“Eliminado”, ronda por ahí esa palabra escrita en una foto del asesinado congresista Manuel Cepeda Vargas, padre del representante Iván Cepeda. Una imagen que muestra el desconocimiento de décadas de violencia e intolerancia con quienes no piensan ni pensaron como nosotros. Una apología al decir: el que no piense como yo está en mi contra y hay que desaparecerlo. Pobres pensadores.
Traigo esa foto a colación porque muestra lo polarizado que está este país gracias al egoísmo y la ambición de poder de Álvaro Uribe y la inestabilidad política de Juan Manuel Santos. Pero esa no es la única manera de ver cuán dividido políticamente está Colombia. La más efectiva es realizarle una entrevista Álvaro Uribe, o a algún defensor mediático de sus políticas, y acto seguido: si se atrevió a cuestionarlo lo tildan de guerrillero, comunista y amigo de los terroristas; vienen lo insultos, las calumnias y las amenazas. Y si no lo cuestionó, sino que actuó como su portavoz (que no es la labor del periodista), entonces vienen los desaires y la desilusión de miles de personas que sienten algún resentimiento en contra de él y de su familia.
Pero esos fervientes seguidores del expresidente son algo bastante paradójicos. Algunos dan la cara desde sus cuentas personales, otros no tienen la misma gallardía y crean perfiles falsos y ahí sí nadie los contiene. Empieza un bulling inaguantable, una jauría llena de odio y resentimiento con la cual es imposible debatir. Utilizan un discurso muy parecido al que Uribe ha mencionado desde que fue presidente. Ahí tienen la escuela en persona.
Sin embargo, otros que también defienden a ultranza a Álvaro Uribe son más respetuosos, corrigen sin ninguna intención de ofender y aceptan errores de él. Hace unas semanas tuve la oportunidad de sentarme con Paola Holguín (quien trabajó como asesora de seguridad del gobierno pasado) y debatir por unos minutos sobre lo polarizado que está este país. Si bien observé que en algún momento se incomodó, ella siempre fue respetuosa y coherente con lo que decía. Lo que más me llamó la atención fue que nunca utilizó calificativos indecorosos utilizados por el expresidente y por quienes en sus redes fervientemente lo defienden. Y como Paola conozco muchos, ya sí amigos, abiertos al debate y a la crítica y con los cuales se puede lograr una buena discusión. Son pocos, la verdad, pero los hay.
En la Universidad EAFIT se presentó la semana pasada una situación parecida a la que se vive día a día en las redes sociales y en un pasillo cualquiera. Fueron invitados Ángela María Robledo, Antonio Navarro Wolf, José Obdulio Gaviria, Iván Cepeda y Jaime Restrepo para debatir sobre el proceso de paz. Jaime Restrepo, (exabogado de alias Olivo Saldaña) realizó una presentación que fue un intento de provocación a quienes no piensan como él y a quienes sí están a favor del proceso de paz. (Ver presentación).
Además, mostró en su exposición sin la más falta de decoro imágenes de niños reclutados por las FARC, minas antipersona publicando la foto de un niño herido y, para rematar, recuerda la masacre de Tame con las caras de tres niños asesinados. A él, siendo abogado, raramente se le olvidó el artículo 47 del código de Infancia y Adolescencia. Fue tanto que a los periodistas y reporteros del canal online de EAFIT para poder publicar todo este foro se vieron obligados en ponerle un efecto en estas imágenes que Jaime Restrepo presentó. En su cuenta de Twitter es muy dado a tratar a todo aquel que lo critica de “enemigo”. Si eso es debatir…
Después de la presentación del abogado Restrepo le llegó el turno a Iván Cepeda. Antes de dirigirle al auditorio su postura dijo: “Me han dicho que este es un foro académico y espero que nos mantengamos en este nivel tan necesario en Colombia. El diálogo con argumentos, el diálogo sereno (…) El diálogo para entender las razones de quienes están en la otra orilla, incluso en la orilla extrema de lo que pensamos (…) No voy a utilizar arengas, dolores ni epítetos”. Más adelante, en la entrevista que le solicité para LAS2ORILLAS.CO, reafirmó su postura con el mismo lenguaje sereno y me habló, entre otras cosas, de su vida como defensor de los derechos humanos y de sus padres. (Ver entrevista)
Colombia durante el siglo XIX estuvo inmersa en guerras civiles. Guerras paridas por la ambición y mezquindad de los dirigentes y los partidos políticos que veían en ella un medio para conquistar el poder y retenerlo. Guerras que, entre otras cosas, le produjeron al país una ruina fiscal incalculable; que ocasionaron, la separación de Panamá, en 1903; guerras que crearon nuevos odios que originarían después otras distintas y aún peores que las anteriores; guerras que fomentaron una actitud política intolerante entre los partidos Liberal y Conservador, diferencias que luego nos las tuvimos que aguantar con peleas bipartidistas en el siglo XX.
Algo parecido estamos viviendo hoy. Mientras que un expresidente no cambie su tono ofensivo, imprudente y deslenguado, mientras que la gran mayoría de sus más fieles seguidores no dejen de actuar como autómatas reproduciendo lo que él dice, que para unos serán unos ángeles, pero su tono irrespetuoso los hace parecer otra cosa, y si el otro extremo sigue respondiéndoles a ellos no vamos a tener un espacio abierto al debate y continuaremos viendo cómo quienes no pensaron como nosotros aparecen negligentemente en una fotografía con la frase “eliminado”.
*Entrevistador del portal Las2orillas.co
@sebastiandiazlo
Los fanáticos de Uribe no son ningunos angelitos
Jue, 29/08/2013 - 00:50
“Eliminado”, ronda por ahí esa palabra escrita en una foto del asesinado congresista Manuel Cepeda Vargas, padre del representante Iván Cepeda. Una imagen que muestra el desconocimiento de déca