Ahora que re-vuelve la noticia del asesinato de los soldados por parte de las Farc en distintos puntos de la geografía y se mencionan críticas al proceso de paz promovido por el Presidente Santos, me “informo” en distintos medios y recuerdo los tiempos del General Paul Joseph Goebbels, Ministro de propaganda del Tercer Reich, e inevitablemente lo asocio a la forma como el expresidente Uribe manejó a su antojo el grueso de la opinión pública con la complicidad de algunos medios y líderes de opinión, especialmente cuando de acciones como esta se trataba.
Vamos por partes empezando por mencionar algunos de los principios atribuidos a Goebbels:
De esta manera diseñe mensajes sencillos como “fe en la causa” ó “ejército del pueblo” para que el grueso de la población se identifique con un bando u otro, se polarice y puedan seguir sacando jugosos dividendos económicos y políticos quienes han mandado, negociado, gobernado y apalancado sus réditos en los más huevones, porque insisto, y así no le guste a muchos, los soldados y guerrilleros rasos que caen en combate son peones en el ajedrez de una guerra buscando el poder, los unos para llegar a él y los otros para no perderlo. Son colombianos que tal vez no estarían muertos si hubieran tenido oportunidades para desarrollar su talento, como sí tuvieron los muchos líderes de opinión que escriben desde cómodos escritorios, o como políticos y delfines que diseñan un país a su medida desde amplios salones elípticos.
¿Héroes? No, ninguno de los caídos es un héroe, mártires con seguridad sí son. Héroes los Quintanas, Renterías, Ibargüens, Cueros, gente sencilla, luchadora y guerrera de oportunidades, buscando la gloria en un campo de batalla donde deberíamos ser potencia y desplegar todo un arsenal deportivo o científico.
Los soldados muertos en ambos bandos solo son pérdidas lamentables en una guerra inventada que hoy tiene negociando en una mesa la ambición de dos ansias de poder, los líderes de un estado incapaz de satisfacer con calidad las más básicas necesidades de los individuos que lo conforman, y los de un grupo que en la justa reivindicación de esos derechos perdió el norte añejando sus ideales en el whisky que toman en sus campamentos.
Mientras se negocie sin cese bilateral del fuego seguiremos viendo caer a nuestros mártires, mientras el afán hace que los medios infoxiquen a sus audiencias apelando a otro de los principios de Goebbels:
- Principio de simplificación y del enemigo único: Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
- Principio de la transposición: Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.
- Principio de la vulgarización: Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
- Principio de renovación: Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
