Praga, la ciudad de las cien torres

Sáb, 02/02/2019 - 19:02
Fui una vez a Praga porque parece que si no has estado allí no eres nadie y yo estoy empeñado desde pequeño en ser alguien, no sé quién quiero ser, esa es otra historia, pero alguien, del mismo m
Fui una vez a Praga porque parece que si no has estado allí no eres nadie y yo estoy empeñado desde pequeño en ser alguien, no sé quién quiero ser, esa es otra historia, pero alguien, del mismo modo en que enero es enero o febrero es febrero y la gente lo sabe. Preguntas a cualquiera a qué mes estamos en la zona del mundo más ignorante que quepa imaginar, y te lo dicen: marzo o abril, según. Y eso se debe a que cada mes tiene un carácter o signo zodiacal, que es lo que me falta a mí, carácter. Fui a Praga en otoño, aunque me mata el frío, porque cuando salía el tema en la conversación y confesaba que no había estado allí, me miraban como si fuera un tipo raro y yo siempre he querido ser normal, que no es incompatible, creo, con ser alguien. Me dije voy a ir a República Checa, sin darme cuenta de que al ceder al deseo de los otros mi personalidad, en vez de crecer, disminuía. Alquilé una habitación con terraza a 300 metros del Puente de Carlos y a 2 minutos a pie del Reloj Astronómico, dispuesto a tirar la casa por la ventana si a cambio de ello entraba la personalidad por la puerta. Al día siguiente de llegar a esa ciudad me levanté pronto y salí a la terraza para sentir las cosas que se deben sentir al contemplar el panorama. Llamé a mi hermana y se lo conté, oye! estoy en Praga, qué chévere, dijo ella. Te dejo porque aquí son las 2 de la mañana, ok, dije yo. Bajé y me puse a fumar en pijama, mientras  pegaba unas bocanadas noté que había brotado frente al hotel un montón de turistas atónitos frente a dicho Reloj. Luego resultó que no eran turistas, sino personas con mucha personalidad, les sobraba carácter. Sacaban fotos como si no hubiera un mañana y muchos sin querer me fotografiaron como si yo fuera alguien. Como fotografiaríamos un noviembre si los noviembres se pudieran fotografiar. Lo malo fue que salí en pijama y fumando, y en pijama, seas quien seas, no eres nadie.
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