Uno de los puntos que el uribismo radical nunca ha dudado en criticarle al gobierno Santos es el del manejo de las relaciones exteriores, sobre todo con vecinos como Venezuela y Ecuador. Después de fuertes encontrones entre el ex presidente Álvaro Uribe Vélez y Hugo Chávez, fue casi un sacrilegio para el furibismo que Juan Manuel Santos se sentara en la misma mesa con el “amigo de las Farc”.
Esta semana, la visita de Mahmoud Ahmadinejad, presidente de Irán, a Venezuela como parte de su gira por Latinoamérica debe convertirse en una nueva alarma para el gobierno colombiano. Es entendible que Colombia mantenga unas relaciones diplomáticas normales con su vecino a pesar de todo lo que ha pasado en los últimos años por el bien de los empresarios (quienes, al fin y al cabo, han entendido que depender de Venezuela es un riesgo innecesario y han empezado a diversificar sus opciones). Siempre se ha sabido que Chávez es un tipo irreverente y con unas ideas radicales que en algunos momentos rayan en lo ridículo. Pero este ya es un tema distinto.
Los vínculos iraníes con grupos armados terroristas, la represión violenta de su propio pueblo y las violaciones a derechos humanos durante décadas deberían ser indicadores suficientes para evitar todo tipo de contacto con el régimen en Teherán. Sin embargo, el hecho más grave viene con los reportes de la Organización Internacional de Energía Atómica en los cuales se revela la clara intención iraní de obtener armas nucleares. Por supuesto, es fácil dudar de la independencia y objetividad de una organización cuando responde a órdenes desde Washington y cuando Oriente Próximo apenas se empieza a recuperar de la devastadora guerra en Iraq, iniciada por rumores falsos de armas de destrucción masiva. Sin embargo este es un riesgo que no vale la pena tomar.
El presidente de Venezuela está entrando en terrenos peligrosos. Y a pesar de que a Chávez le parece divertido provocar a EEUU, la situación no está para chistes de este calibre. Estar en un contacto tan cercano con líderes totalitarios y represivos como Ahmadinejad o Kim Jong-Un en Corea del Norte solo significa malas noticias para la región. Y en especial para Colombia.
El gobierno Santos tiene que acordarse y tener muy presente que Hugo Chávez no tiene problema con ser amigo un día y el más ácido de los enemigos al otro. El día de mañana, por ninguna razón aparente, Venezuela con su comandante en jefe a la cabeza puede tomar cualquier excusa para atacar a Colombia y con el respaldo de semejantes amigos la cosa se puede poner fea. Lo peor del cuento va a ser cuando EEUU nos de la espalda por haber estado de “mejores amigos” con el señor de al lado en vez de estar defendiendo lo que nosotros, al igual que EEUU, representamos.
No nos digamos mentiras. Somos mucho mas cercanos a las políticas injustas y mentirosas de Washington que las represivas e inhumanas de Teherán, Pekín o Pyongyang. Estamos en un punto donde nos toca escoger al menos peor, y a nosotros, como colombianos, nos interesa que se mantenga el Status Quo y que las cosas sigan como van (hasta cierto punto). No estoy pidiendo que se cierren las relaciones con Venezuela con este incidente. Estoy diciendo que Colombia debe imponerse y hacer saber al gobierno de Chávez que abrirle las puertas de la región a personajes como Ahmadinejad no nos interesa y que por lo menos nuestro país si tiene las agallas para defender lo que piensa.
Sobre Chávez, Santos y Ahmadinejad
Mié, 11/01/2012 - 18:28
Uno de los puntos que el uribismo radical nunca ha dudado en criticarle al gobierno Santos es el del manejo de las relaciones exteriores, sobre todo con vecinos como Venezuela y Ecuador. Después de f