¿Por qué no hablamos de la Sierra Nevada?

Jue, 22/02/2018 - 12:45
Siempre he admirado esa región. Mis primeras experiencias con la Sierra Nevada datan de mi época en el Liceo Francés: El profesor de filosofía Jacques Rousset no paraba de ponderar las culturas in
Siempre he admirado esa región. Mis primeras experiencias con la Sierra Nevada datan de mi época en el Liceo Francés: El profesor de filosofía Jacques Rousset no paraba de ponderar las culturas indígenas de la Sierra. Nos decía que Freud no había inventado nada, que los Mamos de la Sierra practicaban la psicología en segunda persona, o sea, los mecanismos de psiquiatría de Freud desde tiempos inmemoriales. Posteriormente largas charlas con el profesor Gerardo Reichel- Dolmatoff, (El gran antropólogo estudioso de los Koguis) me permitieron conocer mejor su pensamiento y apreciar su sabiduría. Mi primer viaje con don Juan Mayr en 1977 fue todo un descubrimiento. Un sitio arqueológico sin avisos de gaseosas ni venta de artesanías hechas en Hong Kong y virgen.... todo un privilegio. Con el doctor Álvaro Soto Holguín, director del organismo encargado de la recuperación de Buritaca-200 y con doña Gloria Zea, gerente de Colcultura, organizamos los primeros viajes en helicóptero a la Sierra. Don Juan Mayr, futuro Ministro del Medio Ambiente, nos hizo el contacto con los Mamos quienes nos dieron su visto bueno para efectuar vuelos en helicóptero a Teyuna - Ciudad Perdida o Buritaca - 200. Ellos nos solicitaron en contraprestación subir en cada vuelo pescado seco. Lo cumplimos a cabalidad. Luego de un año de operación, nos indicaron que interrumpíamos sus pagamentos religiosos. Eso coincidió con una comunicación del ICANH suspendiendo los vuelos turísticos, debido a que el aterrizaje de los helicópteros debilita las estructuras arqueológicas existentes. El ICANH informó que posteriormente nos comunicaría las coordenadas para un nuevo helipuerto. Esa operación se efectuó en 1987, todos los puentes festivos, aproximadamente 18 o 19 veces al año, sin jamás pasar de tres vuelos diarios con cinco personas cada uno. Debido a las condiciones atmosféricas de cierre del techo de operación en la Sierra Nevada, es preferible que el helicóptero espere dos horas cada grupo de turistas, quedándose en Ciudad Perdida. Regularmente hemos recordado al ICANH el ofrecimiento de encontrar nuevas coordenadas. Se requiere además de un helipuerto en Ciudad Perdida, aunque sea para la logística del batallón militar que se encuentra a proximidad. En efecto hoy en día aterrizan en las plataformas hasta helicópteros M17 con más de 10 toneladas de peso. Las necesidades de transporte de logística militar, de investigadores, de científicos, antropólogos y altos funcionarios causan el mismo problema a las plataformas. En 2014, bajo la dirección del doctor Fabián Sanabria en el ICANH se propuso efectuar una visita en noviembre del año pasado para determinar posibles coordenadas con siete expertos pilotos en vuelos de helicópteros, los subdirectores del ICANH y Parques Nacionales, y otros funcionarios. Dieron una ubicación para lo que podría llegar a ser un helipuerto de uso comercial para todas las empresas de turismo con uso reglamentado por la Aerocivil, el ICANH y Parques Nacionales. Es a esta última entidad a quien corresponde definir la capacidad de cargue, o sea, tanto el posible número máximo total de turistas que llegarían a pie y/o en helicóptero. Esa ubicación implicaría la reubicación de unos seis árboles que están localizados frente al posible sitio del helipuerto. Creo que podrían existir mecanismos para la reubicación o, en el peor de los casos, fórmulas de compensación efectuando siembras o reforestación en una Sierra Nevada que ha sufrido tanta deforestación. Una vez conocida la viabilidad técnica, arqueológica y ambiental del helipuerto, pensando que tal vez podrían existir algunas épocas del año u horarios en los cuales no se interrumpieran sus pagamentos religiosos, son las comunidades indígenas quienes tienen la última palabra. Obviamente nadie puede obligar a alguien a tener un helicóptero aterrizando en la mitad de la sala de su casa si no le provoca. En el pasado congreso de Anato me permití pedir a la señora Ministra de Comercio industria y Turismo, la doctora Cecilia Álvarez Correa, ayudarnos a coordinar una reunión entre todas las entidades que tienen que participar en la decisión a lo cual ella nos indicó que eso tendría que ser al más alto nivel. Obviamente semejante propuesta nos valió el día lunes 31 de agosto el honor de la primera página de El Tiempo indicando que se abría el debate. Personalmente pienso que no puede ni debe haber debate. Si los cabildos indígenas y los Koguis se pronuncian en contra de esa operación, se archivaría nuevamente la iniciativa al igual que en su momento se archivó la propuesta de teleférico que había efectuado el doctor Alfredo Riascos Noguera, en 1984. En aquella oportunidad las comunidades Koguis informaron que consideraban la implantación de un teleférico como una herida en la Sierra Nevada, lo cual respetamos profundamente. Es admirable el interés que despiertan nuestras poblaciones indígenas en el exterior. Para la Fundación Aviatur fue un orgullo haber presentado una exposición de fotografías de Tayronas en la Alianza Francesa de París, apoyando en el campo cultural a las poblaciones de la Sierra Nevada. Ahora, por iniciativa del señor Eric Julien, fundador de la asociación Tchendukua que apoya a los Koguis en temas de escuelas y compra de terrenos para lograr un acceso al mar, entre el 10 de octubre y el 2 de noviembre, tres koguis estarán presentes en diez ciudades de Francia y Suiza para dar a conocer su civilización. El 19 de septiembre llegó a Santa Marta una nave con los colores de los Koguis. Colombia carece de un arquetipo turístico nacional. La Sierra Nevada es algo único en el mundo. Es la montaña de mayor tangente a nivel del mar. Que Ciudad Perdida se vuelva el arquetipo turístico nacional... mejor que las mariposas amarillas, la pasión, el sol u otros símbolos del pasado que no son exclusivos nuestros. Ciudad Perdida debe volverse nuestra Torre Eiffel, nuestro Machu Picchu, nuestro Big Ben, nuestro Corcovado… Sería una maravilla que se dieran las condiciones, aunque sea durante unas temporadas en el año, para poder dar a conocer de nuevo ese sitio arqueológico en una forma accesible al turismo nacional e internacional. Como empresario del sector turístico, lo único que puedo desear es que Ciudad Perdida no quede perdida para siempre.
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