Gustavo Francisco Petro Urrego es hoy por hoy el fenómeno político electoral en Colombia. Generador de odios y amores, de esperanzas y miedos, Petro es para muchos el candidato presidencial que representa innovación, el cambio, el anti “establishment”, el diferente a esos políticos tradicionales rancios y caducos que cargan con la culpa, con toda razón, de la corrupción y el atraso del país.
Pero para otros será quien lleve a Colombia a una hecatombe financiera y social que restrinja la libertad de prensa y de opinión para allanar el camino a una dictadura de corte comunista. Esa donde el hambre y la escasez hacen que cientos de niños y mujeres mueran de hambre todos los días.
Lo heroico de Petro, y que habría que dejar como caso de estudio a los grandes analistas políticos y académicos del país, es cómo ha hecho este economista costeño para mantenerse en los primeros puestos de las encuestas y en la intención de voto a pesar de la cantidad y calidad de propaganda negra que existe en su contra.
Que Petro volverá a Colombia como Venezuela es la más común de todas y a su vez las más fácil de desmentir. Solo basta con observar el resultado de las recientes elecciones legislativas que dejaron casi que como amo y señor a Álvaro Uribe, su más acérrimo enemigo político. Cabe resaltar que el partido del ex presidente es señalado de crear esta estrategia como caballito de batalla para infundir miedo en el electorado e influenciar a su favor la campaña de su propio candidato.
Las elecciones a Senado dieron a Uribe la posibilidad de ser el próximo presidente de esa corporación por haber sido el más votado y por qué su partido logró la mayor representatividad con 19 curules. En cámara el Centro Democrático también será protagonista. Es el segundo partido político con más representantes (32) detrás de los liberales.
Así las cosas, Uribe controlará plenamente el Congreso que se instalará el próximo 20 de julio donde se opondrá, a toca costa, a cuanto proyecto de ley que provenga de la casa presidencial y que no le convenga a él o a sus copartidarios y amigos. Sobre todo, si viene de Petro.
Ahí es donde se hace necesario recordar que Hugo Chávez no llevó a la patria de Bolívar a lo que es hoy en cuatro años. Fue electo en febrero de 1999 y presidió hasta el 5 de marzo de 2013 después de haber servido como militar de carrera desde 1971. Si solo se cuenta su tiempo en la presidencia fueron 14 años los que Chávez necesitó para cambiar las cosas a su favor, principalmente el congreso venezolano. Algo que será definitivamente imposible que Petro logre en cuatro años
Otra cosa con la que el economista no contará para volver esto como Venezuela será con el apoyo de las fuerzas armadas. Históricamente los militares colombianos han sido de tendencia derechista y muy leales a sus principios, postulados y al presidente de turno. Difícil que abandonen sus lineamientos por complacer a alguien a quien alguna vez combatieron.
A diferencia de Chávez que sirvió al ejército de su país por 28 años hasta alcanzar el grado de Teniente Coronel, lo que le proporcionó la lealtad de sus hermanos en armas, Petro ni siquiera prestó el servicio militar obligatorio. Su ideología ha sido lejana a los uniformados.
Los otros que han hecho hasta lo imposible, sin lograrlo hasta ahora, para que Petro no llegue ni siquiera a primera vuelta en las presidenciales son los grandes empresarios. Al igual que los militares estos han sido históricamente alineados al poder que representa la derecha y lo que menos les interesa es que llegue un “outsider” que incline la balanza y pierdan el statu quo que tanto les ha favorecido y por tanto tiempo.
Solo basta con ver cómo uno de ellos ha utilizado la línea editorial del noticiero de su canal para atacar no solo al candidato presidencial sino todo a lo que huela a izquierda mientras se alinea abiertamente con el uribismo. El canal fue uno de los que favoreció la propaganda que ayudó a que el NO ganara en el plebiscito de la paz.
También dicen que Petro convocará una asamblea constituyente para que el camino al comunismo venezolano sea más expedito. Pero se les olvida a los promotores de tamaña falacia que para que esto pase el Congreso tiene que aprobarla, que el Consejo de Estado lo exhorte o que la Corte Constitucional lo solicite. Con un Congreso cooptado por Uribe y las altas cortes politizadas y permeadas por la corrupción la posibilidad de una constituyente ordenada por Petro está totalmente descartada.
Como se ve nada de lo anterior es verdad y es fácil de desmentir. Petro no llevará a Colombia a ser otra Venezuela pues si esa fuera su intención hubiera manipulado la constituyente de 1991 donde fue actor principal y uno de los intelectuales que escribió la Constitución Política que nació aquel año. Y por si acaso esta vez lo quisiera le será prácticamente imposible.
Más miedo debería producir la posibilidad de que Iván Duque sea el ganador de estas elecciones. Con Uribe gobernando en cuerpo ajeno y controlando completamente el Congreso, tendrá el camino despejado para convocar una constituyente. Con el Ejecutivo y el Legislativo bajo su dominio manejará a su antojo el judicial. Eliminará las seis altas cortes para crear, supuestamente, una super corte eliminando de paso las más de 250 investigaciones que hay en su contra. Así manejará el país a sus anchas, sin oposición alguna, y sin duda cambiará el “articulito” de la constitución que lo dejará re elegirse cuantas veces quiera. Sin duda una dictadura disfrazada de democracia. Pero es Gustavo Petro quien nos llevara a ser como Venezuela.
Petro presidente ¡Uy que miedo!
Mié, 09/05/2018 - 11:37
Gustavo Francisco Petro Urrego es hoy por hoy el fenómeno político electoral en Colombia. Generador de odios y amores, de esperanzas y miedos, Petro es para muchos el candidato presidencial que repr