Completan ya casi cincuenta años tratando de convencernos a las malas, con los cientos de miles de muertos y tragedias que su intento fallido implicó, y no pudieron: su propuesta armada no cuajó. A los Colombianos no nos terminó de cuadrar la posibilidad de ver a la guerrilla encabezada por Tirofijo, Bateman o Jacobo Arenas, o más recientemente a Jojoy, Reyes, Gabino o Cano entrando triunfante a Bogotá por la Séptima hacia el Palacio de Nariño, cual Che Guevara en Santa Clara.
Por más que quisieron imitar los sueños y estilo del argentino y el resto de los ¨barbudos¨ cubanos pro-soviéticos y vendernos la idea romántica del sacrificio revolucionario, la mayoría de colombianos no se identificó con la justificación de los bombazos, secuestros y fusilamientos que utilizaron estos grupos para tratar de hacer política; pues aún con la tibieza de nuestra democracia, aquí no existió el chafarote tipo Batista o Trujillo en los años sesentas, ni las dictaduras sin escrúpulos que se tomaron Surámerica en los setentas y ochentas.
Cincuenta años después, y ahora en los tranquilos atardeceres de la Habana, la cúpula de las Farc, en un ejercicio de introspección, debería preguntarse qué beneficio le ha traído a Colombia su lucha, o que han hecho por este país o esta patria que tanto dicen querer. Einstein definió la locura como intentar una y otra vez, hasta el cansancio, hacer lo mismo y esperar un resultado diferente. Cinco décadas de las mismas arengas, los mismos postulados, los mismos ataques, las mismas tomas a pueblos indefensos, las mismas emboscadas y los mismos métodos asesinos, han producido los mismos precarios resultados de siempre: un país que les da la espalda, una sociedad hastiada de su violencia, y un gobierno de turno que los invita a dialogar; y ellos, aún tan lejos del poder como cuando empezaron.
Hace treinta años Belisario Betancur les ofrecía más o menos lo mismo que Santos les ofrece en La Habana (discutir lo que entonces muchos llamaron las causas objetivas del conflicto, incluido el asunto de la tierra) solo que ahora, gracias a los ocho años de gobierno de Uribe, somos un país más impaciente. Por que podrán continuar con su guerra, solo que cada vez más lejos de la victoria, del sentir del colombiano medio y con la historia y la tecnología jugando en su contra.
Y a pesar de todo, este sigue siendo un país generoso: ya que no pudieron por las malas, ahora Colombia les da una nueva oportunidad para que traten por las buenas. No deberían desperdiciarla, ni olvidar que Chávez, por ejemplo, llegó al poder sin utilizar armas y se sometió a unas elecciones libres, y ganó. ¿Cuál es el miedo de las Farc a seguir el mismo juego? La historia de la UP acaso, como argumentan. Si bien es cierto que el exterminio de este grupo es innegable, también lo es que procesos como el del M-19 o el EPL siguen siendo exitosos, sino pregúntenle a Petro. ¿O Será que las Farc no han superado la costumbre de hacer política con un fusil apuntando a la cabeza? ¿Será por eso que quieren legislar desde La Habana, y desde allí desmantelar el ejército, hacer una nueva constitución y cambiar el gabinete de turno? ¿Es así como pretenden gobernar, y encima conservar su armamento? ¿De verdad creen estos grupos que el país es tan incauto?
Porque si su voluntad de entrar a luchar por el poder sin apretar el gatillo es genuina, pues ya va siendo hora que nos vayan diciendo cuales son las propuestas que tienen para ese país urbano que hoy es Colombia, con el 70% de su población viviendo en las ciudades y su número en aumento, muy distinto a la sociedad rural de hace 50 años cuando empezaron su lucha. Cuál es la propuesta que tienen las Farc para crear empleos, aumentar la calidad de vida de los 46 millones de compatriotas, o generar valor agregado a nuestra economía. Pues todos queremos sacar a los pobres de la pobreza, igual que ellos, pero no nos han dicho algo distinto al discurso socialista de la repartición de felicidad por partes iguales. Porque si algo hemos aprendido de los cubanos, y ahora los venezolanos,es que del discurso y la retórica no se vive, o se vive muy mal.
