La universidad nacional de Córdoba es la torta de la que todos quieren un pedazo, es la tasa de oro de la que todos quieren un trozo sin importar que para ello haya que destrozarla. Desde los grandes gamonales políticos, pasando por los trabajadores del área administrativa, profesores, hasta llegar a los estudiantes, anhelan algo de la riqueza que ofrece la universidad de Córdoba, o tomarla como trampolín para beneficios personales.
A pesar de ser un claustro educativo un gran número de la población activa de la UNICOR busca cosas ajenas a la academia. Cada cuatro años la rectoría de turno de la UNICOR se la pelean a muerte los grupos politiqueros del departamento, para que así pueda decir todo ciudadano del departamento: la universidad es del partido de la U; la universidad es de los liberales; la universidad es de los conservadores. La persona que ocupe la rectoría se encargará de hacer contratos millonarios para la realización de obras de poca importancia para la academia, pero que representan una bolsa jugosa. En la administración de Claudio Sánchez Parra se construyeron parques en el campus universitario, se pintaron cada 7 meses los edificios del campus, y se construyeron tableros al aire libre que nadie utiliza.
Los laboratorios, llamase de física, química, enfermería, bacteriología, inglés e informática, se encuentran en el más lamentable de los estados. Hasta hace un par de meses los laboratorios de enfermería y bacteriología, se encontraban sin los reactivos necesarios para realizar las prácticas académicas. La cafetería que está cerca de la facultad de salud está ladeada por un canal artesanal lleno de aguas negras, cuyo mal olor aumenta a las doce del día, cuando el sol azota con mayor vehemencia y los estudiantes almuerzan en la cafetería, a pocos metros del canal pestilente.
Algunos de los profesores, igual que mercachifles, comercian con el conocimiento. Por un lado hacen terrorismo académico a los estudiantes amenazándolos con los peligros del plagio, mientras por el otro hacen lo que sea necesario para aumentar su salario. Como es bien sabido por esta raza de docentes parásitos, por cada aporte a la investigación, en cualquier rama del conocimiento, se les recompensa con puntos salariales, los que a su vez se transforman en dinero contante y sonante para el sueldo de los “docentes investigadores”. Ahora bien, sobra decir que habrá profesores investigadores que sean dignos de la compensación salarial que se da por su investigación; sin embargo en la universidad de Córdoba, para algunos de sus maestros, esa compensación se ha transformado en un negocio.
Hace algunos años se crearon los semilleros de investigación en la universidad nacional de Córdoba, a los incautos que engrosaron las filas de estos grupos se les prometió ser eximidos de la realización de proyectos de tesis como requisitos para graduarse. Con el paso de los años, y de las publicaciones como resultado de las investigaciones fruto del semillero de investigación, pudieron darse cuenta de la farsa que son dichos grupos. Al tener el semillero un director, quien debe ser docente de la universidad, las investigaciones son publicadas a nombre de ese director, y los estudiantes figuraban como simples ayudantes, así el crédito académico y salarial era para quien menos trabajaba: el profesor.
Los trabajadores no se quedan atrás, ellos son expertos en la diplomacia criolla universitaria, siempre buscando la forma de ‘cogobernar’ dentro de la universidad, y de no lograr su cometido harán esa farsa que los grupos politiqueros suelen llamar: oposición. Los trabajadores de la universidad de Córdoba casi siempre están de acuerdo con el candidato que es escogido rector, es más, ellos ayudan que llegue a ese cargo; pero si luego de un tiempo el nuevo rector atiende los caprichos de los grupos políticos en lugar de aceptar los caprichos de los trabajadores, el sindicato hará manifestaciones (tres gatos con un par de pancartas), realizará asambleas múltiestamentarias (los mismos tres gatos creyendo que son toda la comunidad educativa universitaria). Todo se vale para llegar a tocar algo del presupuesto universitario.
Los estudiantes no se hacen a menos: se encapuchan, resucitan al M-19, se lanzan a cargos representativos como lo es ser representante de los estudiantes ante el consejo superior universitario; desde esos cargos se harán dueños de partes de la universidad: contratos para instalar kioscos en el campus, contratos para las cafeterías, contratos para las fotocopiadoras, etc. Está demás por decir que hablo de algunos estudiantes.
La universidad nacional de Córdoba se ha convertido en un fortín politiquero del que se habla cada que hay elecciones, de la que hablan los partidos políticos para sacar pecho al decir: la universidad caminaba bien cuando era nuestra.
La universidad nacional de Córdoba: la lucha por el presupuesto tras bambalinas académicas.
Lun, 17/02/2014 - 12:50
La universidad nacional de Córdoba es la torta de la que todos quieren un pedazo, es la tasa de oro de la que todos quieren un trozo sin importar que para ello haya que destrozarla. Desde los grandes