No importa la salud.

Si es bien cierto que la función primordial y para lo que están las compañías en el mundo es para producir utilidades y garantizar a los inversionistas el retorno de la inversión, luego de un proceso de transformación de la materia prima en productos, que comestibles o no. Se debería entender que más allá de esto se hace necesario que exista por lo menos un ápice de compromiso de las empresas, frente a sus consumidores. Una especie de responsabilidad social que cuidase a no nada más que, las personas de quienes los barones de los productos de consumo se lucran. Sus clientes. Sin hacer distinciones. Hacia Junio del año 2007, al coloso de la producción de productos alimenticios derivados de los cereales. La multinacional Kellogg’s, quien se hace llamar la primera empresa, mundialmente reconocida como la compañía líder en la fabricación y comercialización de cereales listos para consumir y alimentos de convivencia de alto valor nutritivo. Más que una definición, sería seriamente considerable como una visión ya más que cumplida si nos detenemos a pensar que desde su primer año de creación hasta el año 2010 ha vendido cerca de 12 billones de Dolares Americanos. Una cifra que podría ser también traducida en millones de toneladas de alimentos vendidos alrededor de todo el planeta, y los cerca de 180 países donde la tradicional marca, que goza de unos  de los Top Of Mind, más difundidos y enraizados en las culturas de los países donde la marca, tiene presencia ha logrado consolidar una fama difícil de borrar. Para este año en mención la multinacional de cereales, recibió, de manera no tan agradable una intención o amenaza de demanda por parte de algunos sectores de corte tradicionalista de la oficina CSPI, que por sus siglas en ingles Center for Science in the Public Interest. El centro para la ciencia en el interés público, formuló, su intención de demandar a la empresa Kellogg’s de no garantizar los estándares máximos necesarios para los menores de edad; los niveles establecidos y saludables de, azucares, grasa y sodio. Lo que de inmediato produjo en la multinacional, un cambio repentino en la forma en cómo hace publicidad y se promocionan y venden su productos. Lo mismo que el rediseño de algunas estrategias de caras a la competencia con sus rivales. Surgiría entonces una duda inevitable, ¿fue necesario entonces que —CSPI— amenazara con demandar, para que los productores de productos alimenticios de cereal Kellogg’s se dieran cuenta que muchos de sus productos proporcionaban una dieta no ajustada a los parámetros máximos establecidos para el sector de clientes menores de edad?, tan larga la pregunta y tan corta la respuesta, ¡si!, si fue necesario. Solo después de más de 100 años llega un freno a la producción y comercialización de productos que no cumplen los con requerimientos necesarios y que proporcionen una dieta que garantice la salud de sus consumidores, como el cereal tratado, si bien en algunos hogares es parte esencial de la dieta diaria. Pues la salud no importó antes, solo después de analizar cuanto se podrían ver amenazadas y disminuidas las ventas, por cuenta de una sociedad, que no vería tan agradable el consumir o dar a sus niños, alimentos tales, que no guarden una relación de salud y bienestar, y que podría provocar desordenes alimenticios o de salud, en un país, que lleva la no agradable primera posición dentro de los países con mayor porcentaje de obesidad a nivel mundial. Estamos hablando de USA. Si bien este se encuentra junto con Canadá, dentro de los mayores consumidores de cereal del mundo. Por otro lado, cabe resaltar, y en mi opinión, que no fue el interés por la preservación o bienestar de los consumidores lo que llevó a Kellogg’s al cambio, en sus estrategias de publicidad y comercialización de sus productos; quien ya luego había de volver a tener algunos problemas sobre la forma en cómo promocionaba sus productos, que en algunos casos se comentaba que habían caído en presunta publicidad engañosa^1,2,3,4. No, claro que no. La salud jamás ha de importar, en mercado que ha de producir cifras quizás poco conocidas, como 243 y 1785 millones de toneladas de cereales para comercialización y consumo respectivamente, según un informe del consejo internacional de cereales. Todo esto hace pensar cuando para cualquier persona seria difícilmente aceptable que desde sus laboratorios microbiológicos nadie se hubiera percatado y desde el tiempo que en dichos especialistas han estado llevando a cabo rigurosos estudios de sus productos, y más aun, que una organización como CSPI, sin ánimo de lucro, pueda y deba velar por la salud de los Estadounidenses y en general del mundo, pena de no ser reconocida como la entidad oficial llamada a esta labor como si lo es el FDA en USA o INVIMA en Colombia. Es una lástima, ¿cierto?—pues claro que lo es—. Finalmente, queda muy claro, que los mecanismos y planes estratégicos de marketing están servidos a favor de las empresas y en no función de los consumidores, en primera instancia no, estos se benefician de las necesidades de los clientes pero juegan dentro de la delgada línea de lo aceptable saludable y lo permitido legal, según los alcances de las entidades gubernamentales llamadas a estos menesteres de control para regular la forma y fondo de los productos de consumo, y penalización en caso que estos no cumplan con lo legal establecido. Por otro lado, y es muy importante resaltar, la forma en cómo se dio un manejo eficiente de los medios y se aprovechó del badén por parte de kellogg’s para tomar ventaja de sus competidores, como Quaker—productos de avena— y Nestle, dentro del nicho de mercado de Cereales listos para consumir, formulando una estrategia de responsabilidad y marketing sano, con miras a lo que realmente para ellos es importante; las ventas. La salud, en este caso, no importó en primera instancia, solo fue un beneficio colateral.   @JLenGoIg Facebook Blog : Bulachi