¿Qué significa en Colombia ser candidato por firmas?

Lun, 25/09/2017 - 04:04
Los últimos días ha sido novedoso escuchar que semana tras semana inscriben candidatos su aspiración presidencial con firmas, eso significa en pocas palabras que son independientes y que no tienen
Los últimos días ha sido novedoso escuchar que semana tras semana inscriben candidatos su aspiración presidencial con firmas, eso significa en pocas palabras que son independientes y que no tienen o no quieren un aval de un partido político. Esta es una realidad que va más allá de un simple trámite para iniciar una aspiración al primer cargo de la nación, la verdad es que hay una crisis profunda de los partidos políticos. En un sistema democrático como el colombiano la esencia del ejercicio político está determinado por el fortalecimiento de los partidos políticos, por tanto, rechazar, ignorar o no contar con el aval de un partido político puede significar varias cosas: no tener mayoría del partido para lograrlo, no compartir la ideología actual del partido, pensar que perderá una convención interna o una consulta abierta, entre otras razones. Lo más complejo de entender es que una persona que por décadas ha hecho parte de un partido para su aspiración presidencial no obtenga el aval, más aún cuando son políticos que se han identificado con unas ideas liberales, conservadoras, religiosas o independientes de un momento a otro decida irse por firmas. Independientemente de las razones que tenga cada uno para decidir la opción de firmas, es muy importante que eso no se convierta en una razón para evadir los compromisos que implica responder por el discurso programático en un partido, porque la verdad es que una persona que aspira por firmas hace muy difícil identificar su ideología y principios. Eso no significa que cuando los avala un partido siempre cumplan con el compromiso programático, el tiempo ha demostrado en Colombia que no siempre se cumple y ni los partidos políticos ni la ciudadanía han hecho veeduría suficiente para hacer cumplir los planes de campaña. Otra de las reflexiones que llama la atención es que muchos están utilizando el mecanismo electoral de las firmas para que no los identifiquen con el partido político en el que han militado por años, lo que también hace cuestionar el tipo de políticos que son o que serían, dado que una aspiración presidencial demuestra muchas veces la cúspide de una carrera pública por lo que cambiar al final del camino profesional de partido, también deja dudas que esa misma persona puede cambiar de ideas cuando tenga la banda presidencial, dado que no se debe a ningún partido sino a diferentes grupos e intenciones. Es importante tener en cuenta que para las elecciones del 2018 y ante la ráfaga de candidatos por firmas se votará entonces por una persona y no por una partido político, prácticamente los partidos elegirían al congreso de la república y los grupos de firmas al Presidente de la República, lo que también generaría una gobernabilidad muy cuestionable. Cosa diferente son las coaliciones entre partidos a lograrlas entre personas, porque para los primeros son acuerdos programáticos que se realizan frente a principios históricos de partidos frente a los segundos serían acuerdos de programas recién elaborados para la campaña. Otro de los casos que también está generando la proliferación de candidatos por firmas es el hecho de que algunos aspirantes están cambiando las reglas y los estatutos de los partidos para elegir candidato único de tal suerte que queden descartados varios candidatos y quede una sola opción a elegir al interior del partido, lo que también genera dudas para el candidato elegido dado que quedará al eliminar su competencia interna y obliga a los demás a irse por firmas para no traicionar sus principios, de lo que se concluye que el que gane tampoco es el mejor representante del partido. Pero por otro lado, también se debe pensar en ¿qué es lo que está pasando?, ¿Porque no encuentran tantas personas cabida en los partidos políticos?, ¿será que se convirtieron en fortines burocráticos y perdieron su esencia partidista?, los ¿partidos históricos colombianos también han desdibujado sus principios originales para pasar a atender cuotas clientelistas?, los directores de los partidos políticos eran personas de gran experiencia y respetabilidad hoy muchos son cuestionados y les queda grande dirigir tan complejas organizaciones políticas. Hay muchas razones para pensar porque terminar por firmas en tan importante aspiración. Lo más grave es el momento en que ocurre, si bien los partidos políticos se ha venido debilitando con los años también es cierto que estos últimos 7 años del gobierno Santos y con el proceso de paz con las FARC se replantearon muchos intereses, principios, ideologías y lealtades frente a los partidos políticos. La gran polarización por la que pasa hoy el país demuestra las afectaciones profundas al interior de todos los partidos. Por ello aunque el trasfuguismo no es novedad en Colombia, si demuestra una crisis política que llama la atención para lo que será la nueva recomposición del Congreso de la República y del Gobierno Nacional para el 2018. Finalmente, sin juzgar a quiénes se van por firmas o a los partidos políticos por dejarlos ir, nos queda una gran reflexión frente al nuevo sistema político que se está gestando en Colombia, con nuevos actores como las FARC , candidatos por firmas y unos partidos políticos débiles que soportaban en el pasado los avatares de la democracia. Por lo cual, si ha sido difícil exigirle a un Presidente elegido que cumpla con su programa de campaña siendo originario de un partido político será más difícil exigirlo a una persona que no le debe lealtad a ninguna organización colegiada sino a un grupo de amigos disímiles que apoyaron su aspiración. Esperar para ver qué pasará en las elecciones del 2018 que sin lugar a duda serán históricas para Colombia con un crecimiento pésimo de la economía, la más alta tasa de corrupción, la crisis vergonzosa de la justicia, el caos del sistema de salud, la posible descertificación a Colombia por el crecimiento desmesurado de los cultivos ilícitos, el crecimiento de la inseguridad ciudadana, entre otros muchos problemas que deberá afrontar el futuro presidente de Colombia, quien para gobernar necesitará un soporte institucional y político muy fuerte que sin partido político es muy difícil de sostener.
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