El proceso de paz con las Farc se convirtió en una esperanza para el pueblo colombiano al pensar en la posibilidad de tener un país en paz, ello implicaba acabar con la violencia en las zonas rurales y en las ciudades. Solo el tiempo lo diría, 7 años después de un gobierno que buscó la paz sin un mandato para ello en el 2010, que se reeligió con esta bandera en el 2014 y que con un plebiscito en contra en el 2016, siguió adelante. ¿Valió la pena tanta insistencia?
Hoy vemos los resultados de un proceso de paz que se negoció con la cúpula de las Farc y no con la totalidad de los grupos que tenían en las regiones, hubo compromisos con los mandos pero no se consolidó con las bases del grupo guerrillero, lo que está generando una grave situación en la actualidad y es que no han cesado los ataques en las regiones, están creciendo los secuestros y extorsiones a los campesinos y lo más grave están falleciendo policías, es como si devolviéramos la película de Colombia al 2002.
El gobierno nacional no puede estar cada semana diciendo que ofrece recompensa, que necesita investigar sin asumir una responsabilidad frente a los hechos sucedidos en Miranda (Cauca) y en Tumaco (Nariño).
En la mayoría de los procesos de paz en el mundo se negocia con el grupo completo y en el caso que existan algunos disidentes, éstos no son representativos para poner en peligro el acuerdo y la sostenibilidad de los acuerdos. En el caso del proceso de paz en La Habana y de todos los sucesos violentos que se han generado y están sucediendo en las regiones se responsabiliza a las “disidencias” la verdad es que hay que verlo más de fondo.
Existen hoy cinco fenómenos criminales presentes en las regiones:
- Células de las Farc que nunca se vincularon al proceso de paz y que se nutren del narcotráfico plenamente.
- “Disidencias” de las Farc que se formaron ante el incumplimiento del gobierno en la implementación de los acuerdos y que se separaron de las zonas de concentración y volvieron a delinquir.
- Otros grupos insurgentes que todos conocemos que son las bandas criminales que se fortalecieron ante el descuido del Estado por la negociación con el proceso de paz con las Farc entre el 2010 y el 2017.
- Hay otros que son las alianzas entre Farc y bandas criminales que se están aliando para mejorar su apuesta al mercado de la droga.
- Finalmente los que son netamente del ELN.