Retomo esta columna luego de un tiempo. Me reencuentro con mis amigos –lectores y equipo de Kien y Ke- con agradecimiento y felicidad. Algunos de ustedes, quizás, me habrán leído en éste u otros espacios; otros no. En todo caso, extiendo un saludo fraternal para todos y todas. Me presento: soy Mar Candela, mujer, pensante, madre, esposa, colombiana, ideóloga de un estilo de vida que he denominado Feminismo Artesanal. Estoy próxima a cumplir treinta y seis años y he pasado por un proceso humano largo, doloroso pero bello, que me ha llevado a una vida de resistencia social, activismo y feminismo. No siempre he sido igual. El camino me ha llevado a aprender muchas cosas y a desaprender otras.
De cualquier manera, esta que soy ahora está aquí frente a ustedes con la cara en alto. Porque hablo desde la piel siento la necesidad de exponerme como soy: es mi compromiso honesto con mis lectores.
Trabajo el discurso del abanderamiento de la libertad de las mujeres como sujetas de Derecho. Creo firmemente que si superamos el sexismo, la humanidad puede tejer una sociedad justa, amable y equitativa. Mi religión son los derechos de la humanidad y el gran ‘mandamiento’ de mi vida es gozar y hacer gozar sin hacer daño ni a mí ni a nadie.
Hablo de ser vivir y ser putamente libre, de que soy puta por sospecha como todas las mujeres que queremos romper con los lineamientos de la sociedad patriarcal, sostengo que no sigo modelos impuestos y que no pretendo ser un modelo a seguir, que lucharé hasta el final para dar forma a mi existencia, cueste lo que cueste, en compañía de quienes me aman y amo.
Hoy en día mis publicaciones llegan a más de setenta mil personas y escribo mi opinión en diferentes medios de comunicación; he hecho radio y ocasionalmente he participado en programas de televisión. Me buscan para hablar de la libertad de la mujer y de lo que significa la feminidad en este tercer milenio.
En este espacio, el tema principal serán mis reflexiones sobre la realidad de la mujer. No obstante, pondré mi mirada sobre otros temas que también toquen nuestra piel. Lo haré desde diferentes apuestas, como la fotografía, por ejemplo: eventuamente verán fotos donde, desde mi cuerpo, envió imágenes de reconciliación con la libertad que busco en mí y en los demás.
Mi lenguaje castizo, a veces reaccionario y contestatario, no es un arma para incomodar sino para desmitificar mis ideas. Sé que me arriesgo a que lo que yo diga no guste a todos. Siempre ha sido de esa manera. Aún así, denme un poco de su tiempo: tal vez mi experiencia, en conjugación con la de ustedes, nos enriquezca a todos.
Espero disfrutemos de la compañía mutua y crezcamos intercambiando opiniones.
Gracias por recibirme.
Me presento. Soy Mar Candela
Jue, 14/05/2015 - 03:33
Retomo esta columna luego de un tiempo. Me reencuentro con mis amigos –lectores y equipo de Kien y Ke- con agradecimiento y felicidad. Algunos de ustedes, quizás, me habrán leído en éste u otros