Desconozco si el senador Juan Manuel Galán o algunos de los miembros de su familia sufren de alguna dependencia adictiva a la marihuana, o es un capricho como el de tantos legisladores por apuntarse un proyecto a su experiencia parlamentaria y quedar registrado en los libros de la historia o en realidad es el producto de una iniciativa de largas horas de trabajo y de análisis juicioso y objetivo sin presumir de su presentación en un país donde lo previsible se torna imprevisible y viceversa.
El aplazamiento del proyecto de legalización de la marihuana con fines medicinales para su posterior discusión y aprobación en el senado en marzo, no es el producto de un saboteo y trabas por parte de otras bancadas como lo ha señalado el ponente del proyecto –el jovencito galán-, ya que por razones estrictamente de términos en ésta primera parte de esta legislatura que termina no se pudo evacuar según el trancón que originó el mismo gobierno en su atolondrada reforma tributaria y demás vejámenes leguleyos, productos de su improvisación y falta de oficio por el desgaste y saldo en rojo que dejó la reelección en las finanzas.
Legalizar no es un juego. Eso lo debe saber el joven Galán cuando es huérfano de un padre que fue asesinado no solo por las mafias de narcotráfico, sino por aquellos miembros del Estado colombiano que también hicieron parte de ese magnicidio y el de muchos otros, y que siguen tan campantes y participando en todos los estamentos en el país de perros y gatos.
Si el senador considera que Colombia ha madurado y debe continuar el ejemplo de Uruguay y el de otros países que han trazado esa línea, es de señalarle que ésta catastróficamente equivocado, porque Colombia en sus 200 años de historia republicana todavía no aprende de su trágica y comedia vida mundana democrática, porque una sociedad que sigue eligiendo a los herederos de los que han propiciado el desastre político no es de llamarse madura. Una sociedad que premia a sus delincuentes, concediéndole participación política, casa por cárcel y perdón por sus actos criminales no es de llamarse madura. Una sociedad que discrimina por su color, sexo y estirpe en estos tiempos, donde al parecer ya se abolió todo tipo de esclavitud a la libertad individual y colectiva no es de considerarse madura. Una sociedad donde sus órganos de seguridad –llámese como se llamen- aparecen y desaparecen cargamentos de coca y marihuana y sus miembros son parte de los carteles del narcotráfico como lo han demostrado miles de condenas, no es de considerarse madura.
Así que el senador Galán debe empezar a dejar el berrinche personal, mirando con más consecuencia ese proyecto, porque seguimos asumiendo el precio de una sociedad que todavía no ha madurado ni aún con las fuerza de sus entrepiernas y menos con un sistema de salud optimo para garantizar ese tratamiento.
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Feliz navidad y prospero año 2015 para la casa kienyke y cada uno de los colombianos.
@JorgePerezSolan
