerle, lo importante es que ambos desde indicadores diferentes muestran lo mismo y es el aumento de hectáreas de coca y el consumo de drogas. Esto se refleja aún más con las incautaciones de droga que a diario la policía y el ejército colombiano encuentran, demostrando el movimiento y aumento de mercancía en todo el país. Por otro lado, se creyó en una falta expectativa frente al proceso de paz y es que al desmovilizarse las FARC el mercado de la droga quedaría anulado siendo el grupo terrorista con mayor narcotráfico del mundo y extrañamente firmado el proceso de paz las cantidades de droga siguen comercializándose ilegalmente y no ha habido ninguna disminución, y además estando los guerrilleros de las FARC en zonas veredales ubicados tampoco se disminuyeron los cultivos de coca que antes estaban a cargo de su producción. La pregunta que queda es ¿Por qué con el proceso de paz no se acabó con el narcotráfico si se supone no hay quien cultive ni comercialice?. Adicionalmente a lo anterior está la excusa de no usar glifosato porque afecta supuestamente la salud y por ello el gobierno Santos desmanteló totalmente las estrategias de fumigación aérea que permitían acabar con los cultivos y mitigar los crecientes, cuando es claro que no está comprobado el daño a la salud y adicionalmente se pueden utilizar otro tipo de químicos con el mismo fin. La pregunta que se plantea acá es ¿Por qué para Santos como Ministro de Defensa el glifosato se podía utilizar pero Santos Presidente lo considera una amenaza?. Como respuesta a esta excusa se ha dicho que parte de los acuerdos de La Habana indican que se hará sustitución de cultivos y por ende erradicación manual, recuerdo que la meta son 50.000 has en este año lo que es prácticamente imposible y la resiembra no se controla adecuadamente. Por qué entonces utilizar la excusa del glifosato y permitir que las hectáreas crecieran exageradamente aumentando el tiempo que se requiere para la sustitución y haciendo prácticamente imposible una erradicación manual efectiva. Se ha presentado en varias ocasiones en el marco de la Comisión Nacional de Estupefacientes (donde posan los expertos en drogas del país) la discusión pero no se pasa del debate, ¿por qué no se ha utilizado otro químico diferente al glifosato? ya probado incluso en Europa sin efectos a la salud humana y al medio ambiente, como el glufosinato de amonio (herbicida natural) el problema no es el glifosato es que no se quiera utilizar la fumigación responsablemente. La semana pasada los Estados Unidos de América recuerdan a Colombia y específicamente al gobierno Santos los consensos internacionales solicitando nuevamente se retorne a la fumigación dado el descontrol en el crecimiento de cultivos y el desmán en la producción y comercialización. Colombia se da el lujo de responder que no utilizará el glifosato bajo la excusa del daño a la salud, del cual no se tiene pruebas y a la vez tampoco da soluciones adicionales simplemente con la mayor desvergüenza muestra al mundo el crecimiento de la droga y sin asumir ninguna responsabilidad se niega a implementar estrategias de fumigación efectivas. El tema es que siguen creciendo los cultivos de coca y la erradicación manual no es suficiente, que no se hace fumigación con glifosato pero tampoco con otros herbicidas comprobados que no afectan la salud humana, mientras tantos Estados Unidos y muy pronto otros países de la región nos reclamarán por la irresponsabilidad de Colombia en el control de la droga y en el incumplimiento de los consensos internacionales. Si bien es cierto que el proceso de paz de Colombia es una decisión interna por el gobierno Santos, es claro que Colombia hace parte del sistema internacional y en ese sentido debe acatar los consensos internacionales y asumir responsabilidades por las omisiones en el caso de la política de drogas, porque en la medida en que afectamos a los demás países con nuestra decisiones se debe responder como Estado y en un futuro no responderá el gobierno sino el Estado colombiano por las acciones irresponsables de unos pocos. Hoy somos productores y consumidores y así como crecen los cultivos ha crecido la comercialización aumentando el consumo también en otros países, es grave actuar dentro del territorio sin ningún tipo de responsabilidad internacional, pero cuando se necesitó a la comunidad internacional para apoyar el proceso de paz ahí se pasó la ponchera.
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