También deberían empezar a decirnos que harán en caso de que pierdan elecciones, ¿están preparados para aceptar la derrota?, para aceptar un no. Porque si entran al juego, para bien o para mal, van a perder y van a ganar. Y desde el otro lado cabe también preguntarse si el país está preparado para ver a los comandantes de estos grupos en el congreso, pues recordemos el malestar que causo Mancuso y compañía dando discursos a toda Colombia desde el púlpito del poder legislativo en Colombia.
Sería bueno, además, que nos empiecen a dejar saber cómo se relacionarán con el resto del mundo, aunque ya intuimos que seguramente se alinearán con el ALBA. Y que nos digan, clarito, cual va a ser su posición frente al conflicto diplomático que se avecina con Nicaragua y su ¨pal¨ Ortega por la decisión del tribunal de La Haya sobre las aguas de San Andrés. ¿Van a estar de este lado o del otro?
El país ya los juzgó por lo que han querido hacer por la malas, dándoles la espalda. Ahora, dependiendo de lo que puedan hacer por la buenas y como lo hagan, parafraseando a Fidel, será la historia la que se encargará de juzgarlos.
Y a pesar de todo, este sigue siendo un país generoso: ya que no pudieron por las malas, ahora Colombia les da una nueva oportunidad para que traten por las buenas. No deberían desperdiciarla, ni olvidar que Chávez, por ejemplo, llegó al poder sin utilizar armas y se sometió a unas elecciones libres, y ganó. ¿Cuál es el miedo de las Farc a seguir el mismo juego? La historia de la UP acaso, como argumentan. Si bien es cierto que el exterminio de este grupo es innegable, también lo es que procesos como el del M-19 o el EPL siguen siendo exitosos, sino pregúntenle a Petro. ¿O Será que las Farc no han superado la costumbre de hacer política con un fusil apuntando a la cabeza? ¿Será por eso que quieren legislar desde La Habana, y desde allí desmantelar el ejército, hacer una nueva constitución y cambiar el gabinete de turno? ¿Es así como pretenden gobernar, y encima conservar su armamento? ¿De verdad creen estos grupos que el país es tan incauto?
Porque si su voluntad de entrar a luchar por el poder sin apretar el gatillo es genuina, pues ya va siendo hora que nos vayan diciendo cuales son las propuestas que tienen para ese país urbano que hoy es Colombia, con el 70% de su población viviendo en las ciudades y su número en aumento, muy distinto a la sociedad rural de hace 50 años cuando empezaron su lucha. Cuál es la propuesta que tienen las Farc para crear empleos, aumentar la calidad de vida de los 46 millones de compatriotas, o generar valor agregado a nuestra economía. Pues todos queremos sacar a los pobres de la pobreza, igual que ellos, pero no nos han dicho algo distinto al discurso socialista de la repartición de felicidad por partes iguales. Porque si algo hemos aprendido de los cubanos, y ahora los venezolanos,es que del discurso y la retórica no se vive, o se vive muy mal.
También deberían empezar a decirnos que harán en caso de que pierdan elecciones, ¿están preparados para aceptar la derrota?, para aceptar un no. Porque si entran al juego, para bien o para mal, van a perder y van a ganar. Y desde el otro lado cabe también preguntarse si el país está preparado para ver a los comandantes de estos grupos en el congreso, pues recordemos el malestar que causo Mancuso y compañía dando discursos a toda Colombia desde el púlpito del poder legislativo en Colombia.
Sería bueno, además, que nos empiecen a dejar saber cómo se relacionarán con el resto del mundo, aunque ya intuimos que seguramente se alinearán con el ALBA. Y que nos digan, clarito, cual va a ser su posición frente al conflicto diplomático que se avecina con Nicaragua y su ¨pal¨ Ortega por la decisión del tribunal de La Haya sobre las aguas de San Andrés. ¿Van a estar de este lado o del otro?
El país ya los juzgó por lo que han querido hacer por la malas, dándoles la espalda. Ahora, dependiendo de lo que puedan hacer por la buenas y como lo hagan, parafraseando a Fidel, será la historia la que se encargará de juzgarlos.